Uno piensa que París
está lejos, cada vez más lejos. Y sin embargo, se acerca a mi casa con la
brutalidad de la violencia: uno de los más de 130 fallecidos en los ataques
terroristas del 13 de noviembre, Sven Alejandro Silva Perugini, era mi vecino
aquí en estas montañas donde vivo, un joven de 29 años labrándose un futuro
fuera de nuestras fronteras, huyendo de la espiral de violencia y muerte que
nos azota localmente por culpa de la lenidad, aquiescencia y tal vez
complicidad del régimen, para encontrarla al otro lado del océano, a manos de
enloquecidos fanáticos minoritarios que han decidido imponer su trágica visión
del mundo por aniquilación de quienes pensamos diferente.
¿Bamako? ¿Dónde queda
eso? Allí, en la capital de Mali, África occidental, un israelí nacido en
Venezuela, Samuel Benalal, presidente de una compañía consultora enfocada en
desarrollo internacional con énfasis en educación y cambio social, cae con
otras 26 personas, víctima del mismo fundamentalismo del autodenominado estado
islámico.
Bajo diferentes
formas, la guerra y la muerte están entre nosotros. El terrorismo yihadista ha
provocado casi 600 muertos en 40 días. No es sólo Francia o Mali; es también
Turquía, Rusia, Egipto, Magreb, Somalia, Nigeria o Líbano. Seres alucinados por
el fanatismo, que rechazan tanto a los países occidentales de tradición
judeo-cristiana como a naciones musulmanas apartadas, según su enajenado
parecer, del extremo cumplimiento de la sharia, la enseñanza del Corán. Nadie
es mejor que ellos, ellos son los únicos con derecho a existir, las grandes
mayorías debemos ser borradas de la faz de la tierra o sometidas a su
desquiciado arbitrio.
Uno piensa que París
está lejos, que el fanatismo no va a tocar a nuestras puertas. Pero no es así.
Guardando las distancias, tenemos una versión criolla del fundamentalismo, no
envuelta en burka o kufiyya islámicas sino en un par de ojos que ahora nos
miran desde cualquier rincón con ridícula e inútil pretensión amenazante.
Esa gente nos ha
estado agobiando desde hace más de tres lustros, nada menos que por voz
presidencial, para llegar a un clímax en estos últimos dos años, cuando la
intolerancia gubernamental anima a los escasos grupos de violentos prosélitos
con los que todavía cuenta, para que nos adviertan que el camino de la
“revolución” no será torcido por ninguna voluntad democráticamente expresada
por el pueblo en la jornada electoral del 6D; que habrá sangre si nos atrevemos
a pensar diferente; que “como sea”, la noche del totalitarismo definitivo caerá
sobre nosotros si manifestamos en las urnas electorales nuestro sueño por un
mundo de progreso, libertad, desarrollo humano y social, si se nos ocurre
apostar por el término de esta barbarie ruinosa que se ha enseñoreado sobre
Venezuela.
Siguiendo las
palabras del divino, por boca de su profeta de pacotilla, y bajo la protección
de quienes deberían apresarlos por delincuentes, los pocos pero ruidosos
malandros fanatizados ya han comenzado su trabajo. Los hemos visto y seguiremos
viendo en los barrios urbanos, accionando armas de guerra contra entusiastas
seguidores de los candidatos de la Unidad, arrancando publicidad electoral de
la oposición y distribuyendo golpes a quienes se lo reclamen, secuestrando
activistas. Y eso que solo nos estamos refiriendo a la violencia física de
reducidos grupos enardecidos. Porque de la otra, la institucional, ya Luis
Almagro desde la OEA dio cuenta en 18 páginas sublimes que han obtenido de su
destinataria el silencio como respuesta, por carencia de argumentos para
refutarlo o si acaso, como vano intento de justificación ante el país y ante la
Historia.
Nada de eso nos
detendrá. El 6D iremos a votar pacíficamente, a hacer valer nuestra voluntad de
cambio, cansados como estamos de tanta miseria, de tanta violencia. Cuando
estemos frente al tarjetón electoral, ya sabemos qué hacer: pinchar abajo y a
la izquierda, en la esquinita, la tarjeta con la manito de la MUD Unidad, en la
opción “Todos”, voto nominal y voto lista en un solo toque.
Allí nos veremos,
defenderemos nuestros votos y celebraremos, sí señor.
POSTDATA: Con
posterioridad a la entrega de este artículo en la redacción de Tal Cual
Digital, anoche 25/11/2015 fue asesinado en acto público de campaña el
secretario general de AD en Guárico, Luis Manuel Díaz . Terrorismo en acción.
Gioconda San Blas
gioconda.sanblas@gmail.com
@daVinci1412
Miranda - Venezuela
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