A
la deserción del (ahora ex) Fiscal Franklin Nieves, se suma recientemente el
testimonio de una de las expertas en peritaje que intervino en el caso de
Leopoldo López. La profesional asegura que fue presionada y que el análisis que
realizó fue modificado a efectos de contribuir con la condena de López.
Progresivamente
en los últimos años, hemos visto cómo han ido a parar a los Estados Unidos
varios y variados funcionarios del régimen chavista. Cada uno ha venido
brindando confesiones y detalles sobre la realidad - sin duda cada vez más
impresionante - de los procederes de quienes detentan el poder en Venezuela
desde hace 17 años.
A
simple vista, pareciera que las lealtades se han ido quebrando.
Sin
embargo, me pregunto... ¿realmente esas lealtades existieron alguna vez?
La
lealtad se relaciona con el cumplimiento de leyes y normas asociadas al honor.
La lealtad es uno de los valores más admirables que se desenvuelve en la
conciencia y que implica cumplir con un compromiso con el prójimo, aun frente a
circunstancias cambiantes o adversas.
Sin
embargo, en lugar de lealtad, lo que yo veo son otras cosas.
Por
ejemplo, en lugar de lealtad, veo oportunismo. Son miles los funcionarios
chavistas que vieron la maravillosa oportunidad de lucrarse y hacerse
multimillonarios. Mediocres personajillos que de no haber sido por esta
malnacida "revolución" no hubieran destacado en ninguna actividad
decente y productiva.
Más
que responder "lealmente" a Chávez, la atención de estos ha estado
siempre puesta en los negocios turbios, en las comisiones y en el saqueo de los
dineros de los venezolanos.
En
lugar de lealtad, veo complicidades. Pillos que se juntan para, en nombre del
socialismo, la revolución y especialmente la famosa Patria, tomar por asalto
las arcas del Estado y vaciarlas.
Han
hecho cómplices de sus trapacerías a amistades y relaciones familiares. Y esto
simplemente por un asunto de mera conveniencia, al presumir que, con el amigo o
familiar de por medio en funciones de testaferro, las probabilidades que les
echen “la partida para atrás” se reducen.
En
lugar de lealtad, veo cesión al chantaje. Por ejemplo, es bien conocido que
Chávez usó como estrategia la de dejar robar a una buena cantidad de militares
de diversos grados. Los estimuló e incentivó a corromperse. De esta forma, les
montó a cada uno su respectivo expediente con el cual a futuro chantajearlos en
caso de observar en ellos algún tipo de debilidad.
De
otra forma nadie se podría explicar casos como el de un General de cierto
renombre, bastante aficionado a la represión, vive cómodamente en la
urbanización más lujosa del sureste de Caracas, dispone de vehículos y motos a
placer y cuenta con chef particular (con sombrerito y todo) así como de seis
personas en funciones domésticas. Una muy buena vida, sin duda.
En
lugar de lealtad, veo miedo a las amenazas recibidas. Y no se trata de amenazas
menores. El carácter altamente delincuencial de los personajes que han
controlado a Venezuela los lleva a no detenerse en pequeñeces: las amenazas son
de muerte o similares contra quien les “falle” o contra los familiares de
estos. Para muestra un botón: los casos del fiscal Anderson y del Diputado
Serra.
En
resumen, la palabra lealtad y lo que ella supone, como es el honor, le quedan
demasiado grandes a estos malandros.
Cuando
el barco se hunde, las ratas huyen.
Bernard Horande
bhorande@gmail.com
@bhorande
@APlumazoLimpio
Miranda
- Venezuela
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