lunes, 2 de noviembre de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ACOMPAÑANDO AL PRÍNCIPE, DESDE FRANCIA

Me encontré en Paris con Rolando Peña, artista plástico de la vanguardia venezolana, participando en la Feria de arte “Variation – Paris Media Art”. Conocido en el medio artístico como el “Príncipe Negro”, lleva con argullo el sobrenombre que le puso el Rey del Pop Andy Warhol.

Peña es un pionero de la escena artística latinoamericana, sus happenings, performances, videos, instalaciones y obras multimedia lo sitúan como una figura mayor de su generación.
Forma parte de esos artistas en los que la obra y su persona forman una sola entidad. Producto de la fusión de las artes escénicas y las artes plásticas, en los años 60 se instala en Nueva York, donde luego de actuar en la obra de teatro “La iluminación de Buda”, participa en varias películas del que ha sido la figura central del Pop Art.
Después de esas experiencias el artista se dedica a desarrollar, lo que es hoy en día su obra. Una larga y densa carrera internacional, que pudimos percibir durante la conferencia “Como convertirse en un artista de vanguardia latinoamericano y no morir en el intento”.
Un reportaje fotográfico acompañó la exposición que confirmaba lo que conocíamos: una constante experimentación de formas, medios y expresiones, donde el creador arriesga su propia imagen, incluyéndola totalmente dentro de la experimentación visual y plástica.
Su investigación sensorial que se inicia con el movimiento corporal, continúa con el rostro haciendo de sus “fotomatón” los precursores del selfie-expresionista. Irreverente, osado, curioso, intuitivo, todo lo fue conjugando en obras producto de un continuo decorticar el sincretismo cultural e histórico de su origen, confrontándolo con sus vivencias y encuentros singulares.
Un conjunto de símbolos, iconos e imágenes irreverentes, donde poco a poco se diluye lo que conocía mejor ¡el mismo! Dando paso a una síntesis, con la cual pasa a posesionarse de la realidad venezolana a través de un símbolo… el barril de petróleo dorado.
A partir de ese momento premonitorio, el artista desarrolla un lenguaje sostenido con los medios modernos de comunicación y expresión. Cajas de luz, instalaciones, videos, esculturas monumentales, van dejando testimonio en escenarios internacionales.
Una búsqueda estética evolutiva con un mensaje científico, ecológico y plástico. Una denuncia controvertida, fuerte y sin concesiones.
De la “Factory”, el estudio donde Warhol originó una revolución del arte, emergió este venezolano que hoy acompañamos con orgullo y afecto personal. Artistas, escritores, músicos y celebridades, moldearon su personalidad “underground”, un artista de su tiempo que supo interpretar en obra plástica, el producto natural-industrial que mejor define la grandeza y la tragedia venezolana ¡el Petroleo!
Un enorme paso sin contemplaciones, que se inicia con la serigrafía y que atraviesa fotografía, video, el multimedia, la tecnología que le permite crear espacios virtuales, las esculturas en 3D y sus obras digitales, humanizando de alguna manera la revolución tecnológica.
En un país donde hasta la política ha sufrido de superficialidad y donde se llegó al extremo, de que un número importante de ciudadanos votara por un militar golpista, explica por qué la obra del Príncipe Negro no fue comprendida en sus inicios, por parte de un público interesado en la facilidad, en lo que es tendencia, lo evidente y lo comercial.
Su trayectoria lo ha hecho acreedor de numerosos reconocimientos, destacamos el premio CAPS en Nueva York, la beca de trabajo de la fundación Guggenhein por su proyecto Petroleo Verde. En el 2010 la Asociación Internacional de Críticos de Arte lo nombra “Maestro de Arte Contemporáneo” en Venezuela, en el 2012 la AVAP le concedió el premio Armando Reveron.
En el 2014 la Bienal Internacional de Mérida le rinde homenaje por el conjunto de su obra y la Asociación de Arquitectos de Venezuela, le concede el Master of ArtMultimedia.
Rolando Peña ha llegado a su madurez como artista, sabe por experiencia que nada es fácil, aprendió que era mejor enfrentar la vida independiente y racionalmente. Su sensibilidad lo llevo a una y otra parte del planeta, vio, reflexionó, comparó y no tuvo temor en asumir.
Creció como ser humano y como artista, hoy es capaz de ver más allá de los límites geográficos e históricos. El mundo contemporáneo no tiene secretos para él, que lo pulsa y lo interpreta.
Lo que le permite enfrentar con dignidad las tinieblas que han sumido Venezuela en la oscuridad. Enciende en sentido figurado el barril de petróleo, a fin de tirar su señal de alarma contra el atraso histórico de un proyecto decadente, populista y autoritario, que atenta contra la creatividad, la libertad y los derechos del hombre.
Dentro de las difíciles circunstancias que atraviesa el país, es importante destacar la obra de los artistas, representan como nadie la esperanza… que es posible vislumbrar algo mejor. El hecho creador es positivo, cuestiona, propone, se adelanta al momento, planteando el cuestionamiento necesario de una realidad que no nos satisface.
El Príncipe forma parte de esos artistas talentosos que son libres, el reconocimiento del que goza es consecuencia de su trabajo y de su compromiso, no sufre del complejo de aquel que a pesar de tener condiciones, siente que llegó con el apoyo “de”.
Una satisfacción poder escribir, en momentos tan difícil para la creación venezolana, sobre el éxito obtenido por un coterráneo. Por suerte nuestro país cuenta con creadores como Rolando, su compromiso con la democracia y la libertad lo han llevado a consagrar parte de su esfuerzo, en una constante lucha contra el régimen opresor, aportando su grano de arena en la lucha por la libertad, su conmovedora obra “Luto” es una muestra.
Artistas como Peña, Rayma o Gabriela Montero han entendido su compromiso esencial, con la causa común de los venezolanos, no es solamente una cuestión de talento, que de paso sea dicho ¡les sobra!
Es que en Venezuela su ejemplo contrasta de manera inequívoca con otros talentos, que son el ejemplo contrario, aquellos que se sienten dependientes psicológicamente del poder político, que representa también poder económico. Un complejo existencial que los disminuye, en completa oposición a creadores como Rolando Peña… que con valentía ¡Se agigantan!
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Venezuela Futura

Francia

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