La voluntad del
pueblo ha sido ponerle un freno a la corrupción y la ineficiencia de un gobierno que nos
sumergió en la peor crisis de la historia.
La mayoría calificada de la Asamblea
Nacional producto de la voluntad popular
tiene el compromiso político de corregir los excesos del Estado
facineroso. Nos corresponde preservar la
unidad para no dar tumbos y marchar
juntos en la dirección correcta del cambio prometido.
Para restablecer la
institucionalidad del Estado venezolano comenzando por la Asamblea Nacional como instrumento de cambio político, con el
propósito de hacerlo más eficiente y auténticamente representativo de la
voluntad del pueblo.
Este año 2016 la crisis económica y social será muy fuerte y la situación política más
afanosa. Viene una intensa confrontación
desarrollada por el gobierno,
conflicto entre los poderes, y fuertes
apremios en los sectores sociales por la
escasez, la inflación y la carestía.
Necesario es preservar la
unidad.
El canibalismo político
y la utilización de la violencia junto a la estrechez mental, contribuyen a la
confrontación que lleva a la ingobernabilidad. Por el camino de la violencia no
vamos a ninguna parte; los problemas del país son demasiado serios como para
pretender taparlos con criterios autoritarios.
El caso de Venezuela ha sido
presentado como un modelo de inestabilidad política y social, con un trauma de
un “proceso revolucionario” violento y afincado en un modelo fracasado.
El reto
de Venezuela en este momento consiste justamente en superar las dificultades de
esta triste realidad. Se trata de fortalecer nuestros valores, de asimilar la
lección de la crisis actual y comprometernos a abordar esa realidad.
La actitud
del gobierno frente a los resultados electorales del 6 de diciembre, constituyó
un hecho de extrema gravedad. Manifestó una actitud intolerante, arbitraria y
prepotente, y al mismo tiempo reveló una hipersensibilidad frente a la derrota
inesperada. Situación ésta tanto más grave si tomamos en cuenta que se trata de
un gobierno que tenía el dominio del poder legislativo y que por tanto no
podría ser controlado en su administración ante el horrendo flagelo de la
corrupción.
Ante esta situación, el poder ejercido arbitrariamente, sin respeto
por los valores éticos fundamentales, conduce siempre al precipicio de la
derrota, como ocurrió el 6 de diciembre. Felizmente el pueblo habló. Ahora nos
corresponde preservar la unidad.
Jesús Alberto Barrios
R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob
Carabobo - Venezuela
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