Estimado Dr. Escarrá
Si la memoria no me falla, la última vez que lo vi en
persona fue por allá por el año 2010, cuando me encontraba detenido en el
Centro Penitenciario de Occidente, acusado de un delito que no cometí. A
comienzos de ese año, hubo una audiencia en los tribunales y usted tuvo la
amabilidad de asistir y de acompañar a mis familiares. Los periodistas que
asistieron aquel día al edificio nacional, donde funcionan los juzgados penales
del Táchira, le hicieron algunas preguntas y usted tuvo la gentileza de asumir
mi defensa señalando que se trataba de un juicio político y amañado orquestado
por dirigentes del oficialismo.
Después de ese día no lo volví a ver en persona. Pero no
dejé de estar pendiente de sus actuaciones públicas y de sus continuas
apariciones en los diferentes medios de comunicación social formulando duras
críticas contra el gobierno del difunto Hugo Chávez. Contrariamente a lo que
hacía su difunto hermano Carlos, quien siempre estuvo al lado de la revolución,
defendiendo a diestra y siniestra las barbaridades, desafueros y los desvaríos
del comandante intergaláctico, usted tuvo sus altibajos con el socialismo del
siglo XXI. A usted le calza muy bien el slogan que utilizó el gran Graterolacho
para identificar aquel semanario humorístico llamado El Camaleón: un rato con
el gobierno y otro con la oposición.
Hurgando en las redes sociales, encontré en You Tube una
entrevista que le hicieron a usted en el famoso programa “Primer Plano”, que se
transmitía por la desaparecida señal libre de RCTV bajo la conducción de Marcel
Granier. Ese capítulo, transmitido el 11 de diciembre de 1998 lo muestra a
usted como flamante Senador de la República, electo en la tarjeta del MVR. Allí
usted defendió la Asamblea Nacional Constituyente promovida por Hugo Chávez
como la gran solución para todos y cada uno de los problemas que aquejaban a
Venezuela.
La historia se encargó de demostrar que la Constituyente
de 1999 no resolvió ni uno solo de los gravísimos problemas que tenía el país.
Todo lo contrario: los agravó. La ANC de 1999 sólo sirvió para una cosa: para
darle más poderes al Presidente Chávez y facilitar su proyecto político de
convertir a Venezuela en un país comunista, totalitario, ruinoso y empobrecido
como el que hoy tenemos.
Según he podido indagar, mucho antes de que usted
decidiera meterse en las filas del MVR y en el Comando de Campaña de Chávez,
usted militaba en las filas del partido social cristiano Copei y era muy amigo
del difunto Rafael Caldera. Eso quiere decir, simple y llanamente, que como
muchos revolucionarios que hoy se rasgan las vestiduras en defensa del
Socialismo del Siglo XXI, usted tuvo su pasado cuarto republicano. He allí una
verdad de perogrullo: todo revolucionario lleva en su sangre el ADN verde o
blanco. Ninguno vino de marte.
Luego de convivir y seguramente aprovechar los primeros
años de la revolución, las relaciones entre Hermánn Escarrá y Hugo Chávez, se
deterioraron a partir del año 2006. Tal parece que el comandante golpista no
accedió a darle a usted el “cambur” que estaba pidiendo, seguramente un puesto
en el Tribunal Supremo de Justicia, y a partir de allí se produjo un
distanciamiento que se hizo evidente el 28 de enero de 2007, cuando en
representación de una cosa que se llamó Comando de la Resistencia, usted
convocó a la oposición a movilizarse y
tomar las calles. “Nosotros no podemos seguir en una estrategia replicante”,
dijo usted aquel día.
El 1 de septiembre de 2007, Hermánn Escarrá era todo un “opositor”
consumado. Estaba recorriendo el país haciendo campaña contra la revolución:
“Te reto nuevamente, en el escenario que quieras, en VTV, en Miraflores, en la
plaza que quieras escoger para que debatamos sobre este proyecto de usurpación
y tiranía que el pueblo venezolano no va a aceptar”, dijo usted a propósito del
referendo planteado por Chávez para modificar la Constitución.
Pero eso no es todo. Usted se convirtió en el proponente
de lo que se llamó pomposamente “la marcha sin retorno”. La idea era que un
millón de personas caminarán hasta el Palacio de Miraflores y se quedaran allí,
frente a la sede del poder ejecutivo, hasta que Chávez renunciara. “Esa marcha
tiene objetivos, tiene cronograma, tiene finalidad, tiene lugar de llegada para
no regresar más nunca”, dijo usted. La famosa marcha, por cierto, nunca se
hizo.
En diciembre de 2007, tras conocerse los resultados del
referendo convocado por Chávez para modificar la Constitución, y ante los
rumores de que el jefe de estado no iba a reconocer los resultados, usted dijo:
“en estos momentos se está consumando el golpe de estado a la constitución y a
la democracia. Estamos en las horas del fraude del régimen para anular la
voluntad mayoritaria expresada hoy por los electores. Se le quiere asestar un
duro golpe a la soberanía de la nación (…) el fraude a la soberanía tiene por
objeto esencial la perpetuidad sedicente en el ejercicio del poder de parte de
un Presidente Usurpador al pueblo y a su facultad de Poder Constituyente
Originario”.
Para que no quedaran dudas de que usted estaba contra la
revolución, dijo: “nos oponemos a este régimen de inspiración castro comunista
que rechazan claramente los ciudadanos y ciudadanas y la mayoría del pueblo
venezolano”.
El 8 de diciembre de 2008, la prensa reseñó una denuncia
que usted, Hermán Escarrá, realizaría ante la Corte Penal Internacional contra
Hugo Chávez para lograr la inmediata liberación de los “Presos políticos o
presos de antojo”. En el programa La Entrevista, de Miguel Angel Rodríguez,
usted explicó que la denuncia en la CPI era para defender “a quienes están
injustamente detenidos violando todo el derecho internacional de los DDHH y la
constitución de 1999”.
Sus palabras aquel día fueron estas: “Vamos a formalizar
la acusación penal contra el régimen por la violación grave del derecho
internacional de los DDHH. Vamos a defender a
los presos de antojo, presos políticos, exiliados, secuestrados (…) El
más grave daño que se le ha hecho a la nación en materia de DDHH desde que
Rómulo Gallegos fue presidente de la Comisión Interamericana de DDHH lo ha
hecho Chávez”.
El 19 de diciembre de 2010, la prensa reseñó
declaraciones de Hermán Escarrá, en las que señala que “Hugo Chávez es un
irresponsable y chantajista moral (…) llamo a las Fuerzas Armadas a que no se
pongan de cuclillas ante el régimen autoritario de Chávez ni ante un proyecto
personalista”.
Pero al comenzar el 2013, el camaleón regresó y dio un
nuevo salto hacia atrás. Ese año, desapareció misteriosamente el Escarrá
opositor, y apareció el Escarrá gobiernero y revolucionario. El 13 de enero de
2013 usted declaraba a los medios de comunicación que “no hay vacío de poder por la enfermedad de
Hugo Chávez. No hay falta temporal ni hay falta absoluta. No existe la figura
de la falta en este momento, porque hay un hecho sobrevenido y hay un permiso
otorgado por la Asamblea Nacional. En el orden jurídico, está permisado el
Presidente reelecto para hacerse la operación y continuar con los cuidados que
sean necesarios”.
El 7 de marzo de 2013 el camaleón volvió a hacer de las
suyas: desapareció el Escarrá chavista y apareció el Escarrá madurista: “La
falta absoluta de Hugo Chávez debe ser asumida por el vicepresidente Nicolás
Maduro, en concordancia con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia del
pasado 9 de enero, que dictaminó la continuidad administrativa del Gobierno por
ser Hugo Chávez un presidente reelecto”.
El 15 de diciembre de 2015, durante la transmisión del
programa Contacto con Maduro No. 51 ya no quedaba dudas de que Hermán Escarrá era
madurista cien por ciento. “Presidente, amigo, compañero, vine primero a
ratificar mi solidaridad con usted y por supuesto mi solidaridad con la
revolución bolivariana que está plasmada en sus principios y valores en esta
Constitución”.
A finales de febrero de 2016, usted cargó contra la nueva
Asamblea Nacional defendiendo a los “magistrados express” del TSJ: “La contra
revolución necesita de un dictamen vinculante del Poder Ciudadano. Sin eso no
procede la decisión de la AN y por tanto no procede la destitución de los
magistrados del TSJ. Para destituir al Poder Ciudadano tiene que producirse un
dictamen del TSJ y solo así procedería la votación de la AN”.
Su última gran aparición pública se produjo hace apenas
un par de días, durante un acto en el Palacio de Miraflores, cuando usted le
propuso a Nicolás Maduro una enmienda constitucional para reducir el período de
la nueva Asamblea Nacional a 60 días.“Ya eso está redactado, el artículo debe
decir: se reduce a 60 días el período constitucional de los integrantes de la
actual Asamblea Nacional”.
Y para que no quedaran dudas de su fidelidad al gobierno
de Maduro y a la revolución chavista, usted dijo: “Esta es una derecha fascista
y por eso desprecian y discriminan (…) Nuestro presidente (Maduro) puede dirigirse
a la Sala Constitucional para anular este instrumento jurídico (la ley de
amnistía) Esa Asamblea pretende destruir un país después de la magnífica obra
del presidente Hugo Chávez”.
Cómo puede observarse, Dr. Escarrá, el apodo de
“camaleón” que le ha puesto a usted el pueblo venezolano, no tiene desperdicio.
Su comportamiento político sirve para demostrar que desafortunadamente es
cierto aquel refrán popular, según el cual “por la plata baila el mono”.
Desconozco lo que le han ofrecido a usted en el gobierno
de Nicolás Maduro, pero asumo que muy pronto lo veremos quizá asumiendo algún
cargo importante dentro de la actual administración. Su actitud debe servir de
ejemplo para aquellos venezolanos que se dejan embaucar por cualquier hablador
de paja que se para frente a un micrófono. Caras vemos, corazones no sabemos.
Gracias Dr. Escarrá por enseñarnos el verdadero
significado de la palabra “rastrero”. Ya no tendremos que seguir hurgando en el
diccionario para saber lo que significa “vendido”. Seguramente, cuando usted
regrese a los Estados Unidos, su cuenta bancaria en un banco del imperio
(¿Wells Fargo?) estará tan gorda y pesada como usted.
Gustavo Azocar Alcala
cafeconazocar@gmail.com
@gustavoazocara
Tachira - Venezuela
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