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Llegar al 6 de
diciembre después de haber recorrido los 16 años de tan angustiosa pesadilla,
más que intentar doblegar el espíritu combativo del venezolano lo interpretamos
como esas emboscadas tan comunes en la
historia de nuestro país, donde los
dictadores ocupan roles predominantes guiados por el afán del poder y las
riquezas, pero terminan siendo víctimas de sus propias ambiciones y reducidos
al fatalismo de un final sombrío. Atrás
quedan lágrimas y heridas insanables; y también algo tan doloroso que jamás
habíamos cuantificado en el significado horror como es la descomposición social
en pérdidas humanas. Esa es la principal
razón para cumplir con el deber de votar que nos reclama nuestra
conciencia; para devolverle al país una
Asamblea Nacional con rostro de
Parlamento y la majestad señorial que se merece nuestra patria.
No somos pesimistas
porque nos aceramos el espíritu en las jornadas del coraje y el
sacrificio. Venezuela es tierra de
hazañas, su historia es hermosa y la pregonamos con orgullo, ya que cada letra
estampada con valor nos hace sentirnos más venezolanos. La referencia nos lleva a las generaciones
porque para cada acción tirana hubo una respuesta. De la generación del 28 pudiera no haber sobrevivientes;
pero los hechos, las anécdotas y la rebeldía de sus protagonistas, constituyen
el más fiel paradigma de la abnegación y
el amor por la libertad.
Lograríamos extendernos en los recuerdos de lo que
culminó un 23 de enero con la caída de
Marcos Pérez Jiménez; pero sentimos que está tan fresco en la memoria de tantos
venezolanos, que más bien valdría la pena preguntarnos si muchos de sus actores
no cargamos con una buena parte de
responsabilidad, en la desviación de
todo ese esfuerzo traducido en penurias
vividas en esa cruel dictadura.
La lucha por la
libertad está fortalecida, hay sangre joven que vibra: se levantó la generación
del 6 de diciembre. Invalorables han
sido los esfuerzos de esa juventud que cierra
filas en las universidades, los muchos centros de estudios y los núcleos
de trabajo hoy alineados en primera fila
manifestando su presencia y
valentía. Ese ejemplo es un llamado
de responsabilidad, una campanada sobre la necesidad cierta de romper las
cadenas de la actual dictadura.
Venezolanos es la nacionalidad: la patria se lleva en el corazón. Estamos a pasos de reencontrarnos, de volver
a ser hermanos. Votando iniciaremos el camino hacia el país libre.
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela
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