sábado, 31 de octubre de 2015

JOSUE ARTURO MOLINA SUAREZ, TULULUM-TULULUM

La decadencia, abuso, despilfarro, delincuencia, corrupción, bachaqueo, traición a la patria, nacieron y multiplicaron en manos de gobernantes poseedores en abundancia de ignorancia, odio, rencor, ingratitud, envidia, egoísmo y ausencia de sentido de pertenencia, patentizadas por la llamada revolución siglo XXI.

La pertinente ética y moral política para el manejo de los asuntos públicos y privados, fue desechada como cualquier toalla sanitaria que ya ha cumplido su uso. El derroche del dinero de los venezolanos, se convirtió en la leche para los desnutridos gobiernos de otros países que pululan cual zamuro, para entrar a comer del guiso.

En nombre de la pobreza se generaron estrategias maquilladas para multiplicarla en cientos de miles, incluso, imponiendo el hambre para arrodillar a los ciudadanos con el regalo de las migajas. Las instituciones entraron en shock y sus funcionarios en parálisis por el terror impuesto. A los militares los convirtieron en bodegueros y desampararon las fronteras para que fueran controladas por grupos irregulares.

La angustia se transformo en tristeza. El desorden creció como el río desbocado ante la arremetida de agua buscando espacio para su tránsito, arrastrando consigo todo a su paso. En esos escenarios se mueve lo que fue la República de Venezuela. La convirtieron en el estiércol fértil para las corruptelas de cúpulas que se entienden sin importar su gente e institucionalidad.

El resquebrajamiento institucional lo consagran con la presencia de insensatos para alardear de su desfachatez, exhibiéndose como ganadores de un trofeo apetecido. La locura invade el espacio y la inmediatez se apodera de los débiles.

Las Leyes pisoteadas, los derechos restringidos, la impotencia creciendo y el rancho ardiendo. La sobredosis de sol por las colitas sabrosas programadas por el régimen, no sólo marchitan la piel, sino acumulan la rabia, transformándose en un volcán a punto de ebullición.

El dique de contención parece no ser suficiente para dominar el impulso de la ola que promete convertirse en tsunami en cortísimo tiempo. El abuso crece y los ciudadanos comienzan a tomar la Ley pos sus manos. Suena algo así a: TULULUM-TULULUM.

Josue Arturo Molina Suarez
@JARTUROMS1                                                                                                 jarturomolina@gmail.com

Tachira - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario