sábado, 7 de noviembre de 2015

JUAN CARLOS BERMÚDEZ REYES , PRESIDENTE SANTOS COLOMBIA NO ES SUYA,

RUBEN D. ACEVEDO C. 
En teoría un país democrático no puede ni debe ser gobernado ni a las patadas ni como se le venga en gana al presidente. Juan Manuel Santos pertenece a esa estirpe de la oligarquía capitalina y centralista que piensa y actúa como si Colombia fuese un objeto de su propiedad.

Se queja de que buena parte de la opinión pública y la Oposición no validen su forma de gobernar siendo que el disenso es normal en cualquier democracia. En el tema de la paz, por ejemplo, en los tres años largos que han durado los encuentros con las FARC, en vez de hacer caso a las observaciones y críticas que se le hacen a su actitud débil y entreguista, responde reafirmándose más y más en el absurdo empeño de ceder sin consideración a las exigencias de las FARC.

Después de mucho insistir que no se tratarían temas de la Agenda Nacional, de que no habría impunidad, que habrá entrega de armas, que no se modificaría la Constitución, que su gobierno respetaría los convenios internacionales sobre Justicia, termina dándole la espalda a esa opinión crítica al poner en marcha propuestas como, firmar acuerdos incompletos y comprometedores como el que firmó torpemente en La Habana dejándose llevar por la vanidad de la gloria, o los proyectos de reforma constitucional con los que pretende alterar la separación y la composición de los poderes públicos y dotarse de poderes sin control y sin límites.

Los gremios del país hicieron público la semana pasada un documento serio, bien escrito, respetuoso y sobre todo, bien argumentado, sobre los asuntos en los que al parecer se debe tener sumo cuidado en las negociaciones de paz. Advierten que el Estado no se debe poner en plano de igualdad con las guerrillas porque eso significaría deponer su legitimidad y otorgársela a los grupos irregulares.

A los empresarios del país les preocupa con razones de peso, que el gobierno, en aras de la paz, termine poniendo en peligro el principio de la propiedad privada, que se negocie el modelo económico, la integralidad de nuestra Justicia y la anulación del Congreso en su función legislativa. El Consejo Gremial Nacional llama la atención sobre la pretensión de las guerrillas de enjuiciar a más de medio país incluyendo a empresarios, gobernantes, dirigentes políticos, oficiales de las Fuerzas Armadas, y que ellas terminen imponiendo su versión sobre el conflicto. Se equivoca en grado superlativo el presidente Santos al declarar ante los medios que recibía con agrado el respaldo de los gremios con el ánimo de enturbiar y disolver el espíritu crítico del documento.

Asusta sobre manera y deja muy mal sabor que los medios, de consuno, hayan omitido informar con la debida amplitud sobre el contenido del documento en cuestión. Tal parece que lo expresado en ese texto no vale la pena que sea conocido por la sociedad, peor aún, que el silenciamiento de los medios sea una expresión de un grosero y cínico control de los medios por parte de un gobernante que ha dado pruebas fehacientes de sus artes y mañas para engañar, cambiar el sentido de las nociones y de las palabras, manipular los resultados electorales con altas dosis de “mermelada”, y ahora con su total indiferencia ante el oso protagonizado en La Habana el pasado 23 de septiembre.

El control de los medios con publicidad oficial de verdad que es una de los peores legados de este doble mandato. Representa el peligro de entrar en la onda chavista que destruye su misión con garrote o con zanahoria según las circunstancias, y justificando la anulación de la libertad de prensa con el peregrino argumento de defender la libertad de prensa “juiciosa y responsable”.

Estamos pues, ante un mandatario y un gobierno sordo al clamor nacional mayoritario para  que se firme la paz pero sin caer en el entreguismo subyacente en la filosofía del filósofo Sergio Jaramillo. Estamos ante un presidente que ha convertido el ideal de la paz en un tema personal como si estuviera jugando su billetera en un casino y no la suerte de un país que mira con temor que por satisfacer a una guerrilla prepotente su jefe de gobierno produzca el quiebre de la institucionalidad y una división irreparable de las fuerzas políticas y sociales que han defendido la institucionalidad.
http://ventanaabierta.blogspirit.com/archive/2015/10/25/presidente-santos-colombia-no-es-suya-3058591.html

Enviado a nuestros correos por
Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co

@darioacevedoc
Colombia

Juan Carlos Bermúdez Reyes,


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