sábado, 20 de febrero de 2016

LEONARDO MORALES P., HASTA LA ORILLITA

Sin amenazar con sacudones, revolcones y cuanto movimiento brusco pasará por la mente de Maduro para hacer sentir falsamente la reciedumbre de su gobierno, al fin, se presentó ante el país y luego de unas cuantas latosas horas pasando repaso de discursos anteriores, recordando motores que finalmente no arrancarán, el presidente anunció, suponemos que tembloroso y sudoroso, una serie de medidas que descansaron en alguna gaveta más de dos años.

Etiquetar las medidas de neoliberales o no tiene poco sentido. No importa que no las impusiera el FMI, las tomó por recomendación de ellos o de otros, teniendo presente que en cualquier eventualidad se pudiera acudir ante el organismo. Sí la revolución ha de sobrevivir que importa una ayudadita del mismo diablo.

No ha debido ser fácil. Cuántas veces practicaría ante el espejo “...y se amentará…”, “…y se devaluará en…” Lo cierto es que luego de muchas amenazas al fin afloró algo de valor, no mucho pero algo.

Desde los tiempos de Caldera II no se había ajustado el precio del combustible, cerca 20 años con los precios anclados. El recuerdo del mal llamado Caracazo atemorizan a los altos jerarcas rojos. El aumento de todas maneras luce incongruente: por un lado, hay un aumento de la gasolina de 91 octanos a un precio que está por debajo del valor de producción y, por otro, la de 95 octanos sextuplica su precio de producción. Acaso se estará insinuando la eliminación en el corto plazo la gasolina de 91 octanos, es la pregunta que ronda por todos lados. Es de suponer que el muy nervioso Maduro en su papel de estadista olvidó mencionar el nuevo precio del diesel que también se vende por debajo de su precio de producción.

No se fue a una sola banda cambiaria y mantendrán dos: una, para los amigos del régimen, que se establece en 10 Bs. por dólar, lo cual sigue siendo un gran negocio, business are business, y, la otra, de libre flotación que arrancará en 200 Bs. por dólar, cuya facilidad de acceso será la misma que tienen los pacientes oncológicos a sus medicamentos.

El show debe continuar y para coger un respirito Maduro les ofreció a quienes menos ganan un aumento que, entre sueldo y ticket, llegaría a los 24 mil bolívares. Así es, algo menos de novecientos bolívares diarios para que el grupo familiar pueda desayunar, almorzar, cenar, vestirse, pagar servicios, educación, en fin, un gran ingreso para un país inexistente.

Las medidas son insuficientes, no van muy lejos y sus resultados serán muy tibios, sobre todo cuando se tiene un gobierno cuyo máximo conductor no exhibe las cualidades necesarias para que la confianza se establezca plenamente y los factores económicos dispongan de la seguridad de que sus esfuerzos no correrán la suerte de aquellos que apostaron por hacer de Venezuela un país productivo.

Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP  

Caracas - Venezuela

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