Me
encontré en Paris con Rolando Peña, artista plástico de la vanguardia
venezolana, participando en la Feria de arte “Variation – Paris Media Art”.
Conocido en el medio artístico como el “Príncipe Negro”, lleva con argullo el
sobrenombre que le puso el Rey del Pop Andy Warhol.
Peña es un pionero de la escena artística
latinoamericana, sus happenings, performances, videos, instalaciones y obras
multimedia lo sitúan como una figura mayor de su generación.
Forma parte de esos artistas en los que la
obra y su persona forman una sola entidad. Producto de la fusión de las artes
escénicas y las artes plásticas, en los años 60 se instala en Nueva York, donde
luego de actuar en la obra de teatro “La iluminación de Buda”, participa en
varias películas del que ha sido la figura central del Pop Art.
Después de esas experiencias el artista se
dedica a desarrollar, lo que es hoy en día su obra. Una larga y densa carrera
internacional, que pudimos percibir durante la conferencia “Como convertirse en
un artista de vanguardia latinoamericano y no morir en el intento”.
Un reportaje fotográfico acompañó la
exposición que confirmaba lo que conocíamos: una constante experimentación de
formas, medios y expresiones, donde el creador arriesga su propia imagen,
incluyéndola totalmente dentro de la experimentación visual y plástica.
Su investigación sensorial que se inicia con
el movimiento corporal, continúa con el rostro haciendo de sus “fotomatón” los
precursores del selfie-expresionista. Irreverente, osado, curioso, intuitivo,
todo lo fue conjugando en obras producto de un continuo decorticar el
sincretismo cultural e histórico de su origen, confrontándolo con sus vivencias
y encuentros singulares.
Un conjunto de símbolos, iconos e imágenes
irreverentes, donde poco a poco se diluye lo que conocía mejor ¡el mismo! Dando
paso a una síntesis, con la cual pasa a posesionarse de la realidad venezolana
a través de un símbolo… el barril de petróleo dorado.
A partir de ese momento premonitorio, el
artista desarrolla un lenguaje sostenido con los medios modernos de
comunicación y expresión. Cajas de luz, instalaciones, videos, esculturas
monumentales, van dejando testimonio en escenarios internacionales.
Una búsqueda estética evolutiva con un
mensaje científico, ecológico y plástico. Una denuncia controvertida, fuerte y
sin concesiones.
De la “Factory”, el estudio donde Warhol
originó una revolución del arte, emergió este venezolano que hoy acompañamos
con orgullo y afecto personal. Artistas, escritores, músicos y celebridades,
moldearon su personalidad “underground”, un artista de su tiempo que supo
interpretar en obra plástica, el producto natural-industrial que mejor define
la grandeza y la tragedia venezolana ¡el Petroleo!
Un enorme paso sin contemplaciones, que se
inicia con la serigrafía y que atraviesa fotografía, video, el multimedia, la
tecnología que le permite crear espacios virtuales, las esculturas en 3D y sus
obras digitales, humanizando de alguna manera la revolución tecnológica.
En un país donde hasta la política ha sufrido
de superficialidad y donde se llegó al extremo, de que un número importante de
ciudadanos votara por un militar golpista, explica por qué la obra del Príncipe
Negro no fue comprendida en sus inicios, por parte de un público interesado en
la facilidad, en lo que es tendencia, lo evidente y lo comercial.
Su trayectoria lo ha hecho acreedor de
numerosos reconocimientos, destacamos el premio CAPS en Nueva York, la beca de
trabajo de la fundación Guggenhein por su proyecto Petroleo Verde. En el 2010
la Asociación Internacional de Críticos de Arte lo nombra “Maestro de Arte
Contemporáneo” en Venezuela, en el 2012 la AVAP le concedió el premio Armando
Reveron.
En el 2014 la Bienal Internacional de Mérida
le rinde homenaje por el conjunto de su obra y la Asociación de Arquitectos de
Venezuela, le concede el Master of ArtMultimedia.
Rolando Peña ha llegado a su madurez como
artista, sabe por experiencia que nada es fácil, aprendió que era mejor
enfrentar la vida independiente y racionalmente. Su sensibilidad lo llevo a una
y otra parte del planeta, vio, reflexionó, comparó y no tuvo temor en asumir.
Creció como ser humano y como artista, hoy es
capaz de ver más allá de los límites geográficos e históricos. El mundo
contemporáneo no tiene secretos para él, que lo pulsa y lo interpreta.
Lo que le permite enfrentar con dignidad las
tinieblas que han sumido Venezuela en la oscuridad. Enciende en sentido
figurado el barril de petróleo, a fin de tirar su señal de alarma contra el
atraso histórico de un proyecto decadente, populista y autoritario, que atenta
contra la creatividad, la libertad y los derechos del hombre.
Dentro de las difíciles circunstancias que
atraviesa el país, es importante destacar la obra de los artistas, representan
como nadie la esperanza… que es posible vislumbrar algo mejor. El hecho creador
es positivo, cuestiona, propone, se adelanta al momento, planteando el
cuestionamiento necesario de una realidad que no nos satisface.
El Príncipe forma parte de esos artistas
talentosos que son libres, el reconocimiento del que goza es consecuencia de su
trabajo y de su compromiso, no sufre del complejo de aquel que a pesar de tener
condiciones, siente que llegó con el apoyo “de”.
Una satisfacción poder escribir, en momentos
tan difícil para la creación venezolana, sobre el éxito obtenido por un
coterráneo. Por suerte nuestro país cuenta con creadores como Rolando, su
compromiso con la democracia y la libertad lo han llevado a consagrar parte de
su esfuerzo, en una constante lucha contra el régimen opresor, aportando su
grano de arena en la lucha por la libertad, su conmovedora obra “Luto” es una
muestra.
Artistas como Peña, Rayma o Gabriela Montero
han entendido su compromiso esencial, con la causa común de los venezolanos, no
es solamente una cuestión de talento, que de paso sea dicho ¡les sobra!
Es que en Venezuela su ejemplo contrasta de manera inequívoca con otros talentos, que son el ejemplo contrario, aquellos que se sienten dependientes psicológicamente del poder político, que representa también poder económico. Un complejo existencial que los disminuye, en completa oposición a creadores como Rolando Peña… que con valentía ¡Se agigantan!
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Venezuela Futura
Francia
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