
Ningunos otros
«asuntos de interés público» inquietan y enfadan más en el Mundo que la
«Libertad» y «Juicio». Cuando una persona pide la primera, vehementemente
grupúsculos con [poderosos] nexos urden encarcelarla por «amotinamiento» y a
quien con persistencia se muestre pensador nunca faltarán quienes lo sitien:
empero, no sin antes advertirle «que evite nadar en lo profundo de ciertas
cosas» porque podrían ahogarlo y hacer que permanezca inhallable en el fondo
donde la existencia ya no escuece.
Todos caminamos en una «cuerda siempre floja
y frágil», motivo por el cual en cualquier momento precipitaremos hacia eso
enrarecido que nos mueve en un escenario o nos desaparece de él.
La vida es una
peligrosísima aventura en la cual agresores, humillados y ofendidos cohabitamos
promiscuamente. Un día el que estuvo en «decúbito» irrumpirá «falotrador» de
ese que lo sodomizaba. Lo llamarán «líder» porque nada es más importante que la
venganza o vindicta. Violadores lo son y serán sólo durante breves lapsos e
igual defensores de la «impartición de justicia». El «liderazgo» es pariente
cercano del «hartazgo» y encuentra en la «conspiración» su letra no muerta, esa
que temprano publicará en todas las «redes de disociados».
Luego de satisfacer
sus necesidades más elementales (beber agua, comer alimentos y resguardarse
frente a diversos avatares), de prisa los «seres menos inhumanos» intentan asociarse
territorialmente en los lugares más propicios: donde, también rápido, todos
platican sobre la «Libertad» y «Juicio» mientras se revuelcan en el lodo.
Colisionan, pero irguen de nuevo en la «maestranza» donde se «lidian» unos a
los otros. Sin embargo, a mitad de
cualquier caótica discusión se impone la «Razón Robusta» y ella dicta que con
«ataduras» o «mordazas» los racionales no pueden subsistir dignamente
subsistir.
El «Caos» parió una
«Civilización» que todavía no se despoja de sus aparentemente fortuitos
enemigos. En su centrífuga se aparean quienes respiran y están «enlodados». Es
decir: todos. Nuestra especie puede ser «inteligente» a la vez que «viciada de
una brutalidad» claramente «conspirativa». Es más divertido y fácil vivir bajo
el «Principio de la Perversidad Psíquica» que sujetarse al «Orden», la «Lógica»
y «Entendimiento» que hacen posible la instauración y permanencia de las
sociedades. La Libertad que gemela de la Perversidad se sabe tentada a
participar en las fraternas y destructivas juergas de su consanguínea: por ello
no la convida a edificar ni fomentar las mejores y civilizadas condiciones de
existencia de la Humanidad, ello aun admitiéndose su hermana. No la segrega
tras fijarle límites a sus actos por cuanto es impertinente.
La «Libertad» y
«Juicio» no pierden majestad, pero sí adherentes en tiempos de carroñeros
(falaces conciliadores) que pretenden
«aventavejarnos» mediante la conjugación del verbo pacificar.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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