Y llegó el 5 de
enero. Venezuela había vivido días previos con un alto grado de angustia. Todo
el país pendiente de qué haría un gobierno que nos tiene acostumbrado a hacer
trampas, a burlarse de la voluntad popular. Un gobierno al mejor estilo del
castro comunismo.
Los ojos del mundo
democrático estaban puestos en nuestro país y en ese día. Y llegó el día,
tanquetas y efectivos militares rodeaban el Palacio Legislativo. Una multitud
de seguidores de la oposición democrática por un lado y un grupo de colectivos
gubernamentales por el otro, separados y en relativa calma.
El diputado de mayor
edad abrió (ebrio?) la sesión de instalación de la AN y como buen chavista
designó secretario accidental a uno de sus camaradas y una comisión de revisión
de credenciales totalmente parcializada, 4 a 1. 163 diputados ok y 4 fuera.
Sumisamente se
aceptaba la írrita decisión del TSJ que echaba al cesto la voluntad de los
amazonenses. Y se encendió una luz.
Barboza postuló a 3 de demócratas de primera, probos, comprometidos con su
pueblo, Henry, Márquez y a Calzadilla. 109 votos a favor, 54 no lo podían
creer. Pero los pueblos vuelven a su lugar de origen. La cultura democrática
derrotó al despojo comunista. Un primer poder público se liberaba de las garras
del castrismo. Recuperaba su autonomía e independencia constitucional. Todos
los medios de comunicación, nacionales e internacionales, después de 17 años,
volvían al hemiciclo.
Y Henry asumió la
presidencia. Juramento ante Dios y la Patria. No sé por qué me vino a la memoria
aquello de “we will come back”. La AN recuperaba su seriedad, su altura, su
decencia. Sin retrato del difunto. Un experimentado demócrata empezaba a dictar
cátedra de asambleísmo. Capeó las escaramuzas boicoteadoras del oficialismo con
elegancia, con respeto. Su discurso inaugural fue una pieza sobria, seria,
atacando con altura lo atacable. Anunciando que de ahora en lo adelante las
cosas iban a ser diferente. Que el cambio daba inicio. No más sumisión de la AN
al poder ejecutivo. Convocó a legislar y a controlar. “Quien designa
disciplina”. Se revisarán todas las leyes y actos revisables. Ni contrapoder ni
subordinación. A trabajar.
Personalmente este 5
de enero me hizo evocar los tiempos de la democracia civil. La democracia del
respeto a los poderes, del ejercicio pleno del derecho a hablar, a decir y
disentir, sin miedo y sin cortes de micrófonos. La democracia sin un militar
dando órdenes cuartelarías a diputados. La democracia con sus virtudes y
defectos. Perfectible. Esa democracia que estos barbaros fascistas ha dado en
llamar puntofijista. Y que yo reivindico a mucha honra. Que fue ejemplo de acuerdos, consensos y
tolerancia. Que sirvió de modelo para muchos pueblos al regresar a la vida
democrática. 17 años después se encendió nuevamente la luz de la libertad.
Gracias debemos dar a este bravo pueblo, que hizo posible el milagro. Ahora a
trabajar, a trabajar duro, a no decepcionarlo, no se permiten más erros.
Prohibido fallarles. Henry, tú y los 111 diputados, mujeres y hombres, electos
el 6D y juramentados el 5E, tienen la palabra. Son custodios del candil de la
democracia. No puede haber viento que lo apague. Atrás debe quedar la pesadilla
del oscurantismo castro comunista. Viva Venezuela, viva la democracia, viva el
soberano pueblo de Venezuela. Adelante.
Iván Olaizola
D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1
Miranda - Venezuela
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