Nicolás Maduro es, cada vez más,
alguien que no sirve para nada bueno, que no aporta soluciones sino que
perjudica y agrava problemas y crisis. En sus manos se pierde todo, se ahogan
la República y sus libertades, y se deteriora nuestra calidad de vida. Hoy
hablar de vivir o sobrevivir es una hazaña, la calidad pareciera ser
simplemente no morir. Ya basta, no hay razón alguna para seguirnos calando esta
situación. Las salidas constitucionales tienen que abrirse, de lo contrario la
situación explota, y no estoy diciendo nada que no sea perfectamente razonable,
comprensible, creíble e históricamente demostrable. Apártate Nicolás. No
queremos más a quien es bueno pa´ná.
Hugo Chávez Frías, como cualquier
mortal, tuvo aciertos y desaciertos, y dependerá de la percepción que cada uno
tenga de él, el que determine mayor número de aciertos o desaciertos. No obstante, una cifra ya cercana al 100 % de
los venezolanos -incluidos los pesuvistas y chavistas en general- estamos de
acuerdo en calificar como un desacierto, una torta, el haber puesto los ojos
sobre Nicolás Maduro para que fuese su sucesor, apostando en él su
responsabilidad histórica. Nicolás es todo un desastre, y ya no es cuestión de
teoría, basta ver qué ha ocurrido en los últimos tres años, desde que el CNE lo
proclamó electo presidente. No ha resuelto un solo problema ni ha mejorado una
sola circunstancia dentro de la maraña de males que hoy nos aquejan. Todo está
peor y pesado, signado por la violencia, el delito, la frustración y la indignación
popular.
La economía venezolana es una
tragedia, la mezcla explosiva de desabastecimiento e inflación nos mata,
numerosos venezolanos están falleciendo por hambre y desnutrición unos, otros
por enfermedades no curadas. La inflación es el peor impuesto que se le pueda
hacer pagar a un pueblo, la inflación nos empobrece, le pasa la soga al cuello
a los más humildes, y desbarata los sueños de la clase media, que ya es una
lamentable media clase, que lo único que no ha perdido es la esperanza, y
gracias a Dios que eso no es poco, porque la esperanza y el coraje es lo que
hoy requerimos para sacudirnos este mal.
En lo social nunca habíamos estado tan
afectados como pueblo como lo estamos hoy, y todavía podríamos bajar más, pero
no necesariamente tenemos que seguir bajando, podemos frenar la caída y virar
hacia el progreso. De nuestro compromiso y reacción, de nuestra capacidad de
combate depende el cambio. Estamos en la hora.
En
lo político, Nicolás solo cuenta con el respaldo del cogollo gobernante en su
partido y con la cúpula militar. No le pido a quien me lea que haga acto de fe
en mis palabras, le pido que constate. Hable usted con oficiales medios y
hombres de tropa, encontrará duras y serias críticas contra un gobernante que no
gobierna, sino que flota y medra en medio de la tragedia colectiva. No me crea
a ciegas, hable con militantes del PSUV, o si prefiere, con ese pueblo bueno y
noble como todo el pueblo venezolano, que todavía cree en los ideales de la
revolución del Siglo XXI y que sigue teniendo fe en los postulados del
comandante Chávez; pregúntele qué piensan de Maduro, si creen que el pobrecito
no ha logrado hacer nada porque el imperialismo y la burguesía se lo han
impedido, o por el contrario, si creen que es incapaz de hacer que las cosas
cambien. Los sondeos de opinión son coincidentes en que cercano al 90 %, los
venezolanos no le tenemos confianza a Maduro, su ineficiencia está sobradamente
probada.
El
peor despropósito sería permitir que Nicolás continúe, ya no tiene derecho a
seguir gobernando, estamos en tiempo de revocatorio. Todavía abrigo la
esperanza de que renuncie, no porque yo se lo pida ni porque usted amigo lector
lo desee, sino porque así se lo exija la realidad política, la mayoría de su
partido, las fuerzas decisivas de los componentes militares, las universidades,
los trabajadores y los jóvenes. Sepárate Nicolás, ya eres bueno pa´ná.
Paciano
José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
Miranda - Venezuela
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