Cambios por todos lados. Comenzó la venta de la píldora que bautizaron
como “la viagra de la mujer” pues mejora el desempeño sexual de las féminas.
Avanza el uso legal de la marihuana para uso médico y recreacional. El Papa le
abre los brazos a los divorciados y facilita el proceso de anulación religiosa
del matrimonio.
La tecnología cibernética no se detiene y se habla de velocidades de
Internet casero en Giga bytes y capacidades de almacenamiento de información en
Tera bytes. Los robots entran en escena y muestran sus mandos a distancia,
vehículos sin chofer y hasta peroles con sentimientos. Los drones asombran en
sus muchas aplicaciones de vigilancia, apoyo médico y transporte. Se
desarrollan nuevos materiales más resistentes y
livianos. Las formas alternas de
energía se empiezan a utilizar fuera del laboratorio y el mundo sonríe ante el
declinar de los combustibles fósiles.
Cambiar es parte de nuestra condición humana e incluye lo inmaterial.
Hasta los conceptos de ética-que durante siglos han sido rígidos- han debido
adaptarse a la realidad del quehacer de las personas y ahora, por seguros que
estemos del comportamiento adecuado frente a una situación, tenemos que dejarle
espacio a las modificaciones. Un botón de muestra. Para muchos seguidores de Alá las mujeres son
seres de segunda y es válido tratarlas como posesiones, pero en la civilización
occidental ya casi la cosa es al revés.
Es cierto que no todos los cambios son buenos. Claro que no, cometemos muchos errores pero el tamiz social es excelente y lo bueno queda y lo malo se desecha.
En La Argentina el kirchnerismo, de corte
socialista y populista, se enfrenta a un movimiento político de libre mercado y
desarrollo económico. Es probable que ocurra un cambio, vía electoral, que le
de aire fresco a ese País.
Venezuela está también a las puertas de unas
elecciones de diputados a la Asamblea Nacional que, según las encuestas,
debería producir un cambio de dirección en ese organismo.
A la vista de los opositores al régimen de Maduro
se trata de una importante victoria que abrirá las puertas para volver a una
real democracia. El régimen tendrá el control necesario y ya no podrá hacer lo
que le venga en gana. A la vista de los simpatizantes de Maduro será un revés
impensable que pondrá en peligro su llamada revolución. El temor es tan grande
que no cesan las amenazas.
Pero en el mundo actual ni los come candelas
comunistas, ni los dictadores pueden mandar a su antojo. No cambiar a las buenas vía una consulta a
los ciudadanos significaría el riesgo y la justificación para un cambio a las
malas.
No somos adivinos, pero creemos que las
bravuconerías de Maduro y sus cercanos se amansarán y pronto cambiarán a
convenientes explicaciones que “pongan vaselina” a su derrota.
A pesar de todo hay algunas cosas que es
mejor que no cambien, entre ellas la dirección e mail y el número del teléfono
celular.
Eugenio
Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
Zulia
- Venezuela
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