Avanzamos a paso
apresurado hacia una catástrofe económica y social como consecuencia de
desaciertos recurrentes, malas formulas administrativas y amplia corrupción que
impide normalizar algunas de las emergencias sociales (abastecimiento de comida
y medicina). Los parámetros económico-sociales de la transición son
determinados por la situación mundial del petróleo. Eulogio del Pino, Ministro
de Minería y Petróleo, lo expresó con claridad: por los bajos precios del
petróleo, se ha ocupado el 90 por ciento de la capacidad del almacenamiento
mundial. De continuar esta tendencia, se llegará al 100 por ciento durante el
primer trimestre del 2016.
“Cuando eso pase, pudiéramos estar en puertas de una
catástrofe” (18.12.15). Efectivamente: con la caída del PIB del 10%, la
inflación en más del 180%, el déficit fiscal de dos dígitos, las reservas
internacionales “evaporándose” y usando preceptos económicos atolondrados y
dañando todo lo que tocan. Esta imperando una sensación de angustia y desespero
en la cúpula de gobierno, el término exacto para describir la situación es
“catástrofe”.
La ecuación
salvadora.
Urge un “gran
entendimiento nacional”. Establecer un nuevo Centro de Gravedad de la política
venezolana y definir nuevos parámetros del polígono de planeación
político-económico para un periodo de transición para SALVAR A VENEZUELA, se
debe lograr que las fuerzas políticas del país lleguen a una tregua, que
permita acometer acciones coherentes y sustentables en mediano plazo. A todos
nos queda la tarea de operacionalizar los parámetros y optimizar los resultados
posibles. Este esfuerzo debe estar deslastrado de mentiras, oportunismos,
cálculos electoreros y corrupción. Ante
la incapacidad de adaptación Darwiniana de la cúpula gobernante y el
revanchismo atávico de los “salidistas”, no será fácil construir un programa de
salvación nacional con un clima de pugnacidad, hostilidad y sectarismo que
caracteriza al PSUV y MUD; máxime cuando a la ecuación salvadora le falta una
variable fundamental desprendimiento. ¿Hay cabeza, corazón y coraje para la
transición pacífica?
La ofensiva final de
la oposición se inicia en enero 2016, desde el sector institucional ¿El
objetivo estratégico consiste en izar la bandera de la MUD sobre el Palacio de
Miraflores dentro de seis meses (Ramos Allup)? El gobierno ha respondido a esta
amenaza, tratando de perpetuar su control de la estructura estatal
(nombramientos o rotación de ministros, TSJ, decretos o leyes habitantes, etc.)
mediante un Blitzkrieg (guerra relámpago) institucional preventivo. Reclamando
ambas partes el mismo derecho a gobernar, sucederá lo que Karl Marx formuló con
su habitual ironía: “Entre derechos iguales decide la fuerza (Gewalt)”. Para
que esto no suceda es menester concertar un acuerdo nacional despolarizado y
salvador.
La batalla final
tendrá, por consiguiente, tres fases. Se inicia en el campo institucional
(Parlamento, Tribunal Supremo de Justicia y Presidencia). Cuando ambas partes
movilizan su base social, pasará a la calle. Ante la creciente ingobernabilidad
y amenaza de “caos”, los militares tomarán el poder. La VI República nacerá,
por lo tanto, y muy probablemente, en un parto violento, comparable al de la V
República -excepto que un sujeto razonable y poderoso tome en serio la
sabiduría del gran Florentino: es la hora de la concordia oppositorum-. Pero
¿cuándo, en la historia de la lucha de clases, les ha importado el bien del
pueblo a los protagonistas?
Los ciudadanos no
deben dejar la solución solo a los políticos, urge crear mecanismos y actitudes
de paz, entendimiento y fraternidad venezolanista. De que se puede se puede…
Salvemos a Venezuela.
Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
inpresjubiladosypensionados@gmail.com
@rvjuandedios
Solidaridad Independiente
Caracas - Venezuela
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