Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en deber. Thomas Jefferson
La
nación venezolana en general sufre una gran tragedia humanitaria por los estertores agónicos de un régimen que
pasa sus últimos días inventando disparates para mantenerse en el poder. El mundo sigue con estupor, pero con
silencio cómplice los acontecimientos
cotidianos nacionales.
Vivimos
momentos apocalípticos en cuanto a seguridad, salud, desbocada inflación, alimentación,
carestía, hiperescasez, derechos civiles, institucionalidad democrática, ética
política, estamos atrapados en el Tsunami chavista. Son tiempos de volición,
diría Betancourt. La salida de Maduro y su pandilla es inminente. La decisión
es simple e inmensa como nuestras llanuras perfiladas en el horizonte
venezolano, “O ellos, o nosotros”, cuando expreso nosotros me refiero al
país, a nuestra sociedad.
En
mi escrito anterior lo dije con claridad,” para sepultar la quinta república debe
nacer la sexta”, son tiempos de constituyente expresé. La razón nos la da los últimos acontecimientos donde
el TSJ comete “ultra petita” por segunda vez en menos de un mes al tomar
decisiones más allá de la voluntad popular y al ejercer funciones que no le
corresponde dentro de sus atribuciones constitucionales. El dominio del poder
ejecutivo sobre el poder judicial es claro, público, notorio y evidente. Según
la carta democrática, “cuando se demuestre el control de un poder sobre
los demás poderes del estado, sus actos son nulos de nulidad absoluta”
El
juego lo mantendrán trancado para mantenerse hasta dónde les sea posible en el
poder, la guerra económica es una excusa de un gobierno positivista empírico,
medularmente inepto, cómplice de la
corrupción e incapaz de dirigir a la nación. Por lo tanto tenemos dos opciones,
o los desalojamos por las vías establecidas constitucionalmente o empezamos a
construir cuevas en el Ávila para sobrevivir a los tiempos de barbarie que
vendrán.
La
inmediatez, el maniqueísmo, el narcisismo y las pretensiones futuras de algunos
políticos no pueden estar por encima de los intereses de la nación. Lo primero
que se debe hacer es reformular la ley del C.N.E y cambiar sus autoridades, de
esta manera se iniciaría con pasos firmes la agenda para renovar el Estado
Venezolano. Debemos dejar a un lado las nuevas leyes populistas y dirigir el
esfuerzo hacia la economía y la renovación integral de las autoridades
mujiquitas del estado venezolano.
Escuchemos
a nuestro pueblo, vivamos sus angustias, miremos con ojos de amor su
sufrimiento, promovamos la caridad característica de los venezolanos para que
la solidaridad nos permita sobrellevar
un poco menos dolorosa la inmensa tragedia que vivimos los venezolanos
sin excepción de ningún tipo. Pero sobre todo debemos rescatar la república y
sus instituciones. El tiempo del chavismo se agotó, no podemos
permitir que el 0,01% de la población representada en los jefes del chavismo
acaben con el futuro de nuestras familias. Su permanencia en el poder sólo
busca protección para sus vidas y sus bienes, ya es tiempo de que la justicia
los alcance.
Estamos
atrapados en una tragedia nacional, la
constitución prevé por múltiples vías la salida del régimen, no podemos esperar
que el chavismo continúe con su guillotina para cortarnos la cabeza de los que
disentimos de su corriente ideológica y obligarnos a arrodillarnos, si lo
permitimos entonces será el silencio, la esclavitud y un eterno estado de excepción quien impere
en Venezuela.
Jose Joaquin Urdaneta
Castro
josejoaquinurdanetacastro@yahoo.es
@josejurdaneta
Zulia - Venezuela
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