lunes, 15 de febrero de 2016

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, ASESINO Y DICTADOR ACLAMADO EN FRANCIA

Al comienzo de la revolución cubana, entre enero y abril de 1959, alrededor de mil militares fueron juzgados por medio de juicios sumarios que se basaban exclusivamente en los alegatos del fiscal acusador. Los acusados no tenían derecho a la defensa  ni podían invocar ningunas garantías procesales. La masacre empezó el 10 de enero, con 72 oficiales y soldados del Cuartel Moncada quienes fueron fusilados por orden directa del asesino Raúl Castro. En total, se calculan ajusticiaron a  550 militares.

Por su parte el mercenario asesino Che Guevara, durante los primeros meses de la revolución, dispuso la ejecución de 55 personas; los juicios duraban apenas unas horas y la decisión final la tomaba  el propio Guevara.
Lo peor del caso es que no había  razón militar alguna para ese baño de sangre. El ejército de Batista había depuesto las armas completamente; no había foco alguno de resistencia y el país vivía momentos de intensa alegría. Pero la masacre se extendió a los civiles y a víctimas de venganzas personales.
 La prensa extranjera reaccionó con horror ante las fotos y películas de los fusilamientos que hoy se pueden ver por Internet. Y Fidel hizo cómplice al pueblo cubano de sus crímenes a través de los tribunales populares, los cuales mediante el grito histérico de “Paredón” fusilaron a cientos de compatriotas
Los ajusticiamientos no terminaron ni tampoco se limitaron a los partidarios del régimen de Batista. A través de leyes especiales fueron previendo la pena capital para todo, incluyendo cosas tan baladíes como incendio de cañaverales. La pena capital se ha seguido invocando después a lo largo de estos 57 años a cuantos se han atrevido a cuestionar el pode de los Castro. 
La semana pasada el dictador Raúl Castro, quien trajo la ruina y esclavitud a la isla, fue recibido con honores militares en Francia. En cambio, Pinochet quien rescató a Chile del comunismo y la enrumbó hacia el desarrollo, y cuyos crímenes, comparados con las atrocidades de los Castro lo deja cual niño de pecho, terminó su vida humillado en prisión. Los crímenes que se cometen en nombre del comunismo son aceptables, los del capitalismo, resultan monstruosos y diabólicos.  Que oiga quien tiene oídos…

Ernesto Garcia Macgregor 
garciamacgregor@gmail.com 
@garciamacgregor 
Zulia - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario