¿QUIEN LO VA A SUBSIDIAR?
Alguna gente cree que a este gobierno no
le importa lo que piense el mundo y lo que ocurra en los organismos
internacionales. Si no le importara la opinión de la OEA, no habría hecho todos
los esfuerzos, ni hubiesen dado ese penoso espectáculo sólo para evitar el
debate sobre Venezuela. Chávez sabía la importancia de esos escenarios,
por eso destinó tantos esfuerzos y dilapidó una colosal fortuna en esa
pervertida y corrupta petro-diplomacia que le garantizó por años un valioso
respaldo internacional. El difunto
entendía que las dictaduras modernas están obligadas a guardar las formas
democráticas: vulneraba DDHH y violaba el orden constitucional pero sabía que
hay una "raya amarilla" que no se debe cruzar, se movía en el filo de
la navaja. Chávez podía hacerlo porque tenía recursos para mantener a los
proxenetas del Alba, sostener el liderazgo suficiente para convocar elecciones
y ganarlas gracias al clientelismo, la manipulación de las necesidades de los
más pobres y un obsceno abuso de poder.
Así las cosas, la reciente decisión del
TSJ usurpando las funciones de la AN y evidenciando el carácter autocrático del
régimen, es signo de un gobierno decadente y acorralado. En efecto, si tuvieran otra alternativa para
preservar el poder guardando las formas democráticas, con certeza la
asumirían. Más bien, Maduro está a punto de traspasar la "raya
amarilla" y asume esa sentencia, a sabiendas que en nada ayuda al
gobierno. Al contrario, esta tropelía
contra el Estado de Derecho otorga la razón a Luis Almagro y a la mayoría de
países que en la OEA han expresado su angustia por la democracia
venezolana. Además, lejos de aportar solución a los problemas
reales, agudiza aceleradamente la crisis económica y social, elevando la
conflictividad y lesionando la gobernabilidad. De manera que lanzar esta sentencia contra la
democracia que "ordena" a Nicolás Maduro convertirse en dictador
"para evitar un estado de conmoción nacional", es como lanzar un tobo
de gasolina a la hoguera para evitar un incendio. Por eso muchos piensan que en
esta etapa final, el régimen se quiere victimizar y con esta sentencia busca un
desenlace final en un conflicto inducido.
Maduro sugiere una salida de Venezuela de
la OEA y algunos creen que eso es lo que quiere el gobierno. Quienes así
piensan desconocen o subestiman las consecuencias fácticas en el plano
comercial y financiero de esa decisión, máxime en un país que ya padece una
terrible crisis. Otros recuerdan el caso de Cuba, obviando que la isla
logró sobrevivir varias décadas fuera del sistema interamericano gracias al
subsidio soviético. ¿Quién va a subsidiar esta loca aventura de Nicolás
Maduro? En fin, los últimos
acontecimientos confirman que estamos ante un gobierno moribundo pero esta
agonía puede ser muy larga o más corta, dependiendo de lo que hagamos los
venezolanos. En esta hora oscura, la oposición democrática tiene la
responsabilidad histórica de conducir al país con coherencia y mucho coraje. Pero
no es un problema exclusivo de "los políticos" sino del liderazgo
nacional y la ciudadanía. Cada quien debe tomar conciencia de su
rol e involucrarse como ciudadano en la solución desde su propio ámbito, sea la
escuela, la fábrica o la calle misma; desde algún partido, gremio o sindicato,
etc... Lo cierto es que nadie podrá "hacer algo", si el país se cruza
de brazos a esperar el último aliento del moribundo. La indiferencia no
es una opción...
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
Colegio de Ingenieros
Movimiento Progresista
Caracas-Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario