Como era de
esperarse, el año se inició con turbulencias de naturaleza política. Al
oficialismo le cuesta asimilar la derrota electoral sufrida en las pasadas
elecciones parlamentarias. No logran articular, en forma apropiada, una
conducta política a la altura de un parlamento, ahora sí, de talante
democrático. Hasta el momento han exhibido, en el debate parlamentario, respuestas cónsonas con su naturaleza
autoritaria.
En esta semana, este
espíritu de confrontación llego a su altura máxima. El diputado Diosdado
Cabello rechazó que la mayoría parlamentaria haya juramentado a tres diputados
del estado Amazonas, cuya investidura el Tribunal Supremo de Justicia había
suspendido cautelarmente. Insistió, que
la Asamblea Nacional, tras esta decisión “no tiene legitimidad de ningún tipo”.
La consecuencia de una afirmación de esa naturaleza es obvia: se intenta estimular
artificiosamente una confrontación entre los dos poderes fundamentales de la
democracia del país: Asamblea Nacional vs. Ejecutivo.
Esta provocación se
produce en el marco de una situación económica de extrema gravedad. El año 2015
cerró mostrando los peores indicadores económicos de nuestra historia reciente.
La inflación alcanzó niveles nunca antes experimentados y la escasez se ha profundizado
al punto de comenzar a configurar un escenario de naturaleza humanitaria. Por
otro lado, la actividad económica descendió por la baja productividad y la
caída del consumo de la población. Con estos antecedentes este año promete ser
aun peor ante las decisiones del gobierno de no tomar medidas para superar esta
crisis.
La reciente
designación del sociólogo Luis Salas Rodríguez como Ministro de Economía
Productiva quien tendrá la responsabilidad de coordinar el gabinete económico,
revela la negativa del gobierno de introducir cambios en su estrategia
económica. Antes por el contrario, el nuevo ministro es un ferviente partidario
de la tesis de la “guerra económica” como causante de los problemas que
confrontan los venezolanos. Para este ministro carece de sentido “seguir
hablando de inflación y escasez cuando de lo que estamos hablando es de
especulación, usura y acaparamientos”.
Bien, entre la
postura política asumida por Diosdado
Cabello y la tomada, en el ámbito económico por este ministro de economía, no
queda mucho espacio para el entendimiento y la necesaria reconciliación entre
los venezolanos. Pareciera que el sector “duro” del oficialismo apuesta por la confrontación.
Sin embargo, la
dirección política de la oposición debe insistir en la construcción de espacios
para la coincidencia con sectores moderados del oficialismo. Estos grupos
existen y demandas fórmulas de entendimiento. La base electoral que dio el
triunfo a la Mesa de la Unidad aspira conductas de esta naturaleza. La profundidad
de la crisis demanda imperativamente la formulación de políticas de este corte.
Desde luego, con firmeza y sin vacilaciones.
Esta debería ser la
conducta política que deberá exhibir la MUD para poder enfrentar con éxito las
confrontaciones que se avecinan.
Un articulista
recordaba recientemente que los primeros meses del año, históricamente han sido
escenarios de tormentas políticas. Mezcla de “resaca económica con rompimientos
de naturaleza política”. El siglo pasado se caracterizó, entre otras cosas, por
las convulsiones políticas que se sucedieron en esos meses. Recordemos, el
programa de febrero del General Eleazar López Contreras; los trágicos sucesos
de los años 1989 y 1992.
En fin, estamos ante
la presencia de una mezcla explosiva: tozudez del oficialismo y grave situación social y económica: Se
está arribando al fin de este ciclo del
socialismo del siglo XXI. Esperamos que la
inteligencia política que ha mostrado la MUD se prolongue en el tiempo y
su dirección política haga gala de ella para sortear con éxito esta grave
situación que confronta la población del país.
Hoy más que nunca, la
política es así.
Nelson Acosta
Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64
Carabobo - Venezuela
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