JORGE ASÍS
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Mayo/2012. En “la
sociedad harta que espera” se dijo: “Lo que Mauricio no puede capitalizar es el
creciente hartazgo de la sociedad agobiada, que carece de representación
política”.
Tres años y medio después,
se confirma que Mauricio, el Ángel Exterminador, representa la canalización del
hartazgo de la sociedad. Agobiada por 12 años de kirchnerismo.
El adversario real
de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, además de Macri, es precisamente ese
hartazgo. La sociedad que oposita. Y que mantiene una agenda más radicalizada
que la del propio Macri. Es quien debe esmerarse en contenerla.
Se trata de la
sociedad sensible de decepción fácil, que reclama imperiosamente ser gobernada.
Sin tomar demasiado en serio sus tendencias, que son siempre transitorias.
Hoy insulta a los
kirchneristas, como en su momento insultaba a los menemistas (el litigio es
siempre con el peronismo).
Nuestro Director,
de los primeros críticos del kirchnerismo, cuenta que, en una presentación de
su libro “La marroquinería política” (2006) se le acercó un sexagenario
emocionado, para decirle: “Soy uno de los que lo escracharon en un bar. Hoy
estoy de acuerdo con usted, lo admiro”.
Nuestro Director
-soberbio, diría Majulito- respondió: “Lamento que me admire porque lo prefiero
de enemigo. Dentro de un año puede volver a escracharme”.
Viento de cola de
la algarabía
Hasta antes del
25/O, con Daniel, el peronismo agotado -vegetal, sin jefes ni ideas siquiera
malas- vencía a Mauricio y Sergio. O la oposición torpemente dividida.
Hoy, a través de un
guión insustancial, se canaliza el hartazgo y el 22/N, de continuar así, se
cargan al peronismo. Con un revólver de juguete.
Por la atmósfera
cultural, por el viento de cola de la algarabía, ya casi puede asegurarse que
el 22/N gana Macri. Sin embargo, entre la euforia de Cambiemos, persiste el
temor ataviado de prudencia.
Porque por
cuestiones matemáticamente técnicas, el ganador puede ser Scioli. Siempre y
cuando Scioli y La Doctora, y sus infantiles fragmentarios, tomen pronto una
dosis doble de Avivol y se decidan profesionalmente a ganar.
El analfabetismo
funcional no tiene en cuenta un punto de partida para destacar: para
presidente, en La Buenos Aires Inviable, Scioli ganó 37 a 32. Cinco puntos de
ventaja son bastante considerables. 21%. El electorado de Massa.
Pero la provincia
está perdida porque la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, notable
macricaputista de Cambiemos, le ganó 40 a 35 a Aníbal, El Neo Corach.
En adelante, para
el ballotage, Scioli podría emprender la campaña más liviano. Sin el peso del
candidato condenado por la mediología. Pero condenado al fin.
Un funcionario
solvente y eficaz -Aníbal- transformado en un mal candidato. Se asociaba su
imagen a la idea de lo peor. Al extremo de simbolizarse una lucha desigual.
Descompensada. Entre la transparencia de Heidi y la concepción del Mal.
Los fighters
(peleadores) suelen ser básicos, necesarios, fundamentales para cualquier
esquema. Pero por la específica condición de peleadores, de los que “la bancan
todas”, por lo general no sirven como candidatos presentables. Sin embargo La
Doctora, obstinada, lo sostuvo. Rescatable para la ética de la lealtad, pero
reprochable cuando se trata de ganar elecciones. El mecanismo para conquistar,
o mantener, lo esencial de la actividad política. El poder.
Varas selectivas
La mediología signa
la magnitud del cansancio que registra el peronismo. Movimiento paralizado que
reserva un agotamiento para cada generación.
El periodismo
militante de los grandes medios, en alza, se empecina ahora en destruirlo.
Mientras esta versión patológica -el cristinismo- responde con periodistas
militantes oficiales, que tienen, en general, menos alcance. Ni gran poder de
fuego ni envergadura.
Para colmo, la
guerra equivocada, absurdamente plantada contra el Grupo Clarín, está perdida.
Y culmina el ciclo espantoso con un Clarín soberbiamente fortalecido, golpeado,
liderado por septuagenarios gastados, pero victorioso (ver “Deseos de invadir
Polonia”). En condiciones de bajar línea y cobrar en las próximas ventanillas.
Mientras tanto, el prestigio del peronismo se encuentra rigurosamente
desmoronado.
Las varas hoy son
tendenciosamente selectivas. Por ejemplo la señora Carrió, La Demoledora, le
dijo en público a Miguel Del Sel, El Midachi, que fue candidato en Santa Fe: “A
usted le robaron la elección”.
En todo caso -de
ser cierto- los fraudulentos eran los socialistas. Y eso nunca, no cerraba.
¿Cómo se va a acusar de fraude a la izquierda mormónica?
En cambio, en
Tucumán, por las irregularidades folklóricas, la mediología armó un escandalete
extraordinario. Se trataba de la gran idea fuerza: pulverizar al peronismo.
Entonces cerraba. Debía demonizarse el norte, bastión principal. La prédica
armonizada con un minucioso diseño, y fue aceptablemente exitosa.
Al peronismo le
comieron un viejo alfil. Jujuy.
Las cartas están en
la mesa, las reglas del juego son claras.
Si gana Macri, con
su onda irresistible y su viento favorable, es el triunfo de la democracia. La
prueba de que “se puede cambiar”.
Si el peronismo en
cambio toma el Avivol, suelda sus fragmentaciones, se recupera y gana Scioli,
es el triunfo del fraude.
La continuidad del
fracaso. La vigencia de lo horrible. La permanencia de los “feos, sucios y
malos”. “Peronchos” chorros.
Y aquel que impugne
semejante dialéctica, o al menos la describa, está condenado.
Es el eterno
melancólico que entabla una batalla sólidamente perdida contra la modernidad
líquida.
La derrota
purificadora
Para ganar, Macri
necesita los votos de los peronistas críticos del kirchnerismo. Los que votaron
por Massa, El Renovador de la Permanencia, y De la Sota, El Cuarto Hombre.
Cabe consignar que
peronista crítico del kirchnerismo en ningún momento puede identificarse con el
antiperonismo. Con el neo-gorilismo que promueven los antikirchneristas
pasionales. Los que utilizan a Macri como escudo.
Los hartos que
canalizan el hartazgo en Macri. Emblema de la “esperanza”. “Se puede cambiar/
se puede”.
La segunda vuelta
se decide entre este 21%. El electorado de Massa.
La Banelco de Macri
debe conseguir que Massa y De la Sota no sean captados, tan sólo, para la
vaguedad del “cambio”.
Ambos deben
persuadir a los peronistas críticos que para salvar al peronismo, en la
patológica versión kirchnerista, debe ser derrotado.
Como si la derrota
fuera, más que el fuego, el elemento purificador.
Quien votó a Scioli
o Macri, el 25/O, va a votarlos de nuevo el 22/N.
Si los puntitos de
Stolbizer, La Vecina Adorable, van hacia Macri, y el puntito de Rodríguez Saa,
El Alma de la Puntanidad, hacia Scioli, se marcha al tiempo suplementario en un
empate.
El decisivo 21% de
Massa y De la Sota es el que desempata.
Los peronistas
críticos que deben escoger entre La Purificación de la Derrota -el cambio que
propone Macri-, o ser fieles a los preceptos, insistir con las botas puestas y
desde el Peronismo Vegetal marcarle límites al neo-gorilismo. Si es que Scioli,
La Doctora, Aníbal y los fragmentarios toman inmediatamente Avivol -en ayunas,
efecto prolongado- y se dejan de clavarle al adversario las acusaciones más
elementales, estéticamente sucias, abominables.
Gabriel Gasave en El Independent
http://independent.typepad.com/elindependent/2015/11/elecciones-en-argentina-la-canalizaci%C3%B3n-del-hartazgo.html
Gabriel Gasave
ggasave@independent.org
@ElIndependent
Oakland, California – Estados Unidos.
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