LA POLÍTICA ES ASÍ
¿Es posible diseñar un futuro alternativo a la tortuosa realidad
del presente que vivimos? Amigos
lectores, responder esta interrogante es vital. Su trascendencia se deriva del
marco político, económico y social que enfrentan los ciudadanos de este país.
En un cierto sentido, la población
comienza a percibir el presente como irremediable. Son cortas, por así
decirlo, las zancadas que pudieran
empujar hacia un futuro distinto que oblitere las actuales penurias. Los
actores a cargo de tan delicada misión se encuentran sumidos en una pasividad
intelectual y práctica. De ahí la modestia de sus iniciativas. Por otro lado
las instituciones, por ejemplo las universidades, están neutralizadas
organizativamente. No pueden asumir a cabalidad su misión tradicional de ser
“las casas que vencen las sombras”.
Disculpen esta dosis de pesimismo. En realidad, en mi persona como en el resto de los
venezolanos, reinaba un optimismo esperanzador al inicio del año 2016.
Percibíamos signos de cambio. El triunfo electoral en las elecciones
parlamentarias alentaba este sentimiento. Sin embargo, la ofensiva
gubernamental (suspensión del referéndum revocatorio, ruptura de la mesa de
negociación, entre otras circunstancias) logró neutralizar las pulsiones de
cambio que anidaban en la mayoría de la población. Los estudios de opinión
revelan que un cierto escepticismo y pasividad caracterizan la conducta actual
de la ciudadanía.
Parece importante, después de esta descripción, intentar hacer una
caracterización del momento actual. Punto de partida para el esbozo de una
estrategia que apunte hacia el diseño de un futuro posible. ¿Cómo definir,
entonces, esta coyuntura? El dilema que
se enfrenta pudiera ser sintetizado en estas dos opciones: ¿continuidad o
ruptura con lo existente? Esta suerte de indeterminación ha sido conceptualizada con la palabra
interregno.
Antonio Gramsci, intelectual y político italiano, con este vocablo
caracterizaba una situación histórica donde lo viejo está muriendo y lo nuevo
no termina de nacer. Intentaba describir “situaciones extraordinarias en las
que el marco legal existente del orden social pierde fuerza y ya no puede
mantenerse, mientras que un marco nuevo, a la medida de las nuevas condiciones
que hicieron inútil el marco anterior, está aún en una etapa de creación, no se
lo terminó de estructurar o no tiene la fuerza suficiente para que se lo instale”.
El párrafo anterior, a mi juicio, describe a plenitud la situación
actual del país. Los venezolanos nos encontramos ubicados en un escenario
político donde se encuentran en pugna la opción de continuidad y de
transformación. La primera, estimulada con fuerza por el aparato institucional
del gobierno, luce segura bajo una aparente solidez. La segunda, hasta el
momento no ha podido expresarse con firmeza y, en consecuencia, carece del
consentimiento activo de la ciudadanía. Cuidado. No se mal interprete esta
última afirmación. La población, de acuerdo a diversos estudios de opinión,
mayoritariamente rechaza las políticas del gobierno y a sus personeros. Sin
embargo, esta actitud no es traducible en su totalidad hacia las agrupaciones
políticas que conforman el universo opositor.
Este desbalance lo podemos
describir con el término interregno. En otras palabras, las opciones políticas (IV y V república) y
sus respectivos relatos están agonizando. Sin embargo, los demócratas no han
podido, aún, elaborar una narrativa distinta a las que prevalecieron en el
pasado y que proporcione direccionalidad política al hastió y desencanto
presente en la ciudadanía.
Los actos de calle el pasado 23 de enero, a mi juicio, demostraron la
ausencia de una vanguardia política con una clara visión de la actualidad y de
alternativas de cara al futuro. Carecía de
una narrativa, de una consigna
que denunciara el presente y anunciara el porvenir. Sin estos dos ingredientes
el significado político de la calle se pierde.
En fin, en estos momentos el país demanda un liderazgo que este a la
altura de las actuales circunstancias. Lo electoral es importante, pero debería
subordinarse a la apuesta fundamental y, esta no es otra, que derrotar política
y electoralmente al gobierno. En ese orden. Para ello sería necesaria la
elaboración de una propuesta y su traducción en un relato que llegue y
entusiasme a la ciudadanía.
No hay alternativa, la política es así.
Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64
Carabobo - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario