“El descontento con el sistema
político y las instituciones fundamentales de gobierno es un fenómeno mundial y
creciente.” Pippa Norris.
Parece ser que en el mundo entero se está produciendo un cambio de
época. No es un cambio de situación que ocurra en un país y en otro no; las
manifestaciones de ese fenómeno se advierten en forma general. Moisés Naim nos
dice que es preocupante que en las democracias maduras (Europa, Estados Unidos,
Japón) la confianza de la población en los dirigentes e instituciones de
gobernanza democrática, como los parlamentos, los partidos políticos y el
aparato judicial no solo es escasa sino que muestra un declive prolongado,
según las encuestas.
En Venezuela, como ha ocurrido históricamente con los países
subdesarrollados, los efectos perniciosos de las tendencias mundiales nos
llegan muy rápido, mientras que los efectos benéficos nos llegan con mucho
retraso. En todo caso es evidente el deterioro institucional que hace ya muchos
años venimos sufriendo, hasta llegar a la vergonzosa y dramática situación que
hoy nos aqueja.
Este régimen, dogmáticamente, como todos los regímenes socialistas
instaurados en el mundo, han sido modelos de ineficiencia, corrupción y
destrucción. No hay un solo ejemplo donde con inmensos recursos disponibles y
con el apoyo inicial de una elevada proporción de la población, hayan podido edificar
una vida mejor, que es el anhelo de todo ser humano.
Los cambios de época se perciben en hechos recientes. En los Estados
Unidos, la mayor potencia mundial, la máxima expresión del sistema capitalista
y del régimen de libertades, se ha elegido un gobierno que promueve el
proteccionismo del Estado como una suerte de nuevo ideal montado sobre un
nacionalismo con un tufillo despreciable, en tanto, en la ciudad de Davos,
China, expresión del comunismo salvaje en proceso de conversión al capitalismo
en lo económico, se manifiesta contraria a las medidas proteccionistas que
restringen el intercambio comercial entre los países.
Otro síntoma de ese cambio se observa en la pérdida acelerada de la
cohesión social, fenómeno sociológico que se define “como el grado de consenso
de los miembros de un grupo social sobre la percepción de pertenencia a un
proyecto o situación común”. Ejemplos de esa naturaleza lo vemos en Europa con
el denominado “Brexit” que marca la separación de Inglaterra de la Unión
Europea; el fenómeno de la polarización que escinde a la población en E.E.U.U,
Venezuela y otros tantos países; la actitud xenofóbica y antihumana frente al
avance de la emigración y refugiados en el mundo. Volveremos sobre el tema de
la cohesión social en próximo artículo.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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