CONTINUAR CON LA
TESIS
A Teofanes Parada llama la atención que haya tantos sublevados, por lo
que consciente de que el término deriva de “sublevación”, acude a la filología
encontrándose que en Francia se le llama soulévent, en EEUU rebellion, en
Hungría uprising y en Portugal insurreicao. También corrobora que en español es
sinónimo de algarada, alzamiento, asonada, insurrección, levantamiento, motín,
pronunciamiento, rebelión y sedición. Cree que por la sinonimia, parasinonimia
o sinominología, aplicada in extenso, tal vez están presos, entre otros,
Baduel, Ledezma y López.
Pregunta a su padre, Delfín Parada, general retirado con altas
posiciones en décadas democráticas, si han debido calificarse, igualmente, como
sublevados a Hugo Chávez, Francisco Arias, Joel Acosta, Jesús Urdaneta y Jesús
Ortiz, quienes dirigieron el golpe militar para derrocar a un Presidente
constitucionalmente electo y respetuoso de la democracia. El progenitor
responde que “por supuesto”, ante lo cual Teofanes cuestiona el corto tiempo
que tuvieron presos. El general no responde, pero toma la silla donde está
sentado golpeando la mesa, cuyos pedazos de vidrio vuelan, cerca y lejos.
Teofanes lo aquieta, pero el padre muestra la prensa donde se informa
que a Baduel, a horas de la libertad por haber cumplido la pena, el Ministerio
Público lo imputa por traición a la patria e instigación a la rebelión. Se le
confina nuevamente en la Cárcel de Ramo Verde, reservada a militares y civiles,
para el gobierno peligrosos por razones políticas. Allá se conseguirá con
Leopoldo López, puesto que Ledezma está en otro sitio, pero preso. No me
explico cómo toleramos tantas atrocidades, incluyendo la hambruna, es la
aseveración de Teofanes. Su nombre, en honor a San Teofanes, erudito puesto en
prisión y muere por malos tratos que recibió.
Por ser cuaresma ofrece al Señor no abandonar el país, como muchos de
sus compañeros de Derecho, donde está por graduarse con la tesis “La
Sublevación y el Sublevado, su tipicidad y consecuencias”, bajo la tutoría de
la profesora Matilde Rincones y el jurado con Hermann Escarrá y Héctor Pérez.
La disertación cuestiona que haya sublevación, tanto en sentido propio, como en
lo atinente a sinónimos y derivados, en caso de una reacción popular para que
un gobierno que ha devenido en no democrático se someta al artículo 2º de la
Constitución, conforme al cual Venezuela ha de ser un Estado Democrático y
social de Derecho y de Justicia. La tutora ha exigido al graduando el análisis
del derecho a la indignación conforme al artículo 350 de la Carta Magna, que
legitima al pueblo a desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los
derechos humanos. La respuesta obviamente es afirmativa, sostiene Teofanes, a
lo cual la académica Rincones lo insta a que lo explique y razonadamente.
Es así como se reúne con los doctores Escarrá y Pérez, quienes
consideran que, en el orden riguroso de las reglas de la tipicidad de los
hechos punibles, las reacciones populares dirigidas a demandar que los
gobiernos se ajusten a las exigencias democráticas del Texto Fundamental, no
constituyen delito. Tampoco, agrega particularmente, Escarrá, cuando la
sublevación está dirigida a deponer a un régimen que no es democrático, porque
dejó de serlo o nunca lo fue. Le autorizo a que escriba en su tesis que para
haberlo el régimen ha de ser democrático, pero, además, social y de derecho y
de justicia. Pérez, absolutamente de acuerdo.
A Teofanes cuesta olvidar la tristeza de su padre, pero católico
practicante, la ofrece a Dios, para reunirse con entusiasmo con la tutora,
quien lo angustia al requerirle la calificación que habría de dar al
descontento que expresa un grupo social por el precio de los alimentos, la
delincuencia desatada y la corrupción. Ha de considerarla como “la sublevación
social”, la cual per se tampoco configura hecho punible alguno.
A estudiar de
nuevo, se lamenta el graduando. Es tu deber, manifiesta Matilde, quien además
demanda que Escarrá y Pérez consideran que debe hacer referencia a la
sublevación del civil y del militar y en qué medida una es más punible que la
otra, lo cual no debería ser, pues en época de crisis la humanidad revela que
unos cuantos soldados han llevado a cabo gestiones heroicas como jefes de
Estado, después de haber logrado en concurrencia con el pueblo transiciones
democráticas.
Charles de Gaulle, por ejemplo, acota Teofanes, que más entusiasmado se
refiere a que en el país todo es sublevación. Inclusive al profesor Santiago
Guevara habría de llamarlo “el sublevadito”.
La tutora ríe.
El graduando prefiere continuar con su tesis.
Luis Beltrán Guerra
luisbeltranguerra@gmail.com
@LuisBGuerra
Caracas - Venezuela
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