El
socialismo corrupto de Latinoamérica nuevamente sufre una gran derrota, en esta
oportunidad le correspondió el turno al Gobierno brasileño.
La
cámara de Diputados de Brasil autorizó este domingo el juicio político para
destituir a la presidenta Dilma Rousseff dejando al izquierdista Partido de los
Trabajadores a punto de ser removido de la jefatura que ejerce hace 13 años en
el gigante país.
A
esta debacle se suma la de Cristina Kirchner en Argentina, la derrota en
Bolivia de Evo Morales, la de la Alcaldía Mayor en la ciudad de Bogotá y la
estridente derrota del chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de
diciembre pasado en Venezuela.
En
conclusión, el Gobierno de Nicolás Maduro que según la última indagación en
este mes de abril de la encuestadora Hercon únicamente el 11.1% tiene esperanza
que este Gobierno resuelva la crisis, pero hurgando en sus números solo 2%
calificó la actual administración de bueno.
De
manera que los espacios a Maduro empiezan a cerrárseles dentro y fuera de
nuestras fronteras dejándole un estrecho margen para las maniobras políticas,
sin posibilidades de ganar unas elecciones sea cual sea la metodología que se
escoja para salir del actual régimen.
Hay
un elemento que está perfectamente determinado y es que tanto el pueblo como la
sociedad civil organizada se mantienen firmes en su voluntad de cambio, le es
indiferente la metodología que se escoja para que se consuma el cambio de
Gobierno.
Hasta
ahora los partidos que integran la Mesa de Unidad Democrática decidieron tomar
el camino del referéndum revocatorio donde el factor tiempo es determinante.
Mejor dicho, lo es todo prácticamente, mientras tanto ya ha sido víctima de las
tácticas dilatorias de las rectoras del Consejo Nacional Electoral. Tanto que a
lo largo de treinta días ni siquiera se ha logrado que este organismo entregue
las planillas para dar el primer paso de lo que pudiera ser un impreciso
calvario.
Todos
sabemos que de no ser este año el proceso revocatorio, pues, simplemente el
triunfo en el año 2017 sería totalmente insubstancial por el hecho de que el
sustituto sería el vicepresidente que para entonces ocupe ese cargo a quien
correspondería terminar el periodo en 2019.
El
tiempo es una guillotina despiadada que cuelga inclemente del cuello de las
fuerzas democráticas. Además, súmele que hay que tomar medidas para las
votaciones de los gobernadores de Estado,
preparase para organizar las primarias para la selección de estos
candidatos, en fin.
Por
muchas razones largas de enumerar la oposición debe ir pensando muy seriamente
en la posibilidad de activar en su lugar la Constituyente que no tiene un lapso
predeterminado para su ejecución. A parte le permite un cambio absoluto de
todos los poderes, es un pacto amplio de máximo consenso que excluiría las
sanguijuelas enquistadas en ellas.
Finalmente,
la constituyente tiene como facultad cambiar todo el orden constituido así como
a todos los poderes electos y revocarlos y/o suspenderlos, asimismo hacerlos
rendir cuentas por sus actos y gestiones, mediante un poder ilimitado.
Rafael
García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Carabobo - Venezuela
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