La conmoción se
inició en horas de la madrugada del 6D cuando la presidenta del CNE se dirigía
con su clásico chaleco de trabajadora del Estado a anunciar los recientes
resultados electorales de la Asamblea Nacional. Claramente vimos a una de sus
compinches en la segunda línea del escalafón, pasando el dedo índice por su
garganta. La señal, dirigida a alguien de su confianza era muy clara, algo así
como “nos pelaron manita”. Nadie podía imaginar un resultado tan devastador
para la revolución bonita.
La reacción de los
chavistas no se hizo esperar. Primero fue la ira, como si la votación fuera la
repetición de un golpe de estado, después el estupor cuando constataron que
habían perdido hasta las 2/3 partes de la Asamblea, inmediatamente después
sobrevino un shock acompañado de temblores de pánico y confusión, que los
obligó a trabajar a escondidas hasta altas horas de la madrugada, nombrando
magistrados, impugnando a los representantes elegidos por el pueblo y por
supuesto, una ley para esconder la alcancía del Banco Central en las manos de
la pareja de Miraflores, bien lejos de
la “derecha golpista”.
Encender cualquier
canal de televisión del estado era ni más ni menos que escuchar la gritería
desesperada de locutores y locutoras incitando al odio, salir a las
calles, hacer “lo que sea” y por
supuesto, despavoridos desmantelaron el canal de TV de la Asamblea y se
llevaron desde los equipos de filmación hasta los enchufes de los bombillos.
Pero la intención de
este artículo no es hacer una cronología novelada de los hechos, nos inspira un
fin superior. Los chavistas todavía no han podido dilucidar que fue lo que
pasó. Ganó la guerra económica, -dijeron algunos, profusamente se habló de que
la culpa la tenía el pueblo por escuchar –mejor dicho no escuchar porque todos
los medios audiovisuales están en las manos de ellos, mas bien se enteraron por
las redes sociales sobre la corruptela y las trapisondas de estos defensores de
los pobres, que no se sabe si defienden a los pobres o el reloj Movado con brillantes que tienen en la muñeca.
Algunos con cariz
intelectual y cara patética, se atrevieron a mencionar, ocultándose detrás de
sus impecables corbatas Louis Vuitton, que existía la necesidad de
autocriticarse y trajeron a colación la tres R del comandante. Rectificar,
revisar y relanzar la revolución, que en el caso que nos ocupa, la
interpretación que ellos hacen significa cavar más hondo el hueco en que están
metidos. Pareciera según sus acciones que la revolución avanza hacia las
profundidades de la tierra, ya no les basta con la escasez, ahora persiguen la
hambruna.
Para que una
autocrítica sea válida debe ser verdadera, debe significar decirse las verdades
en la cara con humildad y aunque duela. Y en esa dirección deseamos ayudarlos.
Se preguntan los chavistas por ejemplo, ¿por qué a pesar de los inmensos
recursos terminó el pueblo sin medicinas y la guardia nacional metida en los
Farmatodos? Nunca hemos oído en ninguna televisora del Estado mencionar las
colas bajo un sol inclemente a orilla de los supermercados. ¿Será el sistema
que no sirve?
Cuando le preguntaron
a Gorbachov ¿por que después de setenta años intentando crear al nuevo hombre
soviético, todo se derrumbó? respondió que el sistema iba contra la naturaleza
humana. Es una utopía, no existe ni ha existido nunca. ¿No se han preguntado
los chavistas si el sistema que desean implantar en Venezuela va navegando en
bolina? ¿Será que es un sistema en
contra de la naturaleza humana de los venezolanos? ¿Algún chavista ha explicado
que pasó en la Unión Soviética, en Polonia, en Hungría, en Alemania? No se preguntan ellos embrujados por los
Castro ¿por que los cientos de médicos cubanos que vienen a Venezuela se cuelan
por la frontera y terminan en Bogotá,
solicitando visa para irse a EE.UU?. ¿Por qué hay más de cuarenta mil cubanos
en Ecuador deseando viajar a Miami? ¿Y los millares atrapados en Nicaragua? Al
fin y al cabo la revolución bonita se inspiró en las bondades de la revolución
cubana. ¿Por qué ocultan estas realidades?
Se limitan a replicar
en contra del capitalismo y dicen que se fundamenta en el egoísmo. En realidad
se fundamenta en la economía de mercado que ellos quieren negar a base de
bayonetas. El egoísmo es un ingrediente propio de la naturaleza humana en la
lucha por la sobrevivencia de las especies y es hasta positivo para que exista
la competencia, la pluralidad y la abundancia.
Un poco de egoísmo
fue necesario en el alma del genial Steve Jobs para inventar las computadoras
Apple y el Iphone inteligente, Boeing construyo aviones aguijoneado por el deseo de obtener ganancias
y Thomas Edinson quería lo mismo cuando inventó el bombillo.
Hemos escuchado a los
chavistas muy orondos decir que el único interés de los empresarios es la
ganancia y luego se lanzan disfrazados de diablos sobre los pequeños y medianos
empresarios, asustándolos y destruyendo las bases de “hecho en Venezuela”. Quieren apoderarse de
las empresas en vez de promoverlas y asociarse con ellas a través de los
impuestos.
Tal vez el lenguaje
de Chávez de la tres R a estas alturas ya no tenga sentido. Es muy tarde, quedará para la historia como otro intento
más de fundar la utopía, de comer sin trabajar, de vivir del Estado… hasta que
llegue la hora de irse …….
Hector De Lima
hectordelima@gmail.com
@venecolombo
Miami - Estados
Unidos
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