La
vida y obra del doctor Enrique Tejera París da, sin lugar a dudas, para un
amplio abordaje en el que se hacen presentes diferentes facetas que convergen
en la imagen de un hombre público que logró, a través de dos evidentes
pasiones, la política y la academia, dejar un vasto legado que trascenderá, o
al menos debería hacerlo, en un país en el que desafortunadamente parece privar
la memoria corta.
A
sus 96 años dejó de existir el pasado miércoles el doctor Tejera, quien además
de haber tenido un ejercicio parlamentario bastante activo, fue ministro de
Relaciones Exteriores en el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés
Pérez, correspondiéndole la tarea de reactivar los acercamientos con Colombia
haciendo énfasis en lo que compartían ambos países y no en una coyuntura como
la del Golfo que dividía a ambos Estados y que en 1987 había llevado a una
amenaza latente de un conflicto bélico entre ambos países. Fue entonces Tejera
París el conductor de una cancillería que lamentablemente 26 años después
parece sucumbir ante la improvisación y la discrecionalidad.
El
doctor Tejera París, a quien pese a lo avanzado de su edad era común verlo
caminar por los pasillos de la Universidad Central de Venezuela, tuvo siempre
el ánimo de luchar por una Venezuela en la que se recuperara la
institucionalidad. Por ello desde sus clases, entrevistas y artículos
enfatizaba sobre la forma cómo debía conducirse la ciudadanía para derrotar los
espíritus totalitarios que buscan acabar con cualquier asomo de disidencia.
Inclusive, en una muestra de la más rancia altanería, su vivienda fue allanada
en 2002 al ser acusado de conspirar, simplemente por haber señalado cómo debía
procederse ante una falta absoluta del presidente de la República, producto de
una eventual renuncia del jefe de Estado.
La
vasta experiencia y las vivencias del doctor Tejera París le permitían conocer
con propiedad los peligros del totalitarismo, habiéndolo vivido incluso en
carne propia cuando en 1951 debió pasar a la clandestinidad y salir hacia
Brasil cuando la cruel dictadura militar ordenó su detención. En Río de Janeiro
pudo convertir el amargo exilio en una experiencia académica interesante en la
que incursionó en el mundo de la docencia, perfeccionó sus enfoques sobre
planificación e incluso llegó a tener participación en actividades organizadas
por instituciones multilaterales.
Tiene
vigencia el legado y las enseñanzas del doctor Enrique Tejera para las nuevas
generaciones, pues los planteamientos y puntos de vista de este insigne
venezolano, gremialista e integrante de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales constituyen, sin lugar a dudas, no solo una fuente relevante para la
comprensión del derecho, la economía y la diplomacia, sino para entender lo
valiosa que es la libertad y lo imperativo que resulta recuperar la democracia.
Luis
D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
Caracas
- Venezuela
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