El bachaquerismo es la acción realizada
por personas inescrupulosas que adquieren los productos de primera necesidad a
un precio subsidiado por el gobierno, es decir muy barato, y lo revende a
precios exorbitantes, ganando con ello hasta el 1000% de su valor. Esta acción
ha pasado a ser una forma de vida de familias completas, que han hasta
abandonado su empleo normal para fomentar estas redes perniciosas y dañinas.
Esta realidad se ha agravado en grado superlativo porque el gobierno, que no da
pie con bola, rediseña la política de abastecimiento de la mercancía de los
grandes almacenes, llámese Bicentenario, Unicasa… a las pequeñas bodegas y
casas familiares, claro de personas a afectas al chavismo, vale decir,
inscritas en el PSUV, que además estén patria o muerte con la revolución, de
allí las preferencias con los familiares y amigos, luego la exclusión de la
gente que saben es opositor a esta bochornosa revolución. Pero lo más cruel es
que el grueso de la mercancía lo entregan a las redes del bachaquerismo, frente
a todo el mundo, la gente se queda con los ojos claros y sin vista, cansada de
horas y horas de hacer cola, impotente y con lágrimas en los ojos, dicen: ¿qué
le llevo a mis hijos? Dios ¿qué llevo para mí casa? Se ponen la mano en la
cabeza.
Podíamos decir que peor que eso no hay
nada. Pero como siempre podemos estar peor de lo que estamos, demostrada esta
máxima con nuestra reciente historia contemporánea, ya que decíamos: no puede
haber nada peor que AD y COPEY, llegó Chávez, no puede haber nada peor que
Chávez, llegó Maduro... Resulta que esta práctica del bachaqueismo ha llegado a
niveles de alto gobierno, el Gobernador del Estado Anzoátegui es el bachaquero
mayor. Sólo cambia el precio de la mercancía, ya no se trata de dinero, sino,
del voto. Valor que es mucho mayor que el dinero, porque ese voto puede
perjudicar al resto de la sociedad. En
efecto, este intercambio que realiza a diario Nelson Moreno en las comunidades
deprimidas del Estado Anzoátegui, forma parte de su campaña para la Gobernación.
Sólo que en cada visita a Brisas del Mar, El Viñedo…no entrega una propuesta
política, ni una expectativa de cambio para nuestra sociedad, sino, un pollo,
arroz o espagueti…en un acto de manipulación despreciable. La gente pobre, y
los no tan pobres, compran o reciben la bolsa de comida, pero ¿cómo se
sienten? En su interior:
humillados.
Esta acción es tan o
más reprochable que la primera, porque las familias venezolanas que bachaquean
y se prestan para forma parte de una red perversa de descomposición social, lo
hacen, unos para sobrevivir – lo cual tampoco es justificación - y otros
repotenciaron su “vivo criollo” y
“jugando a vivo” se han enriquecido a costa de la economía de la mayoría de los
venezolanos. Pero que sea el Gobernador
del Estado el que se aproveche de la necesidad de la gente para luego llevarle
“una bolsa de comida” como un acto de generosidad, para comprar el voto, es más
que reprochable, además, digno de desprecio público. Ustedes dirán: pero eso se ha hecho siempre
así. ¡Sí! y miren cómo estamos, por hacer eso así es que estamos como estamos.
Si ese accionar es saludable estaríamos bien, pero no estamos bien, quiere
decir que está mal y además que hay que cambiar esa realidad.
Esta evolución ha
sacado lo peor de los venezolanos. Desde el “acátese pero no se cumpla” de la
colonia hasta ahora el venezolano ha buscado los caminos verdes, el amiguismo,
el compadrazgo, el soborno, para lograr sus objetivos propios, profundizando un
comportamiento individualista y de “sálvese quien pueda”, sin objetivos como
comunidad. El venezolano ha trabajado más el concepto del triunfo, para gana
prebendas inmerecidas o elecciones, que la satisfacción por el logo por
objetivos comunes. Es hora que la sociedad
venezolana cambie este comportamiento y comience a exigir respeto de la
dirigencia política, para ello debemos respetarnos, apreciarnos y querernos
nosotros.
Carlota Salazar Calderón
Carlotasc@gmail.com
prensaanzoplural1@gmail.com
@carlotasalazar
Anzoategui Plural
Anzoategui - Venezuela
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