Nuestro cooperativismo es una herramienta
organizacional constituida y dirigida por ciudadanos con nombres y apellidos
que han asumido el reto de enfrentar sus problemas mediante cooperativas,
gracias a la doble condición Asociación – Empresas que poseen y le conceden
ventajas sobre otras organizaciones.
La crisis endógena del paìs, particularmente
en cuanto a valores y la estanflación, afecta seriamente nuestro movimiento,
retroceso en la producción con inflación superior al 200% no la soporta
cooperativa alguna y menos si ahora se suma el pago de impuestos. A esta crisis
no se le ve fin y… ¡lo que viene será peor!, nuestro reto es cabalgarla,
garantizar la sobrevivencia de nuestras cooperativas y, en paralelo,
profundizar nuestro anclaje en las comunidades buscando también generaciones de
relevo.
En nuestro movimiento se imponen creatividad
e innovación, formarnos; solo sortearemos esta crisis en la medida en que
estudiemos y comprendamos las causas de esta triste realidad, en la medida en
que nos compenetremos con la necesidad de cambios y nos armemos con
herramientas apropiadas, resolvamos confusiones y contradicciones, reafirmemos
nuestra condición democrática y autogestionaria impulsando la intercooperaciòn
y la integración; en fin, en la medida en definamos nuestra identidad como
movimiento nacional y actuemos en consecuencia.
Un aspecto clave es establecer linderos en
nuestras relaciones con el Estado. Demasiado daño hizo nos hizo su impulso a la
constitución de 413.000 cooperativas de las que no menos de 390.000 están en el
Cementerio de Cooperativas Mayor del Mundo; sigue haciéndonos daños el
nombramiento de funcionarios con el solo merito de pertenecer a la Misión
Francisco de Miranda; funcionarios que desconocen el cooperativismo y califican
como cooperativa a la Universidad Santa María, y meten nuestras cooperativas en
el mismo saco de las falsas y de maletín que negocian contratos jugosos con
Pdvsa y otras empresas públicas. Esas falsas y de maletín si deberían ser
anuladas por Sunacoop luego de obligarlas a pagar impuestos y multas.
01.- EDUCACIÓN, FORMACIÓN PARA EL TRABAJO E
INFORMACIÓN.
Este principio, hoy en revisión junto a los
otros, afirma que “Las cooperativas proporcionan educación y formación a los
asociados, a los representantes elegidos, a los directivos y a los empleados
para que puedan contribuir de forma eficaz al desarrollo de sus cooperativas.
Informan al gran público, especialmente a los jóvenes y a los líderes de
opinión, de la naturaleza y beneficios de la cooperación”.
Si lo unimos al del Interés por las
Comunidades, estamos obligados a llevar cooperativismo a la sociedad, adoptar
la enseñanza del cooperativismo en las escuelas y liceos más cercanos y lleve a
maestros, niños y jóvenes el mensaje cooperativo bajo esquemas de
Responsabilidad Social Cooperativa (RSCoop).
En nuestro movimiento muchos reconocemos que
los problemas se resuelven con base en lo formativo pero un asunto es pensarlo
y otro es hacerlo. Nuestras actividades educativas, no se diseñan sobre
diagnósticos de necesidades formativas
de directivos y asociados, se
formulan sobre caprichos y relaciones
amistosas, con prioridad a lo barato y no a la calidad, son repetitivas, de
poco alcance, puntuales y sin seguimientos.
¿Hasta cuándo “estamos preparando la
asamblea” será excusa para posponer hasta julio el inicio de las actividades
formativas?. Cooperativa que no realice sus asambleas en el primer trimestre es
porque tiene directivos irresponsables. Si quienes preparan las asambleas son
los mismos de educación, que reconozcan su incapacidad y concedan paso a otros;
lo contrario es correr el riesgo de convertir esa cooperativa en falsa.
02.- HACIA UNA REINGENIERÌA DE LAS UNIDADES
DE EDUCACIÒN.
Las unidades de educación deben ser el
epicentro de las transformaciones; por ello se debe actuar con buen sentido de
orientación e innovación, y la intercooperaciòn y la integración como los
procesos idóneos para impulsar la educación con economías de escalas. Esfuerzos
aislados son despilfarro de recursos y pérdida de sinergias, debemos unirlos
ante: 1.- Necesidades formativas apremiantes de asociados y trabajadores; 2.-
comunidades que constituirán las generaciones de relevo y hacia las cuales
debemos desarrollar Responsabilidad Social Cooperativa (RSCoop); y 3.- un paìs
que reclama valores y principios.
En lo inmediato apretemos aquellas tuercas
del sistema educativo cooperativo que dependen de nosotros e iniciemos una
reingeniería de las unidades de educación; al respecto deberíamos:
1.- Retomar aquella práctica de Ceconave y
algunas centrales de realizar Asambleas Anuales de Educación entre septiembre y
octubre en las que se apruebe el Plan de Actividades Formativas y de
Capacitación del año siguiente
considerando un diagnóstico de necesidades formativas y la
disponibilidad del Fondo de Educación. Una asamblea ordinaria puede
establecerlas sin necesidad modificar el estatuto.
2.- Formar equipos de facilitadores que
induzcan y fortalezcan los preceptos cooperativos entre los asociados, y apoyen
la difusión del cooperativismo en las comunidades. Toda cooperativa debe
establecer que quienes aspiren a ingresar en ellas reciban un Curso de
Inducción.
3.- Impulsar la promoción cooperativa sin temor
a relacionar este proceso con sus
productos y servicios, ¿porqué no hablar de nuestros servicios
funerarios y los de salud o consumo si las comunidades tienen esas
necesidades?.
4.- Recuperar la figura de los aprendices
como fórmula idónea de convertir nuestras cooperativas en escuelas permanentes.
En esta idea impulsar las pasantías de hijos de asociados y otros jóvenes, asì
como potenciales trabajadores para prepararlos y realizar una mejor selección;
esto amerita un mínimo de sistematización y tutorías.
5.- Establecer alianzas con universidades e
institutos, sus enseñanzas e investigaciones son claves para nuestros procesos
formativos; encerrarse en el círculo vicioso de nuestros propios conocimientos
creyéndonos autosuficientes frena necesarias aperturas y desarrollos. Los casos
exitosos de cooperativismo en nuestro paìs son frutos de conocimientos
universitarios y de seminarios de algunos de sus actores aunque ellos lo
escondan.
6.- Aprender, ¡no copiarnos!, de experiencias
de otros países. El auto-ostracismo en asuntos formativos es germen de nuestra
propia destrucción.
7.- Constituir centros documentales y
videotecas con los documentos básicos de la cooperativa (estatuto, reglamentos
e informes anuales), la Constitución Nacional, la LEAC, libros y documentos
sobre Economìa Social y cooperativismo. Quienes asistan a procesos formativos
deben replicar las reflexiones y aportes recibidos a los compañeros que no
asistieron y entregar los documentos y Cds recibidos al Centro documental.
03.- UNA APERTURA AL PAÌS. COOPERATIVISMO EN
LOS PROGRAMAS FORMALES Y COOPERATIVAS ESCOLARES.
La trascendencia de nuestro movimiento pasa
por no olvidar que venimos de las
comunidades y que de ellas saldrán las generaciones de relevo que garantizarán
su futuro. Siendo asì, ¿porqué no formular planes para niños y jóvenes?, planes que los
involucre en las tres áreas básicas de la Responsabilidad Social Cooperativa
(RSCoop), a saber:
1.- La cooperativa misma mediante visitas y
pasantías puntuales o en épocas vacacionales, en la idea de practicar
cooperativismo, construir solidaridad, y prepararlos para el futuro ya que la
cooperativa es su potencial lugar de desarrollo y trabajo.
2.- Lo societal o el entorno de la
cooperativa a partir de un mapeo de las organizaciones aledañas con miras a
impulsar un voluntariado que apoye las soluciones a sus problemas con la
educación como soporte. Toda cooperativa debería apadrinar la escuela más
cercana y apoyar otras organizaciones como guarderías, ancianatos, y hospitales.
3.- Lo ambiental, todo cooperativista debe
defender el ambiente en la idea de preservarlo para generaciones futuras bajo
esquemas de desarrollo sustentable.
La trascendencia de nuestro movimiento será
mayor en la medida en que insertemos nuestros valores, principios y acciones en
la estructura medular de la educación formal del paìs.
En ese sentido debemos exigir la re-inclusión
del cooperativismo y sus prácticas en los programas de enseñanza de la
educación primaria y secundaria en las áreas de formación para el trabajo y
trabajo comunitario del Ministerio de Educación. Al respecto, apoyemos la
iniciativa de la compañera profesora Grecia Rivas, de la Central Cooperativa de
Falcòn (Cecofal), que intenta formular una propuesta en ese sentido, enviémosle
ideas y referencias para como apoyo.
Pero atención, no es suficiente con que esos
contenidos en los programas; a Dios rogando y con el mazo dando: debe acompañarlos
con la puesta en marcha de cooperativas escolares, de esas que se iniciaron en
nuestro paìs en los 40s y cuyo impulso ha sido tan buscado por compañeros como
José Elías Thielen, hoy fallecido, y Carlos Molina Camacho, muy activo en todo
lo que al movimiento se refiere.
No olvidemos jamás que todo proceso formativo
parte del dominio de la lectura, la escritura y la educación formal, acá
aplaudimos al cooperativismo colombiano que destina un porcentaje de sus
excedentes para que sus asociados culminen sus estudios de primaria,
bachillerato y hasta universitarios.
Hace unos años la entonces muy activa
Cooperativa Las Nieves de Aragua impulsó con relativo éxito la propuesta “Todo
cooperativista debe ser bachiller”. ¿Quién le niega a nuestras cooperativas la
constitución de fondos para apoyar los estudios de sus asociados?, retomemos la
idea desde abajo: “Todo cooperativista debe tener al menos la primaria
aprobada”.
- A MANERA DE CONCLUSIÓN.
La crisis endógena del paìs, particularmente
en cuanto a valores y la estanflación, nos obliga a prepararnos. Como afirmó
Simón Rodríguez: “O inventamos o erramos”; nos corresponde estudiar,
prepararnos, y formar generaciones de relevo o seremos víctimas de nuestra
propia e injustificada ignorancia. Por y para algo nuestro movimiento adoptó el
Quinto Principio: Educación, Formación para el trabajo e Información y cuenta
con un fondo para ello. Basta de buscar culpables fuera del paìs y fuera de
nuestro movimiento, hay factores externos que inciden sin duda alguna, pero nos
corresponde apretar la amplia mayoría de las tuercas.
Propuestas como las formuladas pasan por
convertir nuestras cooperativas en verdaderas escuelas de vida, de democracia,
de ciudadanos útiles para impulsar una sociedad que se autoconstruya
permanentemente sobre los valores y principios cooperativos combinando
asertivamente lo social con lo económico pues las cooperativas son para crear
riquezas y mejorar nuestros niveles de vida, no para igualarnos en la pobreza y
continuar en ella. No olvidemos que todo cooperativismo exitoso tiene como base
apropiados sistemas formativos.
Una cooperativa que no impulse el Quinto
Principio es falsa. De no aplicarlo, podrá ser gigante y con miles de
asociados, pero siempre tendrá pies de barro.
Cooperativas falsas ya hay demasiadas en
nuestro paìs. ¡Demos el ejemplo!.
Oscar Bastidas-Delgado
oscarbastidasdelgado@gmail.com
@oscarbastidas25
Caracas - Venezuela
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