«Algunos piensan que
Luxfero es el Demonio, empero, sostengo lo difaman por lógicamente temerle. Lo
conozco de trato y comunicación: y, cada vez que me convida platicar, sólo
lleva una luz mediante la cual ilumina ese túnel que juntos recorremos en busca
de sátrapas a la Humanidad lesivas»
El «Jerarcariado
Corrupto» del «Gobierno Terrorista Venezolano» no tuvo que mirar muchas
películas sobre la vida de afamados mafiosos para imitarlos, porque cada
persona nace con algún talento (torcido o no) que rápidamente desarrollará para
exhibirlo. A edad temprana, nuestros írritos e ilegitimados torturadores
mostraron vocación para convertirse en
«signori di tutte le cose». Fueron exitosos durante cierto tiempo, y lo
digo porque convirtieron el ejercicio del mando político en una «Corporación
Transnacional para la Comisión de Actos Aborrecibles».
«The signori di tutte
le cose Company» tuvo a la «Viuda Chechaca» (cheguevariana opulenta) en
Argentina, ya caída por la voluntad del pueblo; pero, todavía a una poderosa
escoria en Brasil que (sin dignidad) se resiste a ser «imputada» y al aborigen
cocalero que arroga de Tupac AMARU en Bolivia. Esa poderosa organización
industrial del crimen tiene registros notariados en «The Empire State»,
«paraísos fiscales» de Europa, también caribeños y «bancos de dudosa
reputación» en «Ultimomundano»: donde fue urdida por quienes «recibieron un
mandato» que no para devastar nuestra república y otras tras exportar su
Metodología Criminal Totalitaria. Primero, debieron «jurar obedecerían y harían
cumplir la Carta Magna y Leyes de la República de Venezuela»: un documento guía
que contiene los principios fundamentales de un Proyecto de Gobierno
Constitucional a favor de los ciudadanos venezolanos y el fortalecimiento
jurídico/financiero/militar del país.
Desde la Asamblea
Nacional, las mujeres y hombres que a partir del 05 de Enero 2016 asumen el
«mandato constitucional» que los venezolanos les hemos concedido tienen la
ardua tarea de propugnar soluciones a problemas gravísimos: pero también
fumigar lo corrompido y esterilizar los instrumentos quirúrgicos de las demás
instituciones del Estado Venezolano explícitamente contaminadas por «The signori di tutte le cose Company». Esa
organización que, la víspera, envió «colectores» de pruebas incriminatorias de
sus delitos capitales al Departamento Administrativo de la AN. Apresurados,
aprobaron írritas leyes orgánicas para desvirtuar las funciones y deberes de
quienes están frente al Banco Central y nombraron novísimos mercenarios para la
impartición de injusticias.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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