La primera confrontación importante, que puede agravar la crisis
política y socio económica que atraviesa el país, puede ser el rechazo
anunciado por el Presidente Maduro a la segura Ley de Amnistía que aprobará la
nueva Asamblea Nacional que se instalará el próximo 5 de Enero del 2016. De
esto puede deducirse que tampoco habrá diálogo con la oposición o mejor dicho
con el Poder Legislativo que representa la mayoría de los venezolanos cuya
voluntad fue expresada en las Elecciones Parlamentarias del pasado 6 de
diciembre.
Después de casi 3 años de gobierno del heredero escogido por el Presidente Hugo Chávez, ha aumentado
el número de presos políticos y de perseguidos por expresar públicamente sus
ideas en contra del régimen, todo indica que la Asamblea Nacional electa
aprobará una Ley de Amnistía, por lo que surge la interrogante de si el Jefe de
Estado estará en condiciones de ordenar que se proceda a la liberación de los
presos políticos y al regreso de los exiliados, en esta Navidades.
En un artículo anterior escribí algo parecido a lo que voy a exponer,
porque en sus aspectos fundamentales todavía está vigente. El país democrático
fue conmovido e indignado por la revelación de la Jueza Afiuni de su violación
en cautiverio, lo que constituye un delito de lesa humanidad, y aunque hoy
tiene la casa por cárcel sigue esperando que en esta Navidad, momento de
reflexión o recogimiento cristiano, la amnistía y la reconciliación en el mundo
político, se hagan presentes como símbolos de grandeza humana y de espíritu
americanista de gobernantes y
gobernados.
El secuestro del Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, La imputación a
María Carina Machado de un supuesto magnicidio, sino fuera por la gravedad de
la acusación y el papel subalterno de la Fiscalía General de la República
frente al Poder Ejecutivo, produciría la burla nacional e internacional de
quienes conocen el coraje cívico y convicción democrática de esta excepcional
mujer y luchadora de méritos incuestionables
para defender sus principios éticos, morales y políticos, como muy pocas en el
universo político en el que actúa en pleno
siglo XXI. Pero la brutalidad represiva contra Lepoldo López, el Alcalde
Ceballos y la propia María Corina Machado, víctima de la agresión física y
cobarde por parte de algunos parlamentarios pesuvistas, y de calumnias
permanentes en los medios de comunicación controlados por el gobierno, nos hace
pensar que difícilmente la amnistía de todos los presos y exiliados políticos, pueda estar presente en la mente del
Presidente de la República.
Y aunque la decisión de Presidente de liberar a los presos políticos
y permitir el regreso de los perseguidos, no sólo sería una de las más
sencillas y magnánimas a tomar, sino también la demostración de que puede
controlar la pugna entre grupos
militares y civiles. De no controlar o por ser parte la crisis interna que atraviesa su partido lo
puede inclinar a una mayor represión contra la oposición y contra sus
disidentes.
El heredero del Presidente Chávez no tiene justificación política para
mantener en prisión y en el exilio a centenares
de venezolanos que piensan distinto a él, cuando la oposición ha
adoptado como política fundamental de lucha en el marco de la Constitución
Nacional Bolivariana, como lo demostró con su participación en las Elecciones Parlamentarias de diciembre de este año 2015.
A estas alturas del mandato de Nicolás Maduro, después que Venezuela se
expresó mayoritariamente en las urnas
electorales, contra su administración, resulta inaceptable, mundialmente
repudiable, que continúe su política
violatoria de la libertad, del debido proceso y de los derechos
constitucionales que prohíben la tortura
y el secuestro y se perpetúen los atropellos a la ciudadanía.
Ojalá no resulte inútil el llamado que ha hecho la Iglesia Católica y
otros sectores importantes de la sociedad al Presidente Maduro a observar una
conducta humanitaria ante la gravedad
que atraviesan algunos presos políticos con respecto a su salud. Las gestiones
que adelantó el diputado Edgar Zambrano, no encontraron en
principio, algún eco en la voluntad del Presidente de la República, quien se negó hasta recibir los recaudos. De no
haber amnistía estaríamos en presencia
de un acto más de crueldad contra los familiares, que esperan esperanzados
pasar la Navidad al lado de sus seres queridos. Y en cuanto al mundo político
sería echarle gasolina al fuego de la polarización y cerrar los caminos de la
reconciliación de los venezolanos por tiempo indeterminado.
De allí que tanto por razones humanitarias, como por un futuro político
de convivencia civilizada, en cuyo escenario cada ciudadano pueda expresar
libremente y por los medios a su disposición, sus ideas, su pensamiento, tal
como lo establece la Constitución Nacional, el gobierno debería aprobar la amnistía en esta Navidad.
Y finalmente es necesario registrar que todavía la Constitución Nacional
está vigente, a pesar de los violaciones que ha sufrido por un gobierno
autocrático, empeñado en transitar un rumbo en el cual fracasaron decenas de
países dirigidos por gobernantes sectarios, intolerantes y dogmáticos que
pretendieron obligar a la mayoría de sus gobernados a actuar contra la
condición libertaria del ser humano, imponiéndoles un socialismo o comunismo a
la cubana, que los igualaba a todos en la miseria.
En el único contexto que ha
progresado el ser humano y que le ha permitido convivir en libertad y
aunar esfuerzos para buscar el bienestar de todos, ha sido la democracia y sus
instituciones del Estado de Derecho. Si impera un mínimo de sensatez en las
altas esferas gubernamentales debe producirse la amnistía y abrirle cauce a un diálogo civilizado.
Juan Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
Miranda - Venezuela
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