Tenía tiempo obsesionado con
esa acción, la de abandonar y romper definitivamente con su admirado
Führer, su antisemitismo y el proyecto
nacionalsocialista que pasaba por la construcción del hombre nuevo, la Gran
Alemania. Pero la perversión del sistema, la corrupción en los altos mandos,
los giros de temperamento que había venido observando en Hitler y, el desprecio
absoluto por el ser humano del nazismo, le habían convencido que èse no fue el
proyecto por el cual se comprometió.
En medio de su esquizofrenia, Hitler gestó la Operación Barba Roja con el
fin de invadir la Uniòn Soviètica; pero debiò ser advertido por sus Generales
sobre el riesgo de abrir simultaneamente dos frentes de guerra. De allí la
teoría de haber enviado a su Secretario de confianza Rudolf Hess, a negociar,
en secreto, un acuerdo de paz con el Reino Unido. Esa fue la misión que
aparentemente, realizaba Rudolf Hess la noche del 10 de mayo de 1941, cuando su
aeronave se quedó sin combustible.
Fuga memorable, que me asaltó a
la mente cuando leí la del Fiscal 41 del Ministerio Público de Venezuela,
Franklin Nieves, cargado de bultos contentivos del expediente levantado contra
Leopoldo López Mendoza, por el que fue condenado a 14 años de prisión por la
jueza Susana Barreiros, sin probar delito alguno de los que se le imputaban.
Las reacciones fueron variadas, pero llamó mi atención la saña demostrada
contra Nieves, y no es para menos.
Durante 15 años fue brazo
ejecutor de represión de la dictadura: fabricó pruebas, acusó y envió a prisión
a estudiantes, madres, profesionales, políticos, faltó a su juramento de
abogado, de Fiscal y violó Derechos Humanos. Fue, en consecuencia, cómplice de
torturas, violaciones, desapariciones, lesiones y muertes. Hay quienes piden
con furor que los EE.UU no le dé asilo. Puede que tengan razón, en el deber
ser. Pero esos expedientes, aportados por quien fue actor del delito cometido,
son los que comprueban ante la comunidad internacional el talante de la
dictadura que nos oprime. Nieves asumió públicamente su participación, confiesa
su delito y está dispuesto asumir sus consecuencias, tal como lo declaró a Fernando
del Rincón en CNN.
“No somos ellos”, les gritó Vàclav Havel a una multitud que quería linchar a los sicarios del régimen comunista venido abajo.
Juan Jose Monsant
Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant
El Salvador
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