No es raro encontrar
escépticos que argumentan que la Asamblea Nacional pierde su tiempo al aprobar
leyes que no se aplicarán porque al controlar al Tribunal Supremo y a los demás
Poderes Públicos, el gobierno las desconocerá.
Pero hay otra cara de
la moneda. Quizá lo que está ocurriendo es todo lo contrario. Quizá la Asamblea
Nacional le está poniendo "trampas" al gobierno y este último cae sistemáticamente en ellas,
acercándose peligrosamente a una situación de ilegitimidad y aislamiento que terminará por hacerlo
inviable. Pregúntele a Fujimori.
El gobierno está
parado sobre arenas movedizas y todo el peso de la fuerza de la que hace alarde
sólo le servirá para hundirse hasta el cuello en esas arenas. Su impopularidad ronda el 80%.
Los escépticos
siempre recurren al ejemplo de Cuba. Los Castro -dicen- llevan 57 años
gobernando. Yo los invito a revisar un poco la historia. Un Castro sólo pudo
surgir en la cúspide de la guerra fría, cuando capitalismo y comunismo libraban
una feroz batalla ideológica por imponer su sistema. En tales circunstancias
ofreció Fidel el territorio de Cuba para que la URSS instalase allí cohetes
nucleares capaces de amenazar a los EEUU. Kruschev no podía resistir esa
tentación. Era la lógica de aquel conflicto en el cual las superpotencias se
amenazaban mutuamente sin que ninguna de las dos se atreviese a dar un paso
definitivo que hubiese llevado a una destrucción mutua asegurada.
Nikita Kruschev pensaba que Kennedy era un hombre débil. Lo
había visto flaquear en el caso de Bahía de los Cochinos. Cuba era irrelevante
para los EEUU pero era invaluable para la URSS como plataforma de lanzamiento
de sus armas atómicas.
Kruschev necesitaba alardear de su poderío bélico ya que la
inferioridad económica del comunismo era evidente. Los habitantes de Alemania
Oriental huían en tropel hacia Berlín Occidental. Para enfrentar la situación
el Premier soviético había ordenado construir, en 1961, el Muro de Berlín. Por
otra parte, sabía Kruschev que en Turquía los EEUU había emplazado cohetes atómicos con los cuales podían
abarcar todo el territorio soviético.
Bajo esas
circunstancias surge la oferta de Fidel cuya revolución dependía del apoyo
comunista. Con el mayor sigilo comienzan a llegar las armas nucleares a la isla
camufladas como equipos agrícolas.
Los aviones espía U2
Lockheed de los EEUU descubren los cohetes. Uno de esos aviones
piloteado por Rudolph Anderson fue
derribado y estalla la mayor crisis de la guerra fría. Kennedy le da un
ultimátum a la URSS para que retire el armamento nuclear y tiende alrededor de
la isla un cerco naval para impedir que lleguen nuevos cohetes. Kruschev al
principio se resiste. Los barcos rusos se acercan peligrosamente al punto donde
los buques de guerra americanos tenían
órdenes de hundirlos. El mundo entero observaba aterrorizado por TV. Nunca el
planeta estuvo tan cerca de un holocausto nuclear. Los ejércitos del ambas
potencias estaban en alerta máximas. Los bombarderos habían despegado y se
dirigían a sus objetivos.
Finalmente, cuando
todo lucía perdido, las naves rusas reciben la orden de detenerse y regresar.
En el último instante se había logrado evitar lo que ha podido ser la mayor
tragedia de la historia. Kennedy y Kruschev llegan a un acuerdo. La URSS
retiraría los cohetes de Cuba y unos
meses después EEUU los retiraría de Turquía. Por su parte EEUU se comprometía a
no derrocar a Fidel Castro y Kruschev a no intentar nunca más emplazar cohetes
en la isla.
Fidel Castro fue pues
la alternativa a una III Guerra Mundial que hubiera podido acabar con la raza
humana. La URSS asumió el compromiso de mantener a Cuba, a cambio de lo cual
Castro enviaba tropas cubanas a librar las guerras rusas en Somalia, Angola,
Etiopía y otros países africanos. Esa situación se mantuvo hasta que durante el
gobierno de Gobachov se desmoronó el Telón de Acero, cayó el Muro de Berlín en
1989, quebró el comunismo y finalmente se
desintegró la URSS en 1991. Uno de los dos sistemas había colapsado. Es
"el fin de la historia" dictaminó Fukuyama.
Las cosas en
Venezuela fueron bien diferentes. A partir del año 2000 comenzaron a subir los
precios de las materias primas. Montado a lomo sobre unos ingresos petroleros
nunca antes imaginados, se instaló en el poder una revolución populista que
dilapidó la mayor oportunidad histórica que tuvo Venezuela. Se trató de un
episodio sin gloria, sin épica, ni ética, cargado de corrupción, que después de
haber destruido nuestra economía se está viniendo a pique dejando una estela de
escasez, inflación y pobreza. Venezuela está sumida en su propio "período
especial" y el gobierno no cuenta
con la ayuda de nadie.
Quienes quieren
comparar los casos de ambas revoluciones
se equivocan. La caída del petróleo y de las demás materias primas se está
llevando en los cachos a todos los gobernantes populistas surgidos de un ciclo
de precios altos de los commodities.
Cuba misma está
convencida de que sin el maná petrolero venezolano y sin Chávez, Lula, ni Kirshner y una Rusia sumida
en su propia crisis, su revolución ya no puede sobrevivir. Hoy busca un acercamiento con el odiado imperio.
Jose Toro Hardy
petoha@gmail.com
@josetorohardy
Miranda - Venezuela
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