Los cabecillas Castro y Díaz-Canel atacaron, amenazaron y difamaron a la oposición cubana desde sus altas posiciones en el Congreso
En
el 8vo. Congreso, el general Raúl Castro y sus secuaces del Partido Comunista
de Cuba (PCC) cerraron definitivamente el futuro de libertad y prosperidad para
el pueblo cubano. Sus propuestas de salvar a su régimen tiránico enmascaradas
en la defensa de la soberanía, la independencia nacional y los derechos
humanos, son las expresiones evidentes de su débil influencia para sostenerse
por más tiempo en la dirección del país.
Una
de las nuevas cosas impulsadas por los comunistas cubanos fue la eliminación
del cuadro escénico principal de las imágenes de los tristemente célebres y
creadores del totalitarismo: Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Lenin.
Desde meses antes habían eliminado estas figuras de las fotos viejas de los
periódicos y solo dejaron en ambas situaciones al apóstol José Martí, quien en
el 8vo. Congreso fue finalmente sustituido por la imagen del tirano Fidel
Castro. Una forma de exponer la idealización de que el alumno superó al
maestro, con el objetivo de vitalizar en la eternidad la figura del tirano de
Birán.
José
Martí fue un amante de los valores republicanos, en especial, la libertad, el
derecho a la posesión de propiedad privada y el libre negocio. Fue un crítico
severo del socialismo, pues lo consideraba la nueva esclavitud. Aunque el
comunismo en su primera etapa, el socialismo, es permisivo con la propiedad
privada e incluso sus teóricosla aprovechan para avanzar su régimen
totalitario, como el caso de Lenin-Stalin en su plan de la Nueva Política
Económica (NEP), 1921.
Este
es aprobado como vestigio pálido por el régimen de Castro Díaz-Canel. En una de
las fotografías en el Congreso, Fidel se ve dejando un tanque de guerra. Esta
representa el mayor entreguismo e injerencia foránea en la vida nacional, donde
se da pie a un acuerdo secreto de la presencia de tropas extranjerizas extra
continental en la Isla, que más tarde se materializa con la conversión de la
patria cubana en la mayor base militar extranjera en las existencia de la
nación y en las Américas, por las múltiples zonas de cohetes nucleares ofensivos
bajo la dirección de 50 mil soldados soviéticos; que no solo disuadió a los
enemigos externos sino que atemorizó y congeló la voluntad de acción de su
propio ejército castrista, el cual no representaba al ejército patrio, sino un
cuerpo adoctrinado al servicio de los caprichos y privilegios del tirano Fidel
Castro Ruz.
Fidel
Castro fue el actor intelectual de la instauración del régimen estalinista en
Cuba. Sin embargo, su hermano Raúl fue el testaferro más soberbio, sumiso y
principal en la ejecución de ese plan siniestro en el país. Raúl fue tan cínico
como Stalin, tanto en la represión, sus crímenes de lesa humanidad y en sus
falsas afirmaciones de respeto a los derechos humanos. El general Castro puso
en prácticas ideas estalinistas durante su mandato, como el referendo popular
controlado a su voluntad y el nuevo adefesio constitucional, donde es
irrevocable la ideología socialista y el Partido Comunista está por encima de
todos los poderes del Estado y de la nación.
Miguel
Díaz Canel es el sucesor designado Primer Secretario del Comité Central del
PCC. Su discurso de clausura del Congreso fue una perorata sumisa de adhesión a
las palabras de apertura de conclave del general Castro. Nada nuevo, pues en
múltiples ocasiones Díaz-Canel ha reafirmado su continuismo en la fracasada
política castrocomunista.
En
el Congreso comunista eliminaron del Politburó a los más peligrosos
recalcitrantes fidelistas, quienes podían socavar la estabilidad de los
comprometidos con la línea raulista. Los defenestrados son los comandantes
Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura, los generales Ramón Espinosa
Martínez y Leopoldo Cintra Frías, también el jefe del ordenamiento económico
del régimen, Marino Murillo. Tampoco se definió el segundo puesto del Partido,
quedó vacante. Cargo partidista que Fidel Castro materializó desde la fundación
de PCC, en 1965, para su hermano Raúl y aseguraba la sucesión política. Ambas
situaciones sugieren debilidad y fractura en la estructura y alta dirigencia
partidista, división interna manifiesta y exacerbada en choques de fracciones
en la organización política castrista, que se manifestará en el futuro reciente
del país.
Sin
embargo, los cabecillas Castro y Díaz-Canel atacaron, amenazaron y difamaron a
la oposición cubana desde sus altas posiciones en el Congreso y reconocieron
sus debilidades en la confrontación de la información en la Internet. Esto
personifica la fortaleza creciente del movimiento prodemocrático en Cuba y que
las condiciones subyacentes de la grave crisis humanitaria en el país
desencadenarían el estallido social, que con la guía de la oposición se
consolidará en la desintegración de la tiranía y el establecimiento de la
libertad, la democracia y el estado de derecho en la República de Cuba.
Oscar Elías
Biscet:
lanuevanacion@bellsouth.net
@oscarbiscet
Presidente de la
Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del
Proyecto Emilia
Medalla Presidencial
de la Libertad
Cuba - Estados UnIdos
http://www.lanuevanacion.com
https://www.diariolasamericas.com/opinion/congreso-comunista-persistencia-del-totalitarismo-cuba-n4221842
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