El pueblo de
Venezuela no se merece lo que está pasando. Al menos eso es lo que creo. 8, 9,
o 10 horas de colas para poder adquirir algunos de los insumos necesarios para
poder subsistir.
Empezando por la comida, seguido por otros artículos de
primera necesidad. Y eso cuando nos toque según el número de cédula.
Si eso no
es una humillación, usted amable lector, dígame ¿Cómo podríamos llamarlo?
Me
llegó una información acerca de una niña de 12 años que hizo su cola para
adquirir toallas sanitarias, una vez que estaba ya en la caja para pagar, la
cajera le informó que no podía vendérselas porque era menor de edad.
La niña
insistió y hasta rogó para que se las vendiera, pero la cajera también mantuvo
su posición y se negó rotundamente hasta que la niña se levantó la blusa y le
enseñó el pantalón ensangrentado. No obstante la cajera insistió en negarse.
Los presentes que también hacía cola pusieron su parte y exhortaron a la cajera
hasta que por fin accedió a vender las toallas. La niña tomo su paquete y salió
llorando del lugar.
Si esto no es una humillación, por favor, dígame usted
amable lector, ¿Cómo se llama esto?
En realidad es inédito lo que pasa en el
país. Quizás no sea tan malo lo que el régimen ha hecho y sigue haciendo. Me ha
inspirado para escribir mi libro “El
manual de la excusa y de la mentira perfecta”. Que recoge en uno de sus
capítulos las patrañas de las que se vale para seguir sometiendo a la minoría
que aun sueña con una vida mejor. Todo por el hecho de mantenerse en el poder,
cueste lo que cueste. Y nos está costando bastante.
Normalizar la convivencia
social y mejorar la calidad de vida requiere fundamentalmente de respeto a las
leyes y a las normas establecidas. Costará lograrlo, pero será necesario que
quienes la han llevado a esta lamentable situación, deban pagar por sus actos.
Ese momento es crucial para sanar las heridas y poder respirar de nuevo aires
de libertad.
Antonio López Villegas
altatribuna@yahoo.com.mx
@lopezvillegas7
Caracas Venezuela
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