"Y rendirá cuentas con esas manos tan pulcramente limpias que rehúyen estrechar las otras para no contaminarse". Arturo Pérez-Reverte.
La foto de un barbado
Amado Guita-rrita Boudou, abrazado a Luis D'Elia en la Plaza de Mayo, en el
acampe organizado allí por organizaciones kirchneristas y otros partiduchos de
izquierda requiriendo la libertad de Milagro Sala, hubiera debido ser la gota
que derramara el vaso de la paciencia ciudadana; sin embargo, nada de eso
sucedió y la sociedad continuó impávida su ardua tarea de intentar sobrevivir
en medio del desastre en que convirtió la realidad, no el "relato",
la auto-exiliada en el Calafate. Días antes, también habían comparecido en la
carpa allí instalada Agustín ¡Hundido! Rossi, Guillermo Patotín Moreno y hasta
el inefable Raúl Proxeneta Zaffaroni.
El cuadro pintado en
el párrafo anterior es revelador: un ex Vicepresidente multiprocesado,
hermanado con un pseudo dirigente social inexplicablemente rico, en protesta
por la prisión preventiva que afecta a una corrupta caudillo que esclavizaba a
sus pares apoyada en dineros públicos malversados, en medio de la ocupación de
un espacio emblemático que pertenece a todos; si a ese llamativo cocktail le
sumamos a un ex Ministro al que se le fueron a pique buques de guerra en sus
amarraderos mientras nombraba a su adolescente hija Directora del Banco de la
Nación, a un ex Secretario de Comercio también procesado y autor intelectual de
los mayores desaguisados económicos, y a un ex Juez supremo, dueño de
prostíbulos, evasor de impuestos y líder de la corriente penal que privilegia a
los delincuentes en perjuicio de sus víctimas, tenemos un combo letal que
prueba cuán bajo hemos caído. ¿Qué lleva a estos nefastos personajes a desafiar
así a los demás, convocando a la resistencia frente a un gobierno democrático
que asumió hace sesenta y cuatro días y que ha dado acabadas muestras de
pluralidad y respeto?
Resulta evidente el
nivel de tolerancia que hemos adquirido frente a la impúdica exhibición de
impunidad que los mayores jerarcas del régimen destronado realizan diariamente;
eso constituye un peligrosísimo defecto social que sólo los jueces están en
condiciones de corregir, ya que el Poder Ejecutivo debe limitarse a formular
las denuncias del caso. Pero los magistrados deberán actuar rápidamente ahora,
porque sólo así podrán evitar que el 1° de marzo, cuando el Presidente Macri
inaugure las sesiones del Congreso y nos informe oficialmente del estado de la
Nación que ha recibido, que muchos de los que deberán ajustarse el cinturón
hasta la extenuación (los jubilados, los maestros, los médicos, los
cuentapropistas, los trabajadores informales, los enfermos, los padres de hijos
desnutridos, las víctimas de la violencia y de la droga, etc.) se dispongan al
linchamiento de los responsables directos de todas estas calamidades, que los
privan hasta de vivir mientras disfrutan de las fortunas amasadas sobre tantos
sufrimientos ajenos.
No se trata de
venganza sino de justicia, porque los sacrificios que la crucial hora en que
nos toca vivir por obra y gracia de la faraona destronada y su cohorte de
testaferros y cómplices públicos y privados sólo estaremos dispuestos a
hacerlos si, en compensación, vemos que hay juicio y castigo a los culpables,
incluyendo la apropiación por el Estado de sus patrimonios; no se nos podrá
pedir nada si esos indispensables procesos no se corporizan, son resueltos con
independencia y seriedad y, sobre todo, en tiempo hábil. Los dos distinguidos
profesionales -Dres. Horacio Rosetti y Carlos Rosenkrantz- que Mauricio Macri
ha propuesto al Congreso para integrar la Corte Suprema son una verdadera
garantía en tal sentido y, una vez integrados al tribunal, deberán asumir esa
responsabilidad de cara a la sociedad.
Resulta aún más
inexplicable el -aunque magro- militante y persistente apoyo que concita la ex
Presidente Kirchner, si pensamos que la terrible inflación que padecemos se
debe a los disparates que ella misma y su "principal asesor" (sic),
Axel Chiquito Kiciloff, impusieron a la economía: déficit de más de ocho puntos
del producto bruto interno, un gasto público imparable, el saqueo de fondos de
todos los organismos, la desaparición de las reservas internacionales, la
emisión de dinero bastardo, la colonización del Estado con millones de
empleados "para la resistencia", la absurda pelea con los holdouts y
con la Justicia norteamericana (elegida por su marido muerto) después de las
sentencias condenatorias, el consecuente destierro de los mercados
internacionales de crédito, la pérdida del autoabastecimiento energético, las
economías regionales arruinadas, la destrucción de la presencia de nuestras
carnes en el mundo, etc.; ¿qué hace, entonces, que respetados artistas
continúen respaldando a figuras como la propia Cristina, inexplicablemente
enriquecida más allá de cualquier límite mientras encabezaba un gobierno que
dejó muchos más pobres que los que encontró al llegar y a un país prostrado por
el descrédito y la inflación?
Este breve
inventario, aunque incompleto, enmarca la fotografía sin fotoshop del país que
heredó Mauricio Macri, que tanto le costará refundar. Como siempre digo, espero
que Dios, que recordó ser argentino en las últimas elecciones, no pierda la
memoria otra vez, como sucedió durante los doce años y medio que las
precedieron.
Uruguay, 14 Feb 16
Enrique Guillermo
Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
Argentina
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