AGORA DE IDEAS
SINDÉRESIS, RESPONSABILIDAD, REALISMO
La vida de los seres humanos se desarrolla en el mundo de lo real y de
lo posible, ofreciendo a los mortales alternativas y distintas opciones para
desarrollarse de acuerdo a las aspiraciones de cada cual. La vida es una eterna
tensión entre aquello que se aspira, que se anhela intensamente y lo que la realidad
posibilita.
La racionalidad nos incita a recorrer los caminos que nos conducen al
logro de nuestros deseos y de nuestras aspiraciones. No siempre es posible
conseguir todo cuanto se quiere, de hecho, siempre será deficitaria o en todo
caso nunca estarán plenamente satisfechas. Sin embargo, todo aquel que se
platee retos en un plano realista obtendrá logros que valorará como positivos.
La imperfección humana a veces lleva al hombre a vivir en el mundo de la
ficción y la fantasía; verán palacios donde no existen, lagos y mares en
desiertos. Vivir en un mundo irreal nos proporciona frustración, enajenación,
pérdida del sentido de la realidad y de lo posible que puede arrimar a otros a
precipicios no buscados.
En la política sucede algo parecido. Hay quienes se empeñan en ver lo
inexistente; otros ofrecen verdades empíricamente refutables, pero aspiran que
su ficción y su fantasía se apodere del entendimiento de los demás.
La política venezolana está llena de inexactitudes que se ofrecen como
verdades universales; se ha pretendido calificar la transición venezolana a la
democracia (Pacto de Punto Fijo) como el peor de los males de la república sin
valorar los extraordinarios alcances vividos por los venezolanos en esa etapa;
se insiste en que dictaduras no salen con votos cuando la historia está repleta
de ejemplos contrarios y de acuerdos entre élites que propiciaron democracias
relativamente saludables; se ha demonizado el diálogo, los acuerdos y las
negociaciones cuando política no puede prescindir de ellos.
Hacer política falseando y ocultado la realidad, pretendiendo que la
fantasía y la ficción dirijan la acción humana es un acto que lleva a trágicos
desenlaces. Quienes así se conducen, que los hay, adolecen de valores morales
para el ejercicio de la política por lo que su conducta solo puede calificarse
de innoble.
A la Venezuela de ahora no le ha bastado con un infame gobierno, sino
que también buena parte de élite política opositora le dio por buscar en lo
irreal, en lo inexistente y en lo ineficaz salidas a la crisis política.
Van para varios años calificando al gobierno de dictadura, de régimen
totalitario, de autocracia despiadada, pero de pronto, sin salvar las formas,
se percatan que quien ejerce tal forma de gobierno, el tirano, está ausente, abandonó
su cargo. Vaya supina estupidez.
Se quiso buscar la salida del gobierno durante todo el 2016. De la
enmienda a la renuncia y de allí al revocatorio, este último solo para ese año.
El gobierno actuó y rebanó cada una de ellas haciendo un uso obsceno de los
poderes plenamente subordinados al ejecutivo. Las expectativas creadas se
desvanecieron.
La genialidad del 2017 fue o es el abandono del cargo y, por si fuera
poco, en 30 días elecciones presidenciales y nuevo presidente. Bien, ni lo
diputados que votaron la moción estaban convencidos de lo apropiado de la
decisión, pero la votaron favorablemente, salvo Avanzada Progresista que se
atrevió a decir las cosas como son, entre otras cosas porque los partidos de la
MUD jamás discutieron la materia.
No habrá frustración porque a la sociedad le pareció un sinsentido, una
truculencia irresponsable fundada en una ficción que poco colabora con la
reinstitucionalización de los poderes del estado, sino que extiende una crisis
de la que todos quieren salir.
Esperemos que la sindéresis, la responsabilidad y el realismo retornen a
la política por el bien de la sociedad.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
Caracas - Venezuela
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