En alguna ocasión
llegamos a pensar que un pollo asado por Bs 1.000 era caro. No asumimos en ese
juicio los costos que traduce ofrecer ese pollo al consumidor, que son muchos y
cada vez mayores, dado el analfabetismo de un gobierno ignaro en artes gubernamentales
y con énfasis especial en asuntos relacionados con todos los eventos sobre la
economía de quienes ejercen actividades para garantizar la oferta de bienes y
servicios. Hoy ese mismo pollo, con alguna hallaquita, podría ubicarse en Bs
2.000, lo que traduce más del 25 % del salario mínimo de un trabajador
venezolano. Porque en otros lares, con gobiernos más civilizados, es posible
que ese polluelo tenga un precio mayor, pero para el consumidor representa
apenas una hora de trabajo.
Nos referimos a
naciones desarrolladas como Estados Unidos y a otras que se jactan de creerse
“en vías de desarrollo” como lo son todos los países de Latinoamérica,
exceptuado el nuestro. Ergo: no es que el pollo, la hamburguesa y otras comidas
populares sean caras, es que este gobierno olvida que el pueblo come y que por
causa de tanta ignorancia revolucionaria y socialista carece de dinero para
hacerlo.
José Angel Borrego
periodistaborrego@gmail.com
@periodistaborr1
CNP-526
Anzoategui . Venezuela
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