Desde la
misma noche del seis empezaron a dar demostraciones del poco talante
democrático que tienen. Porque la clave
de la vida ordenada en una república es la alternación de grupos en la
administración del Estado. Y de
republicanismo ellos tienen muy poquito.
Son gente que no cree en la democracia; se sirven de ella para acceder
al poder, pero inmediatamente después empiezan a desmantelarla. Si lo dudan, revisen la reforma
constitucional propuesta en 2007 por el muerto fallecido; en ella, entre otras
maniobras destinadas a volvernos cubanos, trató de colar aquello de que el
poder popular “NO nace del sufragio ni de elección alguna”. Y cuando fue derrotada esa barbaridad, no se
anduvo con tiquis-miquis y la metió en la ley que, violando la Constitución,
crea las comunas —que no son sino una forma descarada de acabar con los poderes
regionales y locales.
Regreso a
mi frase inicial. Decía que desde la
misma noche del seis, al saberse perdidos, empezaron a tirotear el proceso
eleccionario. Solo así se explica que la
Tibi y sus madamas, sabedoras de los resultados desde las nueve de la noche,
los aguantaron hasta pasada la medianoche.
Y cuando los informaron, a sabiendas de cuántos diputados tenía cada
quien, empezaron con el goteo: primero 99, después dos más y así hasta que, en
la tarde del martes, soltaron el número definitivo.
A renglón
seguido, comenzaron sus picardías pendejas para tratar de demeritar los
esfuerzos y el triunfo de la MUD.
Resulta que quien ganó, según ellos, fue la fulana “guerra económica”. No fue que ellos perdieron por la guerra que
le declararon a la economía; ni por sus ineficiencias y corruptelas; ni por el
desastre en asuntos de salud, educación y seguridad que han causado; ni por las
escaseces que hacen que el pobre sea más menesteroso. No, según los muy orondos señorones que vuelan
en aviones de Pdvsa, toda la culpa la tiene el imperio. ¡Descarados!
Malgastaron una porción muy grande del tesoro tratando de comprar
conciencias y haciendo propaganda; usaron sin escrúpulo alguno todas las
riendas del poder para lograr ventajas y, cuando a pesar de los ventajismos
perdieron, se escudaron en que la MUD disfrutaba de un inmenso aparato
mediático. ¿Será que creen que los
venezolanos no se dan cuenta que casi toda le prensa escrita, todos los canales
de televisión y la mayoría de las emisoras de radio han sido secuestrados,
comprados por amigotes y testaferros, o silenciados por el retiro de
concesiones y la negación de papel?
Ya voy
por la mitad del escrito y no he informado algunos de los hechos que los
retratan como malos perdedores. Pero a
lo mejor no hace falta: todo el mundo las ha visto. Los más altos personajes del régimen,
empezando por el ilegítimo, ahora quieren hacer ver que la Asamblea no tiene
poder alguno que no pueda ser “bypaseado” por el Ejecutivo, declarado inconstitucional
por la reina del Botox, o señalado inexequible por ese nido de copartidarios
que dizque es el “poder moral”.
Cualquier proposición que llegara del palacio de Ciliaflores era
aprobada sin hacer caso a los sensatos reparos de la actual minoría —cuando
llegaban, porque con las habilitantes, los miraflorinos se despachan y se dan
el vuelto. Ahora, cuando las vivezas de
la “ingeniería electoral” se les convirtieron en cuchillo para su propia
garganta, dicen que la Asamblea no tiene poder…
Los argumentos
no pueden ser más peregrinos. Ya le he
escuchado dos veces a Jesús Farías alegar que los ganadores “no han hecho nada;
siguen las colas y la escasez de productos de primera necesidad”. Ex profeso, de manera artera, olvida que los
nuevos diputados no recibirán sino dentro de un mes; y que todas las
importaciones las hacen sus copartidarios —previas abultadas comisiones, sin
duda. Desde la tumba, su padre, que
también era comunista, pero que era persona respetable, debe estar abochornado
por las bajezas de su hijo.
Como ese episodio, muchos más. El del muy sofocado Tarek Saab, el defensor
del gobierno, desviviéndose por ser el más vehemente negador de los poderes del
nuevo Legislativo; el capitán Hallaca buscando nombrar, tipo express, unos
magistrados —sin muchos currículos, pero con carné— para hacer más rojo al
Tribunal de la Suprema Injusticia, como que si hiciera falta. Pero el trofeo de la mano con el índice y el
pulgar en 90 grados, para significar la “L” de “loser” se la lleva el ocañero con
sus chantajes emocionales, sus amenazas de coger la calle (que perdió), su
negativa a firmar la amnistía que no le ha llegado. La excusa: que los presos políticos son los
autores de los homicidios del año pasado.
Obvia, sabedor él, que la mayoría de los asesinatos fueron causados por
agentes del régimen.
Y para
hacer creer que manda, Nicky les pide la renuncia a los ministros. Será nuevamente el ridiculus mus de
Horacio. El nuevo gabinete tendrá las
mismas caras en diferentes carteras; el mismo reciclaje de 17 años. Debe entender que la solución no está en
rotar ministros sino cambiar de modelo económico. Y hasta de presidente…
Humberto
Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt
Carabobo
- Venezuela
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