PROFUNDIZA MEDIDAS DE OBAMA
No es posible evadir el tema de las Órdenes Ejecutivas (similares a los
Decretos Leyes de nuestras legislaciones), firmadas por el presidente Trump
sobre el tema migratorio, particularmente la que concierne a países catalogados
como fuente del terrorismo islámico.
Lista de siete países situados en el Cercano y Medio Oriente: Siria,
Irak, Irán, Libia, Somalia, Yemen y Sudán que, directamente, como Estados,
gobiernos, están implicados en hechos contrarios al Derecho Internacional.
A Somalia, Yemen y Sudán difícilmente no se les pueda catalogar como
Estados Forajidos; los otros sostienen una situación interna de virtual
anarquía donde pululan soldados y líderes del Califato Islámico haciendo de las
suyas, como tantas veces nos ha tocado observar; actos que se catalogan como
crímenes contra la humanidad en razón de la religión, sexo, preferencia sexual
o nacionalidad. Sin olvidar la destrucción de monumentos históricos que bordean
los dos o tres mil años de antigüedad, que fueron patrimonio de la humanidad, y
no de cual o tal etnia o religión. Irán es otra consideración, pero, igual,
proclamado como Estado confesional, viola los Derechos Humanos de su propio
pueblo, amenaza con desaparecer del mapa a la nación israelí, no oculta su
ambición por poseer armas de destrucción masiva, ni su apoyo a los grupos
fundamentalistas palestinos.
Los destinatarios de estas primeras Órdenes Ejecutivas del presidente
Donald Trump, fueron incluidos previamente por la administración Obama en una
lista de países terroristas, y sobre ella se basó la decisión migratoria que ha
desencadenado tanta revuelta. Y la Europa, la mediatizada y rendida Europa en
manos de los Podemos de turno, igualmente ha sufrido los embates del terrorismo
islámico en su propio territorio. Mas, ya es tarde para ellos, ya perdieron la
batalla por la civilización, entregados al “buenísmo”, las corbatas de seda,
los LGBT, y avergonzados del origen de su cultura judeocristiana.
De modo que Estados Unidos, uno de los países más atacado por el
terrorismo islámico, y por el interno, también hay que decirlo, tiene el
derecho, el deber de salvaguardar su territorio y su gente. Allí no hay
discusión alguna, de lo contrario se convertiría muy pronto en una Italia,
España o Francia negociando su pasado y sus valores con esa nueva izquierda
asexuada que recorre el continente europeo, una vez que perdió la batalla del
modelo económico ofertado por el marxismo. O, peor, en una Venezuela diluida,
amorfa, destruida, sin pasado ni futuro, sometida a la voluntad de los primeros
bribones que se presentaron y amancebaron con todos los movimientos terroristas
y antioccidentales existentes.
Dicho esto, hay que precisar el alcance de la Orden Ejecutiva. En primer
lugar, no es permanente la suspensión de emisión de nuevas visas ni la
prohibición de entrada al país; la medida es por el lapso de 90 días, en tanto
se reestructura la información y se adopten nuevas políticas generales y
particulares sobre el terrorismo, impostergables para garantizar la seguridad
del país.
No obstante, una Orden Ejecutiva de tal magnitud que involucra a seres
humanos concretos, no ha debido ser firmada sin antes haber pasado por
abogados, expertos de Inmigración y del propio Departamento de Estado, que
hubiere podido evitar las injusticias causadas y el desorden creado por la
desinformación e improvisación. Negativas de aceptar visas expedidas con
anterioridad, Green Cards suspendidas, parejas separadas, abuelos llegados
conforme a la ley, académicos, refugiados aceptados como tales por sus propios
funcionarios gubernamentales se encontraron de repente sorprendidos, detenidos
o deportados en y desde la propia sala del aeropuerto.
No es el caso de violar derechos individuales por la premura o
incapacidad de consejeros prejuiciados o ignorantes del tema. Algo parecido,
pero menos grave, con lo acontecido con los médicos cubanos atrapados en un
limbo jurídico, luego de haber huido de la tiranía cubana.
No hay duda que la acción emprendida por Trump se encuentra dentro del
ámbito de ejecuciones presidenciales, en cumplimiento de una promesa electoral
que el soberano votó por ella: mantener a salvo América y, de paso, poner las
cosas en su sitio.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant
Internacionalista
Miranda – Venezuela
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