Si alguna palabra ha
signado este devenir venezolano esta ha sido “corrupción” y ella es una mala
palabra que afecta al todo lo que la incluye; a individualidades, a oligarquías
y a la sociedad toda.
La palabreja en cuestión
tiene los siguientes sinónimos: perversión, compra, vicio, podredumbre,
envilecimiento, peste, desintegración, soborno, inmoralidad, deterioro,
cohecho, fermentación, depravación, prostitución, deshonestidad, putrefacción,
descomposición y corruptela. Y tan solo dos antónimos: honradez e integridad.
En el latín es donde
podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término
corrupción. En concreto, emana del vocablo “corruptio”, que se encuentra
conformado por los siguientes elementos: el prefijo “con-“, que es sinónimo de
“junto”; el verbo “rumpere”, que puede traducirse como “hacer pedazos”; y
finalmente el sufijo “-tio”, que es equivalente a “acción y efecto”.
Tan corrupto es quien
abusa de su poder manipulando los medios de un sistema para obtener un
beneficio, como aquel que la permite con fines inconfesables, entre ellos el
control del corrupto para obligarlo a cometer otros delitos y obtener su
obediencia bajo chantaje, todo ello en perjuicio de los ciudadanos pues el
sistema fue ideado para servir y beneficiar y no para esclavizar y perjudicar.
Es corrupta la persona
real que de forma premeditada maneja las situaciones para beneficiarse
ilegalmente y pecuniariamente: pero también es corrupta quien induce, incita
y/o coacciona a otra a corromperse e integrarse así al sistema de corrupción
pública institucional.
La corrupción política,
en términos generales, es el mal uso y abuso público del poder, para conseguir
una ventaja ilegítima y un beneficio personal y privado, generalmente secreto y
delicado, entendiéndose que este fenómeno no se limita a los funcionarios
públicos.
La corrupción afecta a
las sociedades, perjudicando a los ciudadanos porque se nutre de dineros
públicos que son el objeto de malversación. Es una enfermedad moral asociada a
una táctica que tiene como estrategia el mantenerse en el poder. Los casos de
corrupción recientemente descubiertos en el exterior nos sorprenden por las
descomunales cantidades a las que se hace referencias y a la súbita inmensa
riqueza pecuniaria de sus actores fundamentales.
Aquí se ha instalado una
oligarquía que, escondida tras un ropaje ideológico, se ha dedicado a
corromperse y a corromper como fórmula para mantenerse en el poder y
disfrutarlo de una manera enferma sin que en realidad le importe lo que ocurre
al resto de la sociedad que se ha vista depauperada tal como ha ocurrido en
todos los regímenes arropados en las banderas del comunismo, del socialismo
totalitario o del fascismo que en sus procederes vienen a ser la misma cosa;
dictaduras, en fin. Sus “jefes” viven
como reyes y los ciudadanos viven como verdaderos lacayos.
El comunismo que ha
mutado, utilizado elecciones muchas veces arregladas, mediante el Foro de Sao
Paulo, utilizan el populismo, corrompen el lenguaje, fracturan a las
instituciones, suman a los hombres de armas politizándoles, e integran una
oligarquía de cómplices que se aferra al poder mediante la violencia haciendo a
la miseria como la justicia de los pobres y fabricando un enemigo externo como
acicate para la masificación de sus adherentes.
Carlos Padilla
@carpa1301
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