Ideologías políticas, ambas hermanadas en su objetivo de esclavizar a la humanidad, una
primero y otra después, bajo el signo de
la redención de la pobreza, tienen en la farsa uno de sus principales
instrumentos de lucha, de allí la imperiosa necesidad de nunca perderlas de
vista.
Si bien es cierto
que el comunismo como denominación dejó de ser atractivo por su legado
catastrófico imposible de ocultar, se disfraza con el término de socialismo. Este, ayudado en mucho por la
irresponsabilidad de tantos socialdemócratas del mundo que haciéndose llamar
“socialistas” disfrazan el fracaso implícito de tan malsana doctrina, continúa
hoy su indetenible misión de acabar con la libertad de los pueblos, que
desprevenidos abren sus puertas a progresistas, humanistas sociales, luchadores
sociales y otras denominaciones similares, fachadas típicas del socialismo
cuando pretende infiltrarse, a sabiendas que su propia denominación comenzó a
ser desde hace mucho, objeto de justo repudio.
En nuestro país, el
tirano Hugo Chávez solo se atrevió a confesar su condición de socialista en
2007, pasados ya 8 años de iniciado su régimen, cuando creyó tener controlados
todos los hilos del poder. Otra prueba irrefutable de la vergüenza implícita
del socialismo como ideología, muy a pesar de las falacias históricas que
pretenden vincularle con la justicia social, el bienestar general, o la
felicidad popular, cuando lo cierto es su naturaleza tiránica siempre que llega
al gobierno.
Tengamos cuidado
con todos aquellos complacientes ante el socialismo, incluso los que
encontremos en el seno del movimiento demócrata nacional, pueden ser
infiltrados o bien socialistas fantasiosos, en todo caso inútiles en esta hora
crucial para salir de la dictadura socialista por cualquier vía de las
establecidas en la Carta Magna. Ora y labora.
Ronny Padron
caballeropercivall@gmail.com
@caballeroperci
Anzoategui -
Venezuela
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