Interminables cadenas
presidenciales a lo largo de 17 años han resaltado que la Constitución promueve
los derechos humanos.
Interminables cadenas
presidenciales a lo largo de 17 años han resaltado que la Constitución promueve
los derechos humanos. El del libre desenvolvimiento de la personalidad, el
derecho a la igualdad, la prohibición de discriminaciones de cualquier índole.
Todo ello se hizo consigna en boca de Chávez y sus seguidores.
Pero el libre acceso
a la justicia resultó una morisqueta en manos de un poder judicial corrompido
por el chavismo. Hacen de jueces y magistrados no los más respetados abogados y
catedráticos sino mandaderos de comisarios políticos.
La igualdad ante la
ley consagrada por el artículo 21 de la Constitución ha sido pisoteada. Han
segregado al país.
La llamada lista de
Tascón, las declaraciones de Molina, el que estaba en el Ministerio de la
Vivienda, o las de Motta Domínguez, el militar al frente de Corpoelec, quienes
han perseguido y despedido a todos quienes no sean del Psuv. Esos verdugos son
los que mandan.
Pontificaron sobre la
participación a todos los niveles, pero cuando una contundente mayoría se
expresó contra las reformas socialistas que el año 2007 Chávez pretendió
imponer, este llamó a la voluntad popular “victoria de mierda”.
El culto a la
personalidad, logrado con inversiones multimillonarias del presupuesto nacional
y mediante el corrompido uso de medios e instituciones públicas, hizo que
seguidores inocentes incorporaran a su cotidianidad ese lenguaje escatológico.
Para nada fueron
respetuosos del voto. Decretaron leyes para burlarse del veredicto popular
contra las reformas de la Constitución. La trampa era su método. Así hicieron
con el triunfo de Ledezma al quitarle atribuciones. Y con las derrotas de
Cabello y Jaua en Miranda, creando estructuras paralelas a la Gobernación.
Con un lenguaje que
construye odios intentan ignorar la voluntad de cambios de más de siete
millones de votantes.
Llaman lacayos del
imperio a quienes protestan el intervencionismo cubano, ruso, chino y
brasileño. Señalan de parlamento burgués a quienes denuncian el vidón que se
dan en Europa y Estados Unidos traficantes de drogas y operadores del monopolio
de las importaciones y de la contratación de obras públicas.
Su lenguaje y sus
actuaciones revelan cuánto pueden llegar a mancillar los derechos humanos
quienes antes fingían ser sus defensores.
Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
@claudiocontigo
Caracas, Venezuela
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