lunes, 10 de mayo de 2021

JOISE MORILLO: MÁS ACCIONES. ¡HUMANO Y HUMANISTA MÁS, NO HUMANITARIO!

Ch. Darwin y H. Spencer desarrollaron sendos proyectos científicos  especulativos que defendían  la pre-existencia, la selección natural, la supervivencia  del más apto, considerando, la capacidad del individuo de sobrevivir a adversidades y avatares de la vida cotidiana en un ambiente ecológico donde la economía alimentaria no siempre fuera óptima, por lo contrario, las más de las veces precaria o difícil de obtener. 

En apoyo a esto anterior, se debe considerar que todo individuo -de cualquier especie- incluyendo al humano, ha debido salvar o enfrentar una lucha constante contra la depredación. En ésto, la especie humana ha tenido que luchar con  el avatar  antropológico que ha derivado de las desavenencias que ocasionan el manejo del poder,  tanto  en la historia, como en nuestros tiempos. Nietzsche crítica a esta cualidad señalada por los biólogos en sus hipótesis como una   cualidad  “humana demasiado humana” en sus aforos explica la condición que caracteriza al individuo respecto a su comportamiento, contemplando el instinto de conservación –que comulga con Darwin y Spencer- “autoestima” en los casos más sublimes y, egocentrismo, egoísmo, codicia, etc., en los casos severo. Todos comportamientos naturales que deslindan de lo humanitario. 

Esto, antes señalado, lo tipifica Sartre con sus postulados político literarios en “Escasez y el enfrentamiento de la   praxis” y en Escasez e historia, inspirados, del galimatías marxista, donde, se plantea –con mucha razón- lo humanista de su dialéctica científica y el desembarazo de la praxis humanitaria en comunión con la otredad y, en función de la concordia, solidaridad y paz, a lo cual hacen una desproporcionada alharaca. Sin embargo,  quienes aúpan este falaz discurso en pro de la eliminación de las clases, el advenimiento de la prole al poder y, la eliminación del Estado, ejercen todo lo contrario para consolidar tanta belleza. En cambio lo que sí han logrado es: aumentar la miseria y el terror. 

Para Sartre, según André Gorz, todo individuo se sabe determinante del otro y cada otro se sabe cómo sobrante en el mismo momento en que, con su praxis, quiere realizar el significado de para sí. Por consiguiente, en esta situación, cada hombre, por lejano y desconocido que sea, como inhumano aparece para todos los otros hombres y, al mismo tiempo, cada hombre se sabe inhumano para todos los demás. 

“Se trata de una estructura objetiva de mi ser, ya que soy realmente peligroso para los otros” 

Sartre igualmente determina a la escasez como productora de revoluciones, considerando la necesidad individual –que se hace colectiva- de sobrevivir. En este sentido, Sartre sentencia una máxima desiderata, cito: Contrario a Aristóteles que, determina las causas de las revoluciones, entre otras, de la envidia y los resentimientos políticos. 

“la necesidad que (a través de miles de años y muy directamente, hoy mismo) le impone ser exactamente lo que es” 

Igualmente contempla, que aun habiendo una gran riqueza de productos, el trabajo como praxis dialéctica, prevalecerá, pues  el hombre tendría la necesidad de recogerles en tanto que desaparecería la singularidad de la historia. 

Sartre enconado marxista, sin embargo, no toleraba el totalitarismo estalinista, al concebir la razón dialéctica como construcción antropomórfica  y no como resultado de un positivismo sin sentido o una pretendida acción humana, de este modo va contra todo dogmatismo o culto a la personalidad en función de hacer al hombre práctico, considerando la praxis dialéctica como el trabajo y, no el sumiso contemplado en la palestra de la extinta URSS. 

Qué es, lo que ha quedado, con su estalinismo, en el cerebro de los comunistas sintéticos del siglo XXI, nada nuevo que no sea la ambición del poder antes que toda causa filantrópica, para ello acuden al engaño tanto con el sofisma como con la soberbia y el cinismo. Su miseria se patentiza en el discurso rallado de acabar con la pobreza, mientras la única pobreza que acaban es la de los bolsillos de los tiranos sus acólitos y nepotes, y la que aumenta es la de la ignorancia y el esclavismo. El dogmatismo o culto a la personalidad se observa en una apología exacerbada hacia la persona de difuntos y líderes megalómanos, como el caso del chavismo venezolano y el castrismo cubano. 

De ahí que solo se identifica de ellos la miseria humana y no la piedad ni la benevolencia humanitaria. 

Joise Morillo
kaojoise@gmail.com
@kao_joi_lin
Venezuela EEUU

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