Corre el año de 1898. En Cuba, se desarrolla la
llamada Guerra de Independencia. La última que los cubanos dan por su
independencia contra el dominio español.
Jose Martí la llama la Guerra Necesaria. De hecho es
una de las últimas guerras americanas contra España. Ya hace tiempo que la
independencia de España se ha producido en la casi totalidad de las colonias
suramericanas.
Antes, en 1897, los Estados Unidos le habían exigido a
España reformas para lograr la paz. Su reclamo es que esta guerra afectaba sus
intereses.
Es cuando los rebeldes cubanos declaran que ya no es
hora para un arreglo pacífico. Afirman que solo se detendrán cuando logren la
independencia.
Diversos tipos de manifestaciones se producen en La
Habana. Se enfrentan los sectores independentistas y españolistas.
Cabe decir que muchos cubanos influyentes reclaman
insistentemente en Washington la intervención estadounidense. El gobierno
norteamericano se resiste. A pesar de esto, decide enviar un acorazado de
segunda clase a Cuba.
El USS Maine.
Al parecer es más bien una maniobra con fines de
intimidación hacia España.
El Maine entra en La Habana el 25 de enero de 1898. No
se ha avisado con anterioridad sobre su llegada. En respuesta, el gobierno
español decide enviar al puerto de New York el crucero Vizcaya.
De manera sorpresiva, en la noche del 15 de febrero de
1898, el USS Maine explota espectacularmente en el puerto de La Habana.
Tenía 355 tripulantes. Murieron 254 marineros y dos
oficiales. Por cosas de la vida, el resto de la oficialidad se encontraba en ese momento disfrutando de un baile dado
en su honor por, irónicamente, las autoridades españolas.
La prensa amarillista de los Estados Unidos se hace
eco inmediatamente del hecho. Los
periódicos de William Randolph Hearst – el New York Journal – y de Joseph
Pulitzer – el New York World – dan al hundimiento del Maine una cobertura de
primer orden.
Insisten en que el Maine ha sido objeto de una bomba.
O de minas. El periódico de Hearst al día siguiente publica: “El barco de
guerra Maine partido por la mitad por un artefacto infernal secreto del
enemigo”.
¿Cómo ha podido ocurrir este hecho?… es la pregunta
que todo el mundo se hace.
Se designan dos grupos de investigación: uno por España,
otro por los Estados Unidos. Este último insiste que la causa es externa y
provocada. Lo contrario la española: la causa es interna. Del propio buque.
Hasta el sol de hoy, las causas reales son un
misterio.
Algunas apuntan hacia una explosión provocada por los
propios Estados Unidos. Otros que fue autoría de España. Finalmente, en los
últimos años, se habla poderosamente de razones accidentales, causadas por
sobrecalentamiento de algunas unidades internas del buque.
Lo cierto es que la población estadounidense, dadas
las noticias, estalla de indignación.
Estados Unidos acusa a España del hundimiento. Realiza
una declaratoria a través de un ultimátum en el que exige a España que se
retire de Cuba. España se niega. Considera a Cuba como parte de su propio
territorio.
Prácticamente, la solución pacífica ya no es posible.
Pocas semanas después, las tropas de Estados Unidos
arriban a Cuba.
Revisando los hechos, la explosión del USS Maine fue
el catalizador para que se declarara la llamada Guerra Hispano-Estadounidense.
Por cierto, esta no se limitó a Cuba, sino que se
extendió a otras colonias españolas, como Puerto Rico, Filipinas y Guam.
En la política, como en la guerra, suele pasar que
algunos hechos sobrevenidos, sorpresivos, improbables o inéditos, desencadenen
situaciones impensables.
Bernard Horande
@BHorande
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