domingo, 30 de abril de 2017

JESÚS ENRIQUE MATHEUS LINARES, EL GOBIERNO NOS QUIERE ROBAR EL FUTURO

POR EL RESPETO A LA CONSTITUCIÓN

Los venezolanos somos los únicos ciudadanos en el planeta tierra que luchamos contra el gobierno por desear un sistema democrático. Es absurdo pero es así, nos han arrebatado la democracia gracias a la actuación de un régimen forajido, que es acusado de corrupto, de narcotraficante, de hambreado y violador de los derechos humanos que no quiere aceptar el juego democrático: elecciones.

La carta constitucional de los venezolanos establece que los ciudadanos tienen el legítimo derecho de convocar un referendo revocatorio si no están de acuerdo con la conducción de los asuntos del Estado, y eso en nuestras propias narices fue conculcado por una cúpula o pequeña élite que se han adueñado de la hacienda pública nacional y del destino de 30 millones de habitantes cuales esclavos de la época medieval. Eso es insólito.

Pero es que además, la referida Constitución también nos da el derecho a la manifestación pacífica para demostrar nuestro descontento, pues bien eso en Venezuela es un delito. El derecho a la protesta está tipificado como un delito militar, y violentando el debido proceso te agarran, te encarcelan y te confinan como un reo de la peor calaña, simplemente por disentir de unas políticas e ideología que a nivel mundial ya han sido superadas por otras naciones, basta recordar la disolución de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín. Las dos fatalidades más oscuras que pesaban sobre la humanidad, antes de finalizar el siglo XX. Finalmente vino la libertad y los hombres de esas naciones recobraron su derecho a la elegir su destino.

En Venezuela eso no sucede. Primero nos mienten con la enfermedad del Presidente. Nos engañan y mediante una truculenta jugada se queda en veremos, el conteo de votos para saber si en verdad el gobierno electo era legítimo y ya lo demás, es historia reciente.

Es alarmante para todos los seres civilizados del globo terráqueo el informe de Amnistía Internacional (AI) donde se denuncia la proliferación de detenciones arbitrarias en Venezuela para “acallar a la disidencia política”. El informe “Silencio a la fuerza” que la ONG Amnistía Internacional difundió en México, es desgarrador.

Se recogen varios casos que muestran “las tendencias graves de violaciones de derechos humanos en cuestiones de las detenciones arbitrarias por motivos políticos”, según lo ha explicado a la prensa internacional la directora para las Américas de Amnistía, Erika Guevara-Rosas.

Mil 289 personas han sido detenidas, de acuerdo con datos de la Fiscalía venezolana. “Sabemos que siguen en situación de detención al menos 800, no sabemos en qué condiciones” por el secretismo de la información, porque se les atribuyen delitos del fuero militar, señala Guevara-Rosas. Y lo más lamentable en las últimas semanas, más de 30 personas han perdido sus vidas en estas manifestaciones, en diversos lugares del país.

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y la llamada Guardia Nacional bolivariana, acompañados de grupos paramilitares oficialistas de “mercenarios terroristas” identificados como colectivos reprimen con bombas lacrimógenas, perdigones y disparos de armas, a todos los venezolanos que en forma pacífica salen a protestar su descontento por falta de alimentos, medicinas, inseguridad, corrupción, y pare de contar la cantidad de males que nos atañen. El gobierno no acepta salidas pacíficas: elecciones, liberación de presos políticos, canal humanitario para alimentos y medicinas y se aferran en forma dictatorial al poder, valiéndose de las armas en poder de las Fuerzas Armadas Nacionales.

La Mesa de la Unidad Democrática convocó el pasado 26 de abril, a una marcha para intentar llegar por séptima vez a la Defensoría del Pueblo  para exigir  el restablecimiento del orden constitucional y la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y la respuesta del llamado Defensor del Pueblo, fue apoyar la represión policial que cobró una nueva víctima, un joven de 20 años, hijo único, estudiante de Economía en la Universidad Metropolitana, Juan Carlos Pernalete, cuyo único sueño era tener un país en paz y en democracia, y un efectivo policial le disparó una bomba lacrimógena a su pecho, que henchido de rabia clamaba respeto y pedía pacíficamente la libertad para su nación. Es una vida que se pierde, es un futuro que nos quieren quitar, pero lo que no saben quiénes así actúan es que ahora los jóvenes reclamaran con mayor derecho una Venezuela libre, lo de Pernalete y las demás víctimas del gobierno ha sido un  aldabonazo por la libertad de nuestro pueblo. Ya oteamos un nuevo amanecer. El futuro sí nos pertenece.


jJesús Enrique Matheus Linares
jmateusli@gmail.com
@UranioMomoy
Caracas - Venezuela

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