En mis años mozos, ya como gerente,
me dieron la tarea de dirigir una organización (la llamaré PX) que se había
hecho famosa por sus pocos logros. Estaba formada por muy buenos ingenieros y
otros profesionales pero en su conjunto le costaba cumplir con las fechas
prometidas de terminación de los trabajos. A lo largo del tiempo la propia
organización había desarrollado un sistema para explicar las razones de los
retrasos y mensualmente publicaba un reporte de unas doscientas páginas donde
se recopilaban todos los problemas y se detallaba lo mal que estaban las cosas.
Con frecuencia el gobierno de Maduro
me recuerda esa vivencia pues pareciese más importante la explicación de lo
malo que el logro de resultados.
La macro paliza de votos en contra
que recibió Maduro y su gente es suficiente como para preparar las maletas y
renunciar, pero la explicación ya estaba cocinada “Carajo esa guerra económica
nos fregó. Los enemigos del pueblo hicieron que la gente votara en contra”.
Un gobierno medianamente inteligente
habría dicho “Mucho estaremos haciendo mal para recibir ese griterío de rechazo.
Vamos a ver si con la ayuda de la nueva Asamblea podemos mejorar”. Reconocer
que lo estás haciendo mal no tiene nada de indigno, todo lo contrario te
muestra con la fortaleza y disposición para cambiar. Pero pareciera que eso es
distinto entre los fanáticos de ideologías “infalibles”. La culpa de la falla
es imposible que sea mía así que debe ser de otro. Pues no lo es. La paliza
está bien ganada y los grandes culpables de este desorden cósmico son Maduro y
Diosdado.
Decenas de fenómenos sociales de los
últimos años en el mundo muestran claramente lo que piden los pueblos. No piden
milagros, piden gobernantes honestos y gobernantes que generen resultados. Ser
honesto no es solo no robarse los dineros públicos sino un comportamiento ético
global y logar resultados es indispensable. Hay que resolver problemas y hay
que crear las oportunidades para que los ciudadanos tengan una buena calidad de
vida ganada con su esfuerzo.
Volviendo al cuento inicial de PX,
las cosas empezaron a mejorar a medida que se dividieron los trabajos y la
responsabilidad total por resultados se enfocaba en cada ingeniero. En poco
tiempo ya se cumplían las fechas de las tareas, la organización mejoró
paulatinamente y el libro gordo de las excusas desapareció.
Los gobiernos modernos no están para
fabricar explicaciones de sus fallas, están para obtener resultados. Si lo
logran no necesitan publicidad pues los mismos ciudadanos se encargan de
hacerla.
A los recién electos y proclamados
Diputados a la Asamblea Nacional también les toca esta música. Que el logro sea
su Norte. Los esfuerzos sin concreción de nada sirven. Ayuden a los muchos
pobres con premura, ayuden a que la calidad de vida de los ciudadanos mejore.
Hablen poco y hagan mucho. Pongan la gran casa en orden. Los elegimos para eso.
Solo queremos buenos resultados como respuesta. Ustedes pueden.
A hacer Patria. Viva Venezuela.
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
Zulia - Venezuela
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