Arrancó
una de las campaña más corta de la historia electoral venezolana, en tres
semanas tendremos una nueva composición en la Asamblea Nacional, con personas
que se han comprometido con los cambios que necesita el país, para progresar y
vivir en paz. Lo cual significa que votar por la opción que le puede ganar al
chavismo es determinante, es decir, la unidad. Al chavismo hay que demostrarle
que no somos los sumisos que ellos pretendieron crear, con consignas y
símbolos. El chavismo entró por votos y sale por votos. Siempre he dicho que la
sociedad venezolana esta despolarizada en la cotidianidad y polarizada en
elecciones, sobre todo en éstas por el asecho de un proyecto político de
dominación centralista y autoritario. Por ello, quienes asumieron la bandera de
la unidad democrática deben tener en cuenta las expectativas que la sociedad
tiene para votar por ellos, (nada en la vida es gratis) en cuanto a la
necesidad de propiciar la participación, transparencia, honestidad en el manejo
de los fondos públicos y con respecto al sentimiento ciudadano y que no sea una
simple consigna para ganar unas elecciones, como ha sido hasta ahora. Esto es
necesario advertirlo.
Porque la sociedad venezolana ha sido
maltratada por propios y extraños. Por el bipartidismo que se refugió en las
grandes maquinarias electorales, donde se producía dinero, para asesores,
marketing político, publicidad, con
mensajes huecos, sin contenido, que no le decían nada a nadie, pero por los que
la gente tenía que votar. Y por el chavismo que atendió para esclavizarlos al
PSUV. En efecto, ambos han contribuido con el alejamiento de la sociedad en
todo lo que es política, gobierno y gestión pública, la gente considera su
superación personal por él y su familia, no por las instituciones.
Esta dispersión social, que han creado
quienes nos han gobernado, ha sido gracias a la escasez de bienes que hace que
la gente procure garantizar tenerlos para mantener a su familia, como sea, por
eso ahora el bachaqueo, ojo no estoy justificando estos comportamientos, los
estoy comprendiendo en su dimensión humana. Estas personas consideraban que
bueno si ellos estaban bien, no importa lo demás, pero resulta que ahora no hay
beneficio para nadie, salvo la cúpula de boli burgueses y los funcionarios
públicos privilegiados, que son muy pocos.
Otro ingrediente que abona al
alejamiento es la hechura del Orden Social, que hasta ahora, se nutrió de los
caprichos de los gobernantes, no de las necesidades de la ciudadanía. El Orden
Social lo establecía el caudillo de turno, hasta que llegó la democracia que
degradó en populismo, pero igual eran las cúpulas (cogollos) de los Partidos
Políticos. Los gobernantes no fomentaron las redes ciudadanas, que conforman
cohesión social, porque en la atomización logran mayores beneficios personales,
en el ejercicio de un liderazgo personalista heredado del caudillo.
Entonces ciudadano le hablo a su alma
dormida, para que avive el seso y despierte, cómo se pierde tu calidad de vida,
cómo se viene el caos, tan callando. (Parafraseando a Jorge Manrique). Es
tiempo de que el ciudadano se empodere realmente del rol que le corresponde en
la sociedad y exija, reclame, apoye, participe, lubrique… Ya esa minoría de
edad a la que se refería Kant, no existe, la sociedad cumplió su mayoría de
edad, para decidir sobre su destino y asumir el reto de participar en
colectivo, para el logro de objetivos comunes. La fuerza de Tocqueville y el
espíritu hegeliano, están en la sociedad. Entonces, No te salves, como el poema
de Benedetti, que se los dejo para otra entrega.
Carlota
Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
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