sábado, 9 de enero de 2016

MAURO PARRA, CARTA ABIERTA AL GENERAL EN JEFE VLADIMIR PADRINO LÓPEZ.

«Las fronteras se borran cuando  es cuestión de implantar el derecho y la paz  o aplastar la tiranía»  Simón Bolívar.

Distinguido ciudadano  general con entrega al culto  y protección de la Patria:

Usted posee el mismo grado militar del Libertador, cuando se le tituló «General en Xefe del Exército del Norte», en aquellos críticos momentos en los que las fuerzas libertarias fueron dirigidas a las campañas de Quito y el Perú. Ese es un legado que estoy seguro usted defenderá y promoverá con honor.

Quiero, como ciudadano, escribirle al ciudadano y general para hacerle llegar mi preocupación por los destinos inciertos que lleva nuestra amada Venezuela bajo un gobierno autocalificado de socialista, comunista  en el fondo, y poco democrático. Creo con firmeza que usted cree en Venezuela, en su democracia y en los deberes que le impone la Constitución Nacional. Para ello describo en forma sucinta los atributos que su alto cargo tiene en defensa de los más altos destinos de este país, vapuleado por los mismos venezolanos que temporalmente  gobiernan. Pero esta no es la causa de mi atención ahora sino tener la certeza irrenunciable de que usted defenderá -y una vez juró usted defender- lo que conocemos como la Ley de leyes, con todo el fervor y la dedicación que su alto cargo político le demanda. En razón de que soy un adulto mayor  ya no puedo  definirle como mi comandante, mi jefe castrense, por estar legítimamente exento de todo servicio militar.

Es de mi interés personal como venezolano, como ciudadano común del país, en ejercicio de mis derechos civiles presentarle este recuento de lo que creo son sus propios deberes y limitaciones  otorgados por la Constitución Nacional que nos dimos en jornadas democráticas de comienzos de este siglo y los que todo ser humano de este país posee, ya sea por ley divina o los  reglamentos y leyes que rigen nuestro comportamiento civil, como venezolanos. Pero antes quiero aclarar que entiendo de usted,  como Ministro de la Defensa está ahí, también temporalmente, para defender la República de cualquier amenaza externa e interna que pueda ocurrir como la invasión castrista de los años sesenta, las incursiones por fuerzas del mar de nuestros vecinos en el Golfo de Venezuela y las que pudiesen  suceder durante su mandato  militar. Pero usted también es «Ministro de la Ofensiva», porque no se puede defender nada sin asumir una actitud de contraataque. Debo hacer énfasis de que usted   es el único militar de carrera, activo, con un cargo político y entiendo lo está ejerciendo.

En realidad, cuando me refería a sucinta aclaratoria, es así, muy breve recordatorio:

1)      El Artículo 328 de la Constitución Nacional deriva su importancia porque es el delineamiento entre lo militar y lo civil. Imagino que es tema de suma  consideración su cumplimiento  en las reuniones estratégicas del estamento  militar de nuestro país, desde cuando se permitió el voto a militares  más no su  participación en el debate político.

2)      Milicias y comunas. Estos dos conceptos en la organización social y militar del país, deben ser de escrutinio profundo para evaluar su legalidad constitucional. El 328 es contundente  respecto a la conformación de nuestro componente bélico. Son cuatro las fuerzas autorizadas. No necesitamos una quinta fuerza por ser inmiscuida, interpuesta y de costoso mantenimiento por cuanto no estamos en guerra.  Así mismo,  debe ser sujeto  a reevaluación   el pretendido gobierno comunal, o «asamblea paralela» promulgado como un legislativo adicional que no tiene asidero legal  y no ha sido electa por el soberano.

3)      EL Artículo  326 es de impostergable cumplimiento y a cabalidad, porque exige promover la paz, independencia, democracia, justicia y la  satisfacción de las necesidades individuales, que todos sabemos están  mal administradas por decretos y legislación que coartan la producción nacional por parte del el ente gubernamental, del cual usted forma parte. De este  artículo dependen muchos renglones que requieren su atención y pone en sus manos la ejecutoria en alguna proporcionalidad, la seguridad de la Nación, amenazada por  el terrorismo y el tráfico de estupefacientes. La Asamblea Nacional está encargada constitucionalmente de promover la solución de los requerimientos del  pueblo, pese a que el oficialismo se ha irresponsablemente dedicado a sabotear, en franco filibusterismo, el ineludible compromiso de paliar y eliminar el sacrificio físico y las penas del pueblo ante la escasez generalizada.

4)      Entre las muchas cosas que usted no puede hacer es militar en un partido político, como algunos lo señalan. Pero si me gustaría que usted y el señor presidente  defendieran con fervor y  otorguen  a millones de venezolanos y a mí, nuestro derecho a disentir.  No debemos perder la oportunidad de enrumbar el país a la legalidad y la prosperidad que también están siendo enturbiadas por mala praxis política de sectores de poder desadaptados.

5)      La fuerza armada, custodio del legado del Libertador, debe tomar cartas en el asunto  sobre el verdadero rostro de Simón Bolívar. Aquí no hay acuerdo posible. Vean su iconografía completa que existe en museos  y en la Academia Nacional de la Historia. La pequeña y reducida que poseo en algunas publicaciones me indica que el más fiel retrato de Bolívar es el dibujado en Lima en 1828 por José Gil de Castro. El libertador no luce como extraño en este ni el que aparece detrás de Maduro en sus alocuciones cotidianas. Los modelos para las estatuas ecuestres y los bustos que adornan  las plazas en todo el país  lo indican como un militar valiente, apuesto espléndido y lúcido.
 
Con mis respetos,
Mauro Parra
jmpzc@yahoo.com
@parratiticastro

Miranda - Venezuela

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