lunes, 16 de noviembre de 2015

LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., EL APORTE DE TEJERA PARÍS

La vida y obra del doctor Enrique Tejera París da, sin lugar a dudas, para un amplio abordaje en el que se hacen presentes diferentes facetas que convergen en la imagen de un hombre público que logró, a través de dos evidentes pasiones, la política y la academia, dejar un vasto legado que trascenderá, o al menos debería hacerlo, en un país en el que desafortunadamente parece privar la memoria corta.

A sus 96 años dejó de existir el pasado miércoles el doctor Tejera, quien además de haber tenido un ejercicio parlamentario bastante activo, fue ministro de Relaciones Exteriores en el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, correspondiéndole la tarea de reactivar los acercamientos con Colombia haciendo énfasis en lo que compartían ambos países y no en una coyuntura como la del Golfo que dividía a ambos Estados y que en 1987 había llevado a una amenaza latente de un conflicto bélico entre ambos países. Fue entonces Tejera París el conductor de una cancillería que lamentablemente 26 años después parece sucumbir ante la improvisación y la discrecionalidad.


El doctor Tejera París, a quien pese a lo avanzado de su edad era común verlo caminar por los pasillos de la Universidad Central de Venezuela, tuvo siempre el ánimo de luchar por una Venezuela en la que se recuperara la institucionalidad. Por ello desde sus clases, entrevistas y artículos enfatizaba sobre la forma cómo debía conducirse la ciudadanía para derrotar los espíritus totalitarios que buscan acabar con cualquier asomo de disidencia. Inclusive, en una muestra de la más rancia altanería, su vivienda fue allanada en 2002 al ser acusado de conspirar, simplemente por haber señalado cómo debía procederse ante una falta absoluta del presidente de la República, producto de una eventual renuncia del jefe de Estado.

La vasta experiencia y las vivencias del doctor Tejera París le permitían conocer con propiedad los peligros del totalitarismo, habiéndolo vivido incluso en carne propia cuando en 1951 debió pasar a la clandestinidad y salir hacia Brasil cuando la cruel dictadura militar ordenó su detención. En Río de Janeiro pudo convertir el amargo exilio en una experiencia académica interesante en la que incursionó en el mundo de la docencia, perfeccionó sus enfoques sobre planificación e incluso llegó a tener participación en actividades organizadas por instituciones multilaterales.

Tiene vigencia el legado y las enseñanzas del doctor Enrique Tejera para las nuevas generaciones, pues los planteamientos y puntos de vista de este insigne venezolano, gremialista e integrante de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales constituyen, sin lugar a dudas, no solo una fuente relevante para la comprensión del derecho, la economía y la diplomacia, sino para entender lo valiosa que es la libertad y lo imperativo que resulta recuperar la democracia.

Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
Caracas - Venezuela

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