La nueva entrega de la saga de James Bond pone en el tapete la amenaza
del espionaje global
Tal como el año pasado para
el día de año nuevo, fui a curar la resaca al cine, armado de un café y una
botella de agua mineral para apaciguar los efectos del champagne Blanc
de blancs, lo único que llamo champaña (y no ese ignominioso alquitrán
espumante que alguna vez bebí en Chile). Día excelente para ver —¡por
fin!— la más reciente entrega de James Bond.
En todo el planeta, desde Zambia hasta Nepal, gente que apenas entiende
la realidad en que vive sabe que el Reino Unido posee un servicio de
inteligencia llamado MI6, y que su empleado más secreto es conocido en el
mundo entero: es un espía que trabaja para defender al gobierno de su
Majestad. Su nombre es Bond. James Bond.
Como exige la netiquette y la civilización, los **spoilers en este post estarán resaltados,
en azul, así que pueden
saltarse esas partes para no dejarme con el cargo de conciencia y la desdicha
de haberles arruinado lo que de otra manera es una excelente tarde en el
cine.
La obra, dirigida nuevamente por el británico Sam Mendes (American
Beauty, Skyfall), es un Bond que no defrauda. Sigue el formato clásico y
todos los rituales de la obra. Comienza con una escena de acción vibrante ***Spolier. En este caso es una explosión
monumental en el Zócalo, en Ciudad de México, en plena Fiesta de los Muertos,
cuando nuestro Bond se dirige, inspirado por un enigmático indicio de la
desaparecida M (la inolvidable Dame Jude Dench), a matar al líder de
una organización criminal. La escena culmina con una desquiciada lucha en un
helicópero sobre miles de personas, escándalo que aparecería en las portadas
del Guardian y todos los periódicos.
La magia de este nuevo Bond, al menos desde la perspectiva de Chile
Liberal, es que pone en cuestión el tema más grave que afecta a la
humanidad actualmente, que es el espionaje de masas. Más allá que
Daniel Criag y Sam Mendes nos muestran a un Bond cada vez más humano, incluso
triste. Aprendemos que fue huérfano y que quizás hasta se enamoró (en el sentido romántico-burgués)
de Vesper Lynd (la deliciosa Eva Green), en Casino Royale. Bond sufre, llora,
incluso, por paradójico que parezca, está a punto de morir. Es borracho por
desesperación. Es mujeriego por un tema edípico no resuelto. Ya no tiene
derecho a hacer lo que se le antoja y como cualquiera, su trabajo está en
peligro y quizás hasta deba cambiar de carrera.
En el mundo de la guerra fría, cuando el periodista y ex funcionario del
gobierno británico Ian Fleming publicó
las aventuras del agente 007, ya era altamente controversial saber que los
gobiernos espiaban y, peor aún, concedían a ciertos individuos licencia para
matar. Ellos eran parte del programa "00". Fleming no sólo presentó
esta controversia al mundo en libros breves y facilísimos de digerir, sino
que fascinó a varias generaciones con las aventuras de este mujeriego y
bebedor de martinis.
Hoy, en el mundo post Guerra Fría, la amenaza es el terrorismo. Las
maquinaciones de los atacantes en algún momento se alojan en servidores y se
transmiten por medios electrónicos. En este contexto, el programa 007 es
"prehistórico". El servicio MI6 pasa por una
reestructuración y se fusionará con el servicio de inteligencia interno,
llamado, imprevisiblemente, MI5. En 007 Spectre, el nuevo jefe es un sujeto
que ve en la vigilancia de masas el nuevo medio de confrontar, desbaratar y
vencer al enemigo. El enemigo, por supuesto, somos tú y yo, cualquiera con
una cuenta de correo o un Smartphone. Bond es, sin gran ceremonia, despedido.
El agente secreto más famoso del mundo deberá ir como cualquier ciudadano de
a pie británico a inscribirse a la oficina de empleo (los infames JobCentres)
y buscar pega. Nos mataron al héroe.
El Gran Hermano y los 9 Centinelas nos observan Pero, ojo. No todo es así. No con Bond, James Bond. A pesar de los drones, el espionaje sigue siendo necesario. La tecnología empleada por un burócrata tras un escritorio no puede, ni debe, reemplazar a un ser humano que interactúa, que toma
decisiones. ***Spoiler. El Programa 007 no otorga licencia para matar, sino también
licencia para no matar. Así lo explica M a C, el nuevo funcionario a cargo de
la reestructuración de MI6. De paso, le dice, con modos no muy british,
que es un "arrogante y la concha de tu madre".
En el film no son pocas las alusiones a la
sociedad de la vigilancia descrita en la novela distópica "1984",
de George Orwell (figura inspiracional de Chile Liberal).
El espionaje de masas es una de las causas libertarias más emblemáticas.
Nunca en la historia el horror de un gobierno espiándonos ha sido más real. **Spoiler. En 007 Spectre, nos enteramos, peor
aún, que el arrogante C recibe información de la red Spectre, que
coordina atentados terroristas para así infundir el miedo en la población y
los gobiernos, de modo que los 9 países más industrializados del mundo pongan
en funcionamiento un sistema internacional de espionaje llamado "Los 9
Centinelas": la sociedad orwelliana en todo horrible esplendor.
Nos enteramos que Microsoft avisará cuando los
gobiernos nos espíen. La única esperanza de contener a los drones espías, los
funcionarios sapeando, las cámaras de vigilancia en cada esquina y la
entronización de un gobierno mundial es que resista el ciudadano de a pie.
Los gobiernos están decididos a proclamar al Gran Hermano.
En aquella oscura conferencia en que C asiste con los funcionarios "unelected"
de los otros 9 países, se proclama la necesidad de un poder mundial para
proteger a la población del terrorismo. "Un poder no elegido",
reclama M. Ésta es una cuestión esencial en el tema que sustenta a Chile
Liberal, y que versa sobre la legitimidad del poder. Estamos
todos de acuerdo, salvo los libertarios más lunáticos, en que un poder
político es necesario en la convivencia civilizada. Pero este poder es
legitimo cuando es elegido. No cuando personeros no elegidos toman decisiones
a escondidas y luego se deciden a proclamar un gobierno mundial.
Por supuesto que, al mismo tiempo, todo poder político, todo gobierno,
requieren actividades de inteligencia, las cuales inherentemente deben ser
secretas. La amenaza del terrorismo es real, lo vimos en las calles de París
el 2015 que acaba de terminar. Pero esto no legitima un gobierno mundial, y
menos aun un poder mundial por el cual nadie ha elegido — por el
que nadie ha votado.
Antes teníamos a un héroe que era un seductor empedernido, que conducía autos
de ensueño, y se encamaba las mujeres más bellas imaginables. El agente 007
le dio al desaparecido imperio de Gran Bretaña un lugar en el concierto
internacional. Hoy la democracia más añosa del mundo está amenazada. Mientras
Bond con sus gadgets y la complicidad de Miss Moneypenny y el joven ñoño Q
hacen lo que pueden, creo que es labor nuestra el combatir al espía que con
toda seguridad, en este preciso momento, nos está observando. No esperemos
nada de ningún gobierno.
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Vista previa del vídeo James Bond Shows His Softer
Side (Casino Royale Shower Scene) de YouTubeZona
de los archivos adjuntos
007 Spectre Official Trailer #2 (2015) Daniel Craig James ...
https://www.youtube.com/watch?v=7GqClqvlObY
22 jul. 2015 - Subido por Zero Media
007 Spectre Trailer 2 (2015) Daniel Craig James Bond Movie HD
[Official Trailer]
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