INSPIRADA EN EL LIBERALISMO CLASICO
Se habla siempre de buen o mal gobierno; pero nunca de buena o mala
oposición. Un mal gobierno no es tan terrible si es buena la oposición, porque
le pone “contención” al mal gobierno, y porque la oposición de hoy será
oficialismo mañana, si consigue crecer hasta alcanzar fuerza, peso y tamaño. Y
según sea la oposición, será después el gobierno.
¿Y cómo será la buena oposición, inspirada en el liberalismo clásico?
Mire Ud.:
(1) Se opone al sistema más que al gobierno. Muestra los fallos del
sistema social-mercantilista, y los daños que causa a la población, y a
diferentes sectores. En palabras sencillas, expone los perjuicios directos y
colaterales que se provocan a los mismos que se dicen “proteger”. Denuncia el
efectismo de las medidas “populistas”, y sus pésimos resultados a futuro.
(2) Es política; no politiquera. Aborda los problemas de fondo,
sustantivos, no el “fraude electoral”, los “casos de corrupción”, o la
descalificación personal tipo “Fulano es un ignorante”. Nunca pone los
escándalos anecdóticos o defectos personales en el centro del debate. Tampoco
judicializa la política, una pésima tendencia “posmodernista”, empujada por los
medios.
(3) Es afirmativa, no meramente negativa. Presenta siempre la mejor
opción alternativa, y contrasta lo malo con lo regular, lo mejor, y lo óptimo.
Describe las ventajas del sistema de Gobiernos limitados, mercados libres y
propiedad privada, y asume su papel de “gobierno de repuesto”, lista para el
relevo, cuando democráticamente se decida, en su momento.
(4) Se opone a la oposición estatista, que es parte del sistema. Se
deslinda, contrastando las Cinco Reformas con los parches y pañitos calientes
que debaten oficialismo y oposición anti-liberal. Polariza la discusión entre
sistema y anti-sistema, mostrando la única solución real: el cambio de sistema,
y no de personas. Evita meterse en los pleitos de poca monta, o en los agravios
y casos individuales que los medios presentan de modo sensiblero y
sensacionalista, y que sirven al sistema para eludir y esconder los asuntos de
real y grave trascendencia, esos que ameritan un tratamiento general y de más
alto vuelo, que los periodistas ignorantes por supuesto también evaden.
(5) No hace mero obstruccionismo sino que pone “contención”. No se opone
a todo lo que el Gobierno diga o haga por el sólo hecho de oponerse, sino para
tratar de impedir los daños, en cada caso, brindando informaciones y
explicaciones. Es veraz y docente: dice la verdad, y de modo didáctico,
desnudando uno a uno los mitos y miedos que el sistema pone en mentes y
corazones. Sus operadores y voceros dan a conocer las soluciones, y las
respuestas a las preguntas que hace el público, y no a las que hacen los
profesores, como ha sido siempre uno de los fallos y vacíos de los “liberales
de salón”.
(6) Educa para educar. Sus “Escuelas de Cuadros” funcionan, como las de
los partidos marxistas de antaño. Sin educación política no hay
“convencimiento”; y por tanto, no hay crecimiento. La formación es prioritaria,
y la información relacionada. Lo primero para aprender es desaprender. Se
combate la anti-política, la partidofobia, y la aversión a la democracia, junto
con la dependencia de los adictivos “planes sociales” del populismo.
(7) No se enfoca en las exigencias sino en las necesidades. La gente exige
“educación gratis por el Estado” porque así ha sido adoctrinada, sobre todo la
clase media; pero lo que realmente necesita es “educación” nada más, aunque de
calidad, y la enseñanza privada siempre es mejor que la estatal. Durante la
transición, los pobres podrán comprarla con bonos…
(8) Se adelanta. No se limita al mero juego defensivo con puras críticas
a las iniciativas oficiales; también juega adelante con propuestas en positivo;
por eso avanza p. ej. con la reforma educativa, tratando de “marcar la agenda”
del debate público con su propia oferta en el mercado político.
(9) Su oferta es integral. Por eso no separa ninguna de las Cinco
Reformas: porque cualquiera de ellas aplicada aisladamente, es inviable; y
explicada aisladamente, es objetable y difícilmente defendible.
(10) Tiene su “gabinete sombra”. Este método a los británicos les sirve.
Voceros calificados por materias hacen seguimiento, desafiando al mal gobierno
y a la mala oposición, medida por medida, ley por ley, política por política, aunque
en el marco de un proyecto de cambio integral.
(11) Es gobierno a nivel local, y oposición a nivel nacional. Si gana
posiciones en gobiernos locales, sigue como oposición liberal a nivel nacional.
Debate muy duro sobre leyes malas, y repartos de funciones, competencias e
incompetencias, recursos y responsabilidades. Es difícil, pero nadie dijo que
el camino sería fácil.
(12) Hace uso racional, inteligente y eficiente de todos los recursos
políticos. Sus líderes, cuadros y activistas, ganan posiciones en la prensa,
empresas, entidades educativas, asociaciones profesionales y demás instancias
de la vida civil; como hacen las izquierdas con sus “movimientos sociales”. No
se limita a marchas de calle, ni todo lo espera de las redes sociales, como si
por arte de magia pudiesen lograr, y al instante, lo que sólo con tiempo de
duro trabajo político pueden conseguir los partidos bien estructurados, con
acciones políticas articuladas estratégicamente.
(13) Es solvente. Sin dinero tampoco hay crecimiento. Los estatistas,
tanto oficialistas y opositores, tienen sus recursos financieros: nuestros
impuestos. Pero los liberales sólo contamos con la verdad para persuadir; por
eso es clave el entrenamiento en los argumentos y contra-argumentos, en los
mensajes y contra-mensajes, para ganar adherentes, y con ellos, donaciones. La
clase media está mucho más ideologizada que el resto del pueblo, y por eso es
más difícil de penetrar, pero sus aportes en dinero son imprescindibles para
“bajar” nuestro mensaje, y hacer líderes en segmentos populares, lo cual es más
fácil que en la clase media “ilustrada”.
(14) Insiste en que el capitalismo es para los pobres. Los
universitarios siempre dicen que “el pueblo llano no va a entender liberalismo
ni capitalismo”. Eso es una gran arrogancia: son los profesionales,
adoctrinados en las aulas por sus profesores marxistas, quienes no entienden,
nos ponen objeciones y dificultades, y tienden a rechazarnos. Pero no la buena
gente honesta de trabajo duro y de esfuerzo propio para salir de la pobreza, de
sentido común y anhelo de independencia, de progreso y de valores familiares,
siempre, claro está, que el “capitalismo para todos” se le explique bien, por
agentes bien entrenados.
En América latina tenemos dos “polos” o bloques político-electorales: de
un lado el socialismo “puro y duro”, el del Foro de Sao Paulo, dirigido desde
La Habana; y del otro lado, la alianza de la izquierda blanda con la derecha
mala. Y por la “ley del péndulo”, ambos polos se turnan y rotan en los roles de
oficialismo y oposición. Por eso estamos estancados.
En el Antiguo Testamento hay valiosas lecciones sobre partidos
políticos, y la dinámica gobierno-oposición. P. ej. David lideró la buena
oposición al Rey Saúl, antes de gobernar él mismo como Rey; en cambio Abimelec
y Absalón, hicieron mala oposición al juez Gedeón y al Rey David
respectivamente, y después hicieron pésimos gobiernos, además de ilegítimos.
¡Pero en las Escuelas de Ciencia Política no se estudia la Biblia!
Alberto Mansueti
albertomansueti@aol.com
@MansuetiAlberto
@alberman02
Bolivia
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