Venezuela enfrenta una de las crisis más
grave de su historia. En mi anterior artículo señalé, con verdadera angustia,
la total ruptura de la moral ciudadana que ha significado el saqueo del erario
público por una camarilla de civiles y militares. Esta gran verdad debe ser
conocida por los integrantes de la Fuerza Armada Nacional. Justamente, ese es
uno de los puntos más trascendentes del artículo: ¿Y los militares qué?
publicado por Luis Ugalde, un ciudadano de excepción, que reconoce, con
certeza, que sólo “unos centenares de altos oficiales son los que disfrutan de
modo privilegiado y escandaloso de la apropiación privada del bien público de
todos los venezolanos”. Los mayoritarios cuadros militares, que viven modestamente
de su sueldo, deben reflexionar sobre la
causa por la cual pudieron ocurrir esos hechos y, otros de igual
gravedad, sin que se tomaran las medidas disciplinarias del caso. No tengo la
menor duda en afirmar que la causa de
esos vicios ha sido el debilitamiento institucional y moral de Venezuela y en particular el de la
Fuerza Armada Nacional.
En la constitución de 1999 se amplió, de una
manera muy importante, el contenido del capítulo referente a la Fuerza Armada,
aunque mantuvo la misma orientación doctrinaria que la constitución de 1961
pautaba en su artículo 132, al establecer “que la Fuerza Armada Nacional
constituye una institución profesional, sin militancia política, organizada por
el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa
militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la
participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta
constitución y la ley . En el cumplimiento de sus funciones está al servicio
exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política
alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la
subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la
Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión”…
He querido transcribir el contenido de este
artículo para que mis compañeros de armas puedan evaluar las grandes
violaciones a la constitución nacional que se han cometido en las diferentes
reformas de la ley orgánica de la Fuerza Armada aprobadas durante estos
dieciséis años de gobierno y el permanente irrespeto a sus principios
fundamentales que realizan algunos jefes
militares al declarar públicamente su compromiso ideológico con el chavismo y
el Partido Socialista Unido de Venezuela, ignorando que el pluralismo político
es uno de los principios fundamentales del sistema democrático, como lo establecen
los artículos 2 y 6 de nuestra constitución y que la Fuerza Armada está al
servicio del Estado y no de un gobierno en particular. Tampoco parecen entender
que estas inaceptables declaraciones comprometen seriamente el respeto, la fe y
la confianza de los venezolanos en
nuestra Institución al vincularla con
una posición ideológica determinada que la enfrenta con importantes sectores
sociales.
El momento crucial que vive nuestra Patria
exige de cada uno de los miembros de la Fuerza Armada un claro sentido de sus
deberes militares y el necesario espíritu de cohesión interna para evitar desviarse del cumplimiento de su
misión institucional establecida constitucionalmente. Venezuela vive la más
grave crisis económica de su historia, sin que el gobierno nacional haya sido capaz, por temor a las
consecuencias políticas, de tomar las
medidas requeridas para enfrentar tan graves circunstancias. Al mismo
tiempo que nuestro pueblo enfrenta el inicio de un proceso de hiperinflación,
que alcanzará más de 200% al final de
este año, con una caída del PIB de cerca del 10 %., en medio de una situación
de absoluta escasez de medicinas y productos de primera necesidad, surge un
proceso de violencia y anarquía que se expresa a través de la actuación de
bandas criminales, que ideologizadas inicialmente por el chavismo, ahora delinquen y enfrentan
con todo tipo de armas a los cuerpos de seguridad del Estado causando temor y
zozobra en la ciudadanía.
Los venezolanos se preguntan, como lo hace
con gran tino el padre Ugalde en su artículo. ¿Qué pueden hacer los militares?
Mis compañeros de armas deben conocer que esa pregunta no es difícil de
responder: atenerse a la orientación democrática de nuestra constitución
establecida en su artículo 6 que afirma: “El gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será
siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado alternativo,
responsable, pluralista y de mandatos revocables” y rechazar con gran fuerza y cohesión interna su utilización para irrespetar la voluntad
popular expresada durante las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Los
militares deben conocer que es absolutamente falsa la campaña, mantenida
ilegalmente por Nicolás Maduro, que busca crear en los venezolanos la imagen de
una oposición democrática dedicada a conspirar en contra de los intereses
nacionales. La verdad, la única verdad es que son millones de venezolanos los
que aspiran una solución pacifica, electoral
y democrática a la inmensa crisis nacional. Así ocurrirá…
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.
Caracas
- Venezuela
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